▷ ANÁLISIS de EL CUERVO »【Edgar Allan Poe】 Nunca Más...

Análisis de El Cuervo – Edgar Allan Poe

¿De qué trata El Cuervo? Interpretación y significado

El Cuervo de Edgar Allan Poe es un poema que difiere de lo que muchos creen y catalogan como terrorífico, dada la vida de fracasos amorosos, el alcoholismo, depresiones y algunas obras (de novela negra) de este maravilloso autor. Resulta que “El Cuervo” es un poema narrativo y romántico, que flota en lo sobrenatural. Específicamente sobre momentos de incertidumbre y nubes oscuras, “al filo de la media noche” cuando se presenta el profundo amor que siente el alma de un hombre por su amada Leonor.

Es un poema de la literatura fantástica que trata sobre el significado de un amor truncado por la muerte de su amada. Es narrado en primera persona, por un protagonista dubitativo y confuso, y un cuervo que representa la sabiduría y el conocimiento. Este cuervo deja continuamente perplejo a nuestro hombre ante sus múltiples preguntas. Con una única respuesta: “Nunca más”.

Frustrado por no hallar otras respuestas del cuervo ante su gran pregunta de volver a ver a su amada, intenta espantar al pájaro, cosa imposible, pues quedará para siempre sobre el dintel de la puerta, en el busto de palas Atenea, (Una de las principales Diosas del Panteón Griego), símbolo de la sabiduría, para recordarle que su solicitud es imposible: “Nunca más” será nuevamente la respuesta.

Hay que destacar que el poema, aunque posee muchos símbolos misteriosos que hacen fondo a la narración, destaca sobre manera el simbolismo de un profundo, dedicado y devocional amor, de un alma irracionalmente enamorada hacia su Leonor.

Es considerado una obra cumbre, que le dio al poeta Poe reconocimiento mundial. La obra pertenece al romanticismo del siglo XVIII y mitad del siglo XIX, época en la que destacan héroes románticos, melancólicos, solitarios, y heroínas que podrían ser ángeles o demonios. El poema se publicó por primera vez en 1845, dos años antes de la muerte de su gran amor Virginia. El Cuervo era un anuncio a la muerte de Virginia, su devoto amor.

En resumen, podemos afirmar que es una de las poesías más conocidos de la lengua inglesa y gracias a la traducción de Julio Cortázar aquí lo presentamos para ti.

Poema «El cuervo» / «The Raven»

TRADUCCIÓN: JULIO CORTAZAR

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” (refiere al más allá)
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
respiro y alivio de mis recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepenthe
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica!
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

Análisis de “El Cuervo» de Edgar Allan Poe

Sobre el Autor

Edgar Allan Poe: norteamericano nacido en la ciudad de Baltimore, un 19 de enero de 1809 – Fallece el 7 de octubre de 1849. Fue poeta, periodista, crítico literario. Reconocido como uno de los más importantes conocedores del relato. A tal punto de ser considerado hoy por hoy un maestro universal del género cuentista. Entre sus obras destacan: El gato negro, El pozo y El péndulo, El corazón delator y poemas como El Cuervo, Alone, Las campanas y Lenore entre otros. También se le considera creador del genero policial.

Interpretación estrofa por estrofa:

Vamos a comenzar, recordando que es un poema narrado en primera persona que proyecta todo el dolor y pena que este autor vivió a lo largo de su existencia, el cual transfiere en múltiples escritos. Específicamente en este poema “El cuervo” el autor nos remite a conocer la consecuencia de la irremediable muerte de un ser amado.

Es un poema de 18 estrofas. En las primeras estrofas el autor nos presenta a un personaje viviendo un duelo, que, sumido en la lectura de un libro de ciencias, adormitado por ser la medianoche, de un frio diciembre. Escucha un toque en la puerta de su habitación. Él piensa que se trata de un visitante, reflexiona sobre quién será, pareciera no darle tanta importancia, pues su duelo por la pérdida de su Leonora lo atormenta constantemente.

“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Está lleno de angustia y espera con ansias un nuevo día. Buscando “tregua a su dolor”. “Virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.”. Vuelve a preguntarse si es un visitante el que quiere entrar a su cuarto. 

Mas adelante el poema nos presenta al hombre abriendo la puerta, de par en par, temeroso y soñando, balbuceando el nombre de Leonora…Pero no ve nada solo oscuridad.

“Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza”
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.”

 Al abrir la puerta; Furtivo, batiendo sus alas hace su aparición un segundo personaje “El cuervo”. El hombre sorprendido se pregunta ¿será un mensajero del más allá? El cuervo vuela y se posa sobre un busto de Palas (suponemos Palas Atenea símbolo de la sabiduría en la mitología griega), y allí se queda inmóvil y nada más. Su entrada es como la presencia del villano en una historia.

Hay una gran ambivalencia, aún no sabemos nada. La racionalidad y la fantasía comienzan a hacer su trabajo en el lector y en el pensamiento del personaje enamorado y atormentado. Dejándonos la inquietud de saber más. Podríamos decir que es un momento en que el personaje lirico y nosotros nos unimos en uno solo ser, que quiere saber lo que está ocurriendo. Este momento poético es maravilloso pues vivimos lo que vive el personaje. ¿es real o imaginación?

Podemos presumir por ese amor impetuoso y desbocado que muestra nuestro personaje que es un hombre joven y apasionado por su Leonor. Y en su ansiedad pregunta con molestia y sarcasmo nuevamente al cuervo: ¿Cuál es tu nombre?…

“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” (Refiere a mensajero del inframundo o mensajero del más allá)
Y el Cuervo dijo: “Nunca más”

Sorpresa y asombro por ese pájaro que puede hablar, reflexiona el hombre. Aunque poco valor tiene su respuesta para él. “Nunca más”. Sin embargo, estas palabras serán claves en la historia de su vida. Pues el cuervo muestra un extraño poder con sus palabras.

En los siguientes versos encontramos a un hombre sentado en un sillón de terciopelo “acariciado por la luz de la lámpara”. Triste, entregado, metido en un agujero su corazón, llama al pájaro demonio, cosa diabólica, para luego casi suplicante llamarlo profeta y le dice; “Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!”

Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

Esta parte del poema es muy importante pues usa el termino profeta; que refiere a un ser que dice la verdad, que hace predicciones por inspiración divina, enmarcado en características religiosas. y También nos habla del bálsamo de Galaad.  (Bálsamo que aparece referido en el viejo y nuevo testamento para curar), y le pide respuesta al cuervo para que le diga si podrá sanar está herida de amor, en la que sufre su cuerpo y alma por la pérdida de su amada Leonor.  ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

Luego continua el poema:

¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

Por más súplica que haga nuestro hombre a Dios, por más ilusión de encontrarla en el Edén, por más esperanza que quiera tener, ¿cuál es la respuesta que obtiene del busto de la sabiduría? en el poema representada por el cuervo. …“Y el cuervo dijo: “Nunca más.”. Es indudable aquí un quiebre definitivo en la historia que una vez más ratifica que se trata de un amor truncado para siempre.

Entonces el hombre lo enfrenta decidido, le pide al cuervo que aparte su pico de su corazón y que se vaya, es una súplica para que lo deje en paz en su solitario dolor cuando dice:                                                                                                                                         

Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.                     (Busto de la sabiduría)
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

Al final; Gana el cuervo. Se queda para siempre como idea fija, en la mente del enamorado que sufrirá ese dolor solitario y atormentado. Pues “Nunca Más” será un pensamiento constante para recordarle que jamás verá a su radiante amada Leonora. Y su alma como una “sombra que flota en suelo” solo tendrá la locura y la muerte.

Figuras Literarias

  • Imágenes: (Universo simbólico en una noche que está llena de ansiedad y temor). Noche tenebrosa, invernal, ventosa, color violeta de los tapizados, una sala de arquitectura antigua. El cuervo negro. Busto de Palas.
  • Metáfora: “Al filo de una lúgubre media noche”. “Gélido diciembre”. “El crujir triste… de las cortinas”. “Pájaro de ébano”, “Hundiéndome en el terciopelo”, “Ojos como tizones encendidos”, “Acariciado por la luz de la lámpara”, “Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral”.
  • Prosopopeya: (se dan características humanas) “Y con aires de gran señor o de gran dama”, “Y el cuervo dijo; Nunca más”. “–Miserable-dije-.”
  • Símil: (porque hay comparaciones). – “¡Profeta! – exclamé-, ser malvado, ¡cosa diabólica!, seas pájaro o demonio, morada espectral, torvo plumaje. Enviado por el tentador o arrojado por la tempestad.”
  • Anáfora: (repite palabras en el mismo verso).  Dime en verdad te lo imploro, hay dime, hay bálsamo… ¡Dime, dime te imploro!
  • Epíteto: (porque describe, califica al protagonista) “Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido,…” “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora! “Apenas esto fue, y nada más. “una santa doncella llamada por los ángeles Leonora”. “…Y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo…”
  • Hipérbole: (Porque exagera) El aire… denso, perfumado…mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.

Composición, Rima y Ritmo

La rima del poema en inglés se construye de la siguiente manera: ABCBBB.

El poema está compuesto por 18 estrofas de 6 versos cada una. Generalmente la métrica trocaica octometra.

Edgar Allan Poe, sin embargo, afirmó que el poema era una combinación de octómetro acataléctico, heptámetro cataléctico, y tetrámetro cataléctico.14 El esquema rítmico es ABCBBB y hace gran uso de la rima interna («dreary» y «weary»; «Once upon» y «while I pon-») y de la aliteración («Doubting, dreaming dreams…»).

Más análisis

6 comentarios en «Análisis de El Cuervo – Edgar Allan Poe»

Deja un comentario