Embaucadores (2023), de Benjamin Caron

Tom regenta una librería muy “cool” en el “downtown” neoyorquino, y un día entra una joven muy atractiva, Sandra, que está haciendo la tesis sobre el afrofeminismo en la literatura estadounidense. Flechazo instantáneo, se enamoran. Pero la pobre Sandra tiene un problema, un hermano metido en líos y unos gángsteres que le reclaman una cuantiosa deuda que no puede pagar. Por suerte, Tom es hijo de un millonario, así que... De Tom a Sandra, de Sandra a Max, de Max a Madeline, toca conocer a varios habitantes de la Gran Manzana, de intenciones y objetivos más que dudosos.

Una película de timadores, producción de la pujante compañía A24 y lanzada en Apple TV+, que juega la baza de la sofisticación y que al contrario que la mayoría de los filmes, pide al espectador que mantenga todo el tiempo su incredulidad, porque el interés se sostiene dudando de los personajes, de los afectos y sentimientos que albergan unos hacia otros, y en definitiva de si les mueve más el amor o el dinero, si se preocupan de los demás o simplemente de culminar un engaño que para algunos se trata de algo casi adictivo, un “modus vivendi” al que no puede renunciar. El guión de la pareja Brian Gatewood y Alessandro Tanaka con personajes de dudosa moralidad, pero con los que puedes empatizar, está bastante más logrado que el de su film más conocido, la olvidable comedieta El canguro. Las sorpresas lo son relativamente, pero funcionan de modo razonable.

Aunque de ritmo discutible –los primeros 20 minutos descolocan–, Benjamin Caron, conocido como director televisivo de capítulos de series como The Crown, Sherlock y Andor, consigue el objetivo de entretener con un buen plantel de actores y una atmósfera conseguida, gracias en gran medida a la fotografía de Charlotte Bruus Christensen y la partitura de Clint Mansell. Lo hacen bien en la interpretación los maduros Julianne Moore y John Lithgow, casi sin despeinarse, pero también los más jóvenes Sebastian Stan, Justice Smith y Briana Middleton.