Puede que 'Dune' goce de cierta condición de maldita, pero Hollywood está dispuesto a volver a intentarlo. La novela de Frank Herbert vuelve a la gran pantalla de la mano de Denis Villeneuve, con un elenco de escándalo (Timothée Chalamet, Zendaya, Oscar Isaac, Javier Bardem, Josh Brolin...) y la promesa de hacer por fin justicia a una de las novelas de ciencia ficción más influyentes y queridas del siglo XX. ¿Su único precedente que consiguió llegar a la gran pantalla? 'Dune' de David Lynch, estrenada en 1984 y un auténtico fracaso de crítica y público, aunque el tiempo también le ha concedido unos cuantos defensores. ¿Qué fue mal con esta ambiciosa producción de Universal Pictures? ¿Y cómo puede Villeneuve evitar sus peores errores?

La historia (que también pudo verse en una miniserie de SyFy emitida a principios de los 2000) será la misma, y con la que muchos ya estarán familiarizados: seguimos a Paul Atreides, el heredero de dinastía a la que se encarga la explotación del planeta Arrakis, también conocido como Dune. Este lugar es muy especial, porque es el único lugar de la galaxia donde se puede obtener la especia, una sustancia poderosa que actúa como combustible de los viajes espaciales y las extraordinarias habilidades psíquicas de algunos colectivos. En definitiva, esa droga significa poder y control del imperio, y por eso los Atreides serán objeto de ataques y traiciones, especialmente por los anteriores gestores del lugar, los Harkonen. Desterrado a los peligrosos desiertos del planeta, Paul tendrá que convertirse en el Mesías que los nativos del lugar, conocidos como Fremen, llevan esperando mucho tiempo. Y en lo que él mismo lleva tiempo viendo en sueños.

A la espera del estreno de la nueva 'Dune' el próximo 17 de septiembre, retrocedemos casi cuarenta años para analizar los tropiezos de David Lynch al mando de la adaptación de la novela, desde sus encontronazos con los productores hasta la resultante simplificación (o, directamente, desaparición) de los temas más importantes de la historia.

dean stockwell, francesca annis y david lynch en el set de dune
Nancy Moran//Getty Images

Un choque de perspectivas: De Laurentiis vs Lynch

La verdadera receta para el desastre en cualquier producción cinematográfica (o de cualquier tipo) es no ponerse de acuerdo en la visión de la película. El cine es un trabajo en equipo, y requiere de todos sus engranajes para funcionar a la perfección. Pero lo que podríamos encontrar un día cualquiera en el rodaje de 'Dune' es a David Lynch tratando de plasmar su estilo en el material de Herbert mientras el productor, Dino de Laurentiis, simplemente quería un nuevo bombazo 'sci-fi' al estilo de 'La guerra de las galaxias'.

Un reportaje del New York Times publicado en 1983 dejaba evidencias claras de estas desavenencias. La producción estaba siendo una batalla constante, y es que sus dimensiones, como apuntó el diario norteamericano desde el set de rodaje en México, eran considerables: "Las estadísticas y la logística podrían describir una guerra en lugar de una película. Hay 53 personajes que hablan en la ficción, 20.000 extras, cuatro planetas distintos por crear, casi 70 decorados por construir y derribar, 900 hombres y mujeres que han trabajado como parte del equipo en un momento u otro durante el último año. 200 de esos hombres se pasaron dos meses gateando con sus manos y rodillas sobre tres millas cuadradas de desierto para limpiarlo de serpientes de cascabel, escorpiones y cada centímetro de cactus".

dune
Universal

'Dune' fue, sin duda, una producción faraónica. El resultado fueron accidentes de todo tipo (como recuerda la productora Raffaella de Laurentiis, "durante el primer mes y medio, el 15% del equipo estaba en el hospital"), animales muertos a lo largo de las localizaciones y escenarios, problemas con las aduanas para transportar recursos de primera necesidad y otros materiales necesarios... Y, con todo, lo peor era que los productores no sabían ni les interesaba lo que Lynch estaba intentando hacer con la historia. Recordaba en el NYT el productor Tony Masters: "Si David ve algo que parece de alguna manera normal, quiere cambiarlo. Odia todo lo que se parezca a Star Wars o cualquier otra película que se haya hecho antes. Se le ocurren las ideas más raras que no tiene sentido. Cuando las ponemos, sí tienen sentido en el esquema general. Eso es lo que hace gente como Picasso". No nos queda claro si Masters le estaba halagando o quejándose como fruto de la pura desesperación.

Sin embargo, quizás el problema no eran las excentricidades artísticas de Lynch, sino la falta de libertad y confianza que le otorgaron sus productores. Quizás la 'Dune' de 1984 hubiese sido una obra maestra si hubiesen dejado al cineasta hacerla a su manera. Aunque eso es algo que nunca sabremos.

dune
Universal

Demasiado contenido para tan poco tiempo

La primera batalla que David Lynch perdió como director de 'Dune' fue, quizás, la más importante: cuánto de la novela de Frank Herbert iba a adaptarse. Y es importante porque el universo que construyó el escritor sobre el papel es complejo, extenso y difícil de procesar en una película comercial de tan solo dos horas. Por eso el proyecto de Alejandro Jodorowsky duraba alrededor de nueve horas, por eso el mismo Herbert intentó sin éxito condensar su historia en un guion cinematográfico y por eso Ridley Scott abandonó la producción después de un año sin haber conseguido crear un guion con sentido. Después de estos intentos, Lynch luchó por adaptar solamente la mitad del primer libro, pero los productores le presionaron para que lo adaptase completo. Ahora, casi cuatro décadas después, Denis Villeneuve ha podido seguir el plan original de su predecesor con una trama mucho más reducida. Y todo apunta a que siempre ha sido la decisión correcta.

Las consecuencias negativas de tratar de adaptar toda la novela en una sola película son evidentes. La historia no se entendía, por lo que tuvieron que añadirse multitud de recursos para hacerla más accesible. Por ejemplo, los monólogos interiores de Paul y otros personajes, que fueron una exigencia de los productores. Aunque aportaron más información (en forma de susurros), seguían dando la sensación de ser un parche narrativo. Un intento de arreglar en posproducción un problema que era de base.

david lynch en dune
Universal

Y entonces llegó el montaje final, donde la guerra entre el director y los productores tuvo como claro ganador a los segundos. ¿Cómo no van a ganar quienes ponen el dinero? Según informaron fuentes de la época, el primer montaje de 'Dune' duraba cinco horas. Después del golpe de estado de De Laurentiis, se redujo a la mitad. Esa versión de menos de dos horas y media fue la que se comercializó en las salas de cine, y se estrelló estrepitosamente: recaudó casi 31 millones de dólares de la época, con un presupuesto de 40 millones. Dadas las expectativas y el tamaño de la producción, fue un fracaso estrepitoso se mire por donde se mire.

Desde entonces, circulan al menos tres montajes diferentes, incluida una versión extendida. Sin embargo, David Lynch rechazó ser acreditado en estos montajes, por lo que utilizó el nombre de Alan Smithee, que es el clásico pseudónimo que se utiliza en el cine cuando uno no está orgulloso del resultado final. "Empecé a venderme en 'Dune'", dijo Lynch en una entrevista. "Mirando atrás, no es culpa de nadie más que mía. Probablemente no debería haber hecho esa película, pero vi toneladas y toneladas de posibilidades para hacer cosas que amaba, y esta era la estructura en la que hacerlas".

dune remake
Universal

Los mensajes que se perdieron en la arena

Con todos estos problemas, no es de extrañar que el mensaje en el centro de la novela se perdiese en su traslación a la gran pantalla. Ya era toda una proeza para el espectador medio de la época enterarse de qué iba la historia. 'Dune' de Frank Herbert ha alcanzado el estatus que tiene gracias a cómo su escenario de ciencia ficción y fantasía hablaba al mismo tiempo de los problemas de su época y, también, avecinaba las guerras de poder del futuro. Además, para adaptar correctamente esta historia, hay que entender el relato a través de sus varias entregas, que hablan de la preocupación medioambiental, la revolución contra el imperialismo, las luchas de poder por los recursos naturales y el peligro de los falsos ídolos.

Como explicó el propio Herbert en un ensayo publicado en Omni Magazine en 1980:

"Concebí una novela larga, toda la trilogía como un libro sobre las convulsiones mesiánicas que periódicamente nos sobrevienen. Demagogos, fanáticos, estafadores, los espectadores inocentes y no tan inocentes, todos iban a tener un papel en el drama. Esto surge de mi teoría de que los superhéroes son desastrosos para la humanidad. Incluso si encontramos un héroe real (lo que sea, o quien sea), los mortales falibles eventualmente se apoderarán de la estructura de poder que siempre surge alrededor de tal líder. La observación personal me ha convencido de que en el área de poder de la política / economía y, en su consecuencia lógica, la guerra, la gente tiende a ceder toda capacidad de su toma de decisiones a cualquier líder que pueda envolverse en el tejido mítico de la sociedad"
kyle maclachlan en dune
Universal Pictures

Estas reflexiones del autor nos ayudan a entender por qué Paul Atreides, el protagonista de 'Dune', no debe entenderse como el héroe salvador libre de pecado. Y así es cómo se presentó en la versión de David Lynch, con una superioridad divina que contrasta con la lectura del material original, donde en realidad es el pueblo de los Fremen quien actúa de brújula moral de la historia. El escritor definía como uno de los grandes temas de su libro: "No cedáis todas vuestras facultades críticas a las personas en el poder, no importa cuán admirables puedan parecer. Debajo de la fachada del héroe encontrarás un ser humano que comete errores humanos. Surgen enormes problemas cuando se cometen errores humanos a gran escala al alcance de un superhéroe".

Por otra parte, sobre las relaciones entre la fantasía y la realidad, Herbert dijo: "Sí, hay análogos en 'Dune' de los eventos de hoy: corrupción y soborno en los lugares más altos, fuerzas policiales enteras perdidas ante el crimen organizado, agencias reguladoras asumidas por las personas que se supone que deben regular, la escasez de agua es una analogía exacta de la escasez de petróleo...". Todo esto, de una manera u otra, debe formar parte de un 'Dune' cinematográfico. Los fans sueñan con que llegue un elegido, un Mesías de Hollywood, para adaptar en condiciones la historia que ha marcado sus vidas. ¿Será Denis Villeneuve ese elegido?

Headshot of Mireia Mullor
Mireia Mullor

Mireia es experta en cine y series en la revista FOTOGRAMAS, donde escribe sobre todo tipo de estrenos de películas y series de Netflix, HBO Max y más. Su ídolo es Agnès Varda y le apasiona el cine de autor, pero también está al día de todas las noticias de Marvel, Disney, Star Wars y otras franquicias, y tiene debilidad por el anime japonés; un perfil polifacético que también ha demostrado en cabeceras como ESQUIRE y ELLE.

En sus siete años en FOTOGRAMAS ha conseguido hacerse un hueco como redactora y especialista SEO en la web, y también colabora y forma parte del cuadro crítico de la edición impresa. Ha tenido la oportunidad de entrevistar a estrellas de la talla de Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Zendaya y Kristen Stewart (aunque la que más ilusión le hizo sigue siendo Jane Campion), cubrir grandes eventos como los Oscars y asistir a festivales como los de San Sebastián, Londres, Sevilla y Venecia (en el que ha ejercido de jurado FIPRESCI). Además, ha participado en campañas de contenidos patrocinados con el equipo de Hearst Magazines España, y tiene cierta experiencia en departamentos de comunicación y como programadora a través del Kingston International Film Festival de Londres.

Mireia es graduada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y empezó su carrera como periodista cinematográfica en medios online como la revista Insertos y Cine Divergente, entre otros. En 2023 se publica su primer libro, 'Biblioteca Studio Ghibli: Nicky, la aprendiz de bruja' (Editorial Héroes de Papel), un ensayo en profundidad sobre la película de Hayao Miyazaki de 1989.