La infanta María Luisa Teresa de Borbón, luego duquesa de Sessa
1834. Óleo sobre lienzo, 62 x 46,5 cmNo expuesto
Retrato de María Luisa Teresa de Borbón (Aranjuez, Madrid, 1824-Madrid, 1900) en el que la infanta, de diez años de edad, posa ante un paisaje umbroso y sostiene cuidadosamente una rosa con la mano izquierda, mientras que con la otra toma la falda de su vestido con párvula timidez, repitiendo un típico gesto cortesano de ofrecimiento. Esta obra sobresale dentro de la amplia producción de Esquivel por la exquisita delicadeza de su factura que matiza la vaporosa vestidura de la niña por medio de tenues veladuras. Ataviada con un vestido largo blanco con mangas abullonadas y con un elegante peinado de moño alto con bandós por detrás de las orejas que terminan en bucles, la infanta lleva discretos adornos de joyería, apropiados a su edad y condición. El maestro sevillano, que fue sin duda el mejor dotado retratista infantil español de su generación, captó la ternura y la modestia del carácter de la retratada, a quien supo además conferir un aire de suave naturalidad. Cabe pensar que esta pintura fuese encargada con un destino estrictamente privado, de manera que su familia pudiera recordar siempre a la niña de tan tierna edad. Los tonos dorados con que se ilumina la figura y su efectista claroscuro, se relacionan con la tradición barroca hispalense en la que muy a menudo se inspiraron tanto Esquivel como otros artistas andaluces contemporáneos. Sin embargo, el modelo formal del retrato, original en el panorama de la pintura española -que ubica a una persona de alta dignidad lejos de cualquier interior palaciego e instalada en un paisaje campestre-, procede directamente de la tradición inglesa, tan apreciada en Andalucía y que el sevillano empleó abundantemente durante toda su carrera. A todo ello hay que sumar también la originalidad del formato, de tamaño académico o pusinesco, muy escaso en la pintura española de su tiempo.
En 1834 Esquivel, recién llegado a Madrid, se hacía hueco como retratista en la corte isabelina durante la regencia de María Cristina de Borbón. La particular afición de la reina madre por la pintura sevillana, así como por la miniatura, colocaron al pintor en muy buena posición tanto en el mercado artístico de la capital como en los ambientes cortesanos. Así alcanzó a retratar a la cuarta esposa de Fernando VII y pintó varios retratos de marcado carácter privado y de muy interesante y original iconografía de sus hijas Isabel y Luisa Fernanda, primero por separado (colección particular) y luego juntas y abrazadas en un jardín (Sevilla, Reales Alcázares). Por estas fechas comenzó también a pintar a otros miembros de la familia real, lo que haría desde entonces ininterrumpidamente. Entre ellas destaca el espléndido retrato de la infanta María Josefa Fernanda de Borbón, fechado en 1856 (Madrid, Real Academia de la Historia), hermana de la niña retratada en este lienzo. La infanta María Luisa Teresa del Carmen Francisca de Asís de Borbón (1824-1900) era la quinta hija del infante Francisco de Paula de Borbón, duque de Cádiz, y de María Luisa de Borbón, princesa de las Dos Sicilias. Éste, que era hijo de Carlos IV y hermano de Fernando VII, tuvo otros once vástagos y su primogénito, Francisco de Asís, casó en octubre de 1846 con su prima hermana la reina Isabel II. La infanta Luisa Teresa, por su parte, contrajo en 1847 matrimonio morganático -a causa del cual se vio obligada a renunciar a sus eventuales derechos sucesorios-, con José María Osorio de Moscoso (1828-1881), XVI duque de Sessa, del que dio a luz tres hijos. El primogénito vino al mundo en el Palacio Real de Madrid, recibió el nombre de su regio tío, Francisco de Asís (1847-1924), y casó en 1873 con María del Pilar Jordán de Urríes (1852-1924), marquesa de Ayerbe. Sus dos hermanos fueron Luis María (1849-1924), marqués de Ayamonte, y María Cristina (1850-1904), duquesa de Atrisco (Texto extractado de G. Navarro, C. en: El retrato español en el Prado. De Goya a Sorolla, Museo Nacional del Prado, 2007, p. 110).