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El arte de Miguel Ángel Buonarroti

EL Juicio Final de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

EL Juicio Final de Miguel Ángel o Juicio Universal es una de las últimas obras maestras del artista renacentista. Es una obra que nada tiene que ver con las figuras clásicas del techo de la bóveda. Todo el conjunto está influido por una compleja época en la historia de Roma y el Papado.

El contexto del Juicio Universal de Miguel Ángel

El artista de Florencia culmina su trabajo como pintor de la Capilla Sixtina con la intervención en el testero. El ambiente en Roma y en la cristiandad había cambiado. El catolicismo había entrado en una crisis tras el éxito de la Reforma de Lutero en 1517 y las tropas del Sacro Imperio Romano Germánico, a la vez que defendieron los Estados Pontificios, saquearon Roma en 1527.

El papa Clemente VII encargó en 1535 una pintura al fresco en el muro del altar de la Capilla Sixtina. El tema del Juicio Final indicaría el camino de los católicos hacia la salvación en los duros momentos en los que se combatía desde Roma la Reforma Protestante.

Miguel Ángel ejecutó el trabajo entre 1536 y 1541, que consagró el siguiente pontífice, Paulo III.

Iconografía del Juicio Universal de Michelangelo

El Juicio Universal de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, también conocido como Juicio Final, representa la Segunda venida de Cristo y el Apocalipsis. No existe el orden, la estructura y la armonía de la bóveda con las escenas del Génesis.

Sin embargo, tras un aparente caos de cuerpos que flotan por el cielo, existe una composición cuidada. El centro lo ocupa la figura de Cristo, sin barba, muy musculoso, con su madre la Virgen María, que parece que rechaza su determinación y violencia. Alrededor de ellos están los santos, representados por los atributos o instrumentos de su martirio.

Unos ángeles superiores, en la zona de los lunetos, portan los elementos de la Pasión de Cristo: son muy fácilmente identificables la Cruz y la columna donde Jesucristo fue azotado. Otros ángeles se ubican bajo el grupo de santos. Portan trompetas, que hacen sonar para despertar a los muertos: es la hora del Juicio Final.

En la zona inferior hay un paisaje que representa a la Tierra. En su parte izquierda, los muertos salen de sus tumbas, llamados por el sonido de los ángeles para que acudan al juicio de sus almas. Algunos ángeles suben las almas de los difuntos hacia la escena superior, para ser juzgadas y quizá para acabar en la gloria de los salvados. A la derecha, separados por un río donde navega Caronte, el barquero que lleva las almas al Hades en el mundo clásico, está el infierno, lleno de demonios y de terribles luces incendiarias.

Michelangelo Buonarroti presenta la escena del Juicio Final con una visión atormentada de su vida, desde el centro mismo de la cristiandad católica, sumido en una crisis terrible. Es una representación del temor a Dios, una figura que parece que asuste incluso a su madre, la Virgen. No hay nada que recuerde a la belleza del techo de la Capilla Sixtina, tanto en lo estético como en la elección positiva del tema.

En cuanto al estilo, se acentúan los volúmenes musculosos de las anatomías desnudas. Los cuerpos siguen con su animación interna, su “terribilitá”; con sus posiciones retorcidas, sus contrapostos exgerados. Los colores no son tan brillantes como en la bóveda, aunque se mantiene una fuerza cromática.

La polémica de los desnudos de Miguel Ángel en el Vaticano

Que se trataba de una época diferente lo explica mejor la anécdota de la censura que tuvieron los frescos de Miguel Ángel nada más descubrirse. El cardenal Gian Pietro Carafa encabezó una campaña que exigía borrar los frescos, ya que no era decorosa la presencia de tantos cuerpos desnudos en un lugar santo, donde se escogen los líderes de la Iglesia. En 1564 el pintor Daniele da Volterra recibió el encargo de cubrir con paños los cuerpos sin ropa: ese trabajo le confirió el nombre de “Il Braghetone”, que se traduciría como “Pintacalzoncillos” o “Pintabragas”.