El vertiginoso ascenso de Jorge de Podiebrad

Rey Jorge de Podiebrad

Les ofrecemos la primera parte del relato sobre el rey Jorge de Podiebrad, estadista para los tiempos difíciles y político realista del siglo XV en el que se libraron en Bohemia enconadas luchas por la religión.

Rey Jorge de Podiebrad
El 2 de marzo de 1458 el repique de las campanas anunciaba en Praga la elección de Jorge de Podiebrad como rey de Bohemia. Por primera y última vez en la historia checa ceñía la corona un hombre en cuyas venas no corría sangre real.

Y por primera vez subía al trono en un país cristiano un monarca cuyo programa era impulsar la tolerancia entre ambas tendencias religiosas del país: los católicos y los utraquistas, llamados también calixtinos. En la Europa de entonces era algo inédito.

Después de largos años de encarnizadas guerras religiosas que habían ensangrentado el reino de Bohemia, Jorge de Podiebrad abogaba por la solución pacífica de los conflictos porque él vino al mundo bajo el fragor de las armas.

Jorge de Podiebrad nació en 1420. Sobre su madre no se sabe nada. ¿Sería un hijo natural? Por lo menos sus enemigos lo llamarían posteriormente “rey bastardo”.

Cuando Jorge llegó al mundo, su padre, procedente de la alta nobleza checa, tenía apenas diecisiete años. Era uno de los lugartenientes del jefe militar husita, Jan Žižka.

Husitas
El nacimiento de Jorge de Podiebrad coincidió con el estallido de las guerras husitas en el reino de Bohemia. Los husitas, seguidores de las ideas del reformador religioso Jan Hus, quemado en 1415 por herejía, libraban una guerra contra el minoritario bando católico. Luchaban, además, con las cruzadas que el Papa organizaba periódicamente contra los checos a los que consideraba una nación herética.

¿En qué consistía su herejía? En que por primera vez en la historia de la Europa cristiana una nación se negó a reconocer la autoridad del Papa y de la Iglesia Católica. Los “herejes checos” minaban con sus críticas y demandas los cimientos en los que asentaba el poderío mundano de la Iglesia.

Los seguidores de las ideas de Jan Hus exigían que la Iglesia renunciara a la riqueza y regresara a la pobreza de los primeros cristianos. La opulencia de la Iglesia Católica y la vida disoluta de los sacerdotes escandalizaba a los creyentes. Denunciaban que los curas tenían concubinas e hijos naturales y que los altos dignatarios eclesiásticos rivalizaban en lujo con los nobles más acaudalados.

En nombre de la reforma de la Iglesia y del auténtico cristianismo los seguidores de Jan Hus, llamados husitas, empuñaron las armas.

A los seguidores de la reforma de la Iglesia les unía el emblema del cáliz, símbolo de la comunión bajo las dos especies. Defendían el derecho a comulgar no sólo con el pan, sino también con el vino. El pan simbolizaba el cuerpo de Cristo y el vino su sangre.

Parece mera cuestión de rito, pero en el siglo XV la práctica de la comunión en las dos especies tenía un sentido revolucionario. En el rito católico sólo el sacerdote tenía el privilegio de beber del cáliz el vino como la sangre de Cristo. El ritual de los seguidores del cáliz, llamados calixtinos o utraquistas, eliminaba la diferencia entre los laicos y los sacerdotes y establecía la igualdad de todos los hombres ante Dios.

La idea de la igualdad a través de la religión atraía al movimiento husita a las capas indigentes de la población que engrosaban las filas de las huestes husitas. Pero, ¿por qué combatían al lado de los husitas también muchos hidalgos? La respuesta es sencilla: éstos disputaban a la Iglesia su patrimonio y su poderío.

Los reformistas predicaban que la Iglesia no debía tener patrimonio terrenal y que a los sacerdotes les correspondía regresar a la pobreza apostólica, consagrándose exclusivamente al servicio espiritual. Los hidalgos calixtinos hicieron suya esta idea y se repartieron las tierras pertenecientes a la Iglesia Católica.En el reino de Bohemia la Iglesia poseía una tercera parte de las tierras. Terminadas las guerras husitas, no le quedó prácticamente nada.

Los hidalgos calixtinos que se hicieron dueños de las tierras eclesiásticas moderaron paulatinamente su radicalismo. Sus exigencias reformistas acabaron por limitarse a una sola: la comunión bajo las dos especies.

También el padre de Jorge de Podiebrad, Viktorín, había pertenecido primero al ala radical. A los 21 años fue uno de los pocos hombres que en 1424 presenciaron la muerte de Jan Žižka. Tras la desaparición del legendario jefe militar husita el señor Viktorín abandonó el bando radical y acabó en el ala derecha de la revolución husita. Falleció muy joven, a la edad de 24 años, pero tras aumentar sustancialmente sus posesiones.

Así su hijo Jorge de Podiebrad quedó huérfano a los siete años. Pertenecía a la generación bélica que en su infancia y adolescencia no conocería un solo día de paz. En 1434, cuando tenía quince años, participó con su tío en la batalla fratricida de Lipany en la que los calixtinos moderados derrotaron a las tropas de los radicales husitas.

No extraña que con una experiencia bélica tan precoz Jorge de Podiebrad escogiera posteriormente como su lema:”Prefiero la cordura y la prudencia a las armas”.

La derrota de las tropas radicales allanó el camino al fin de la guerra religiosa en el reino de Bohemia. El país asolado por la prolongada contienda necesitaba un político que negociara la convivencia pacífica entre católicos y calixtinos y recuperara la economía. Los checos econtrarían a tal gobernante en Jorge de Podiebrad.

Jorge de Podiebrad era un hombre ambicioso, enérgico, inteligente y extraordinariamente laborioso. Su carrera política fue meteórica, propiciada por la situación al término de las guerras husitas. En las contiendas religiosas pereció casi toda la generación de mediana edad, lo que facilitó el ascenso a la gente nueva.

De ahí la precoz incorporación de Jorge de Podiebrad a la alta política. Ya a los diecisiete años era miembro de la corte de justicia de Bohemia. En 1439, cuando tenía diecinueve años, era el número 3 del partido calixtino.

Una década después sería el primer hombre del reino, inteligente administrador de las tierras checas.

El vertiginoso ascenso de Jorge de Podiebrad se debía efectivamente a las singulares circunstancias políticas del momento. En los años 40 del siglo XV el reino de Bohemia no tenía rey. Los checos eran considerados hejeres y ningún candidato extranjero estaba dispuesto a ceñir la corona checa porque tendría problemas con el Papa.

Jorge de Podiebrad con el rey húngaro Matías Corvino
Sin rey y sin poder central, los estamentos checos optaron por una especie de autogobierno, delegando el poder a las regiones. Los representantes de la nobleza y de las ciudades formaron uniones regionales, llamadas landfrieds que aseguraban la administración del respectivo territorio. Disponían de fuerzas miliares que actuaban contra los perturbadores del orden y de la paz.

En las frecuentes asambleas regionales se encontraban los católicos con los calixtinos. A através de un diálogo a veces muy conflictivo acordaban medidas imprescindibles para prevenir la anarquía.

Las uniones regionales manifestaron pronto la tendencia a la integración, formando ligas. Las calixtinas se aglutinaron en torno a la Liga de Bohemia Oriental, que presidió Jorge de Podiebrad, de 24 años de edad.

El núcleo de la integración de las uniones regionales católicas era la Liga de Bohemia del Sur, encabezada por el poderoso magnate Oldřich de Rožmberk.

La agrupación calixtina y la católica se enzarzaron en una breve guerra de la que salió victorioso Jorge de Podiebrad. En abril de 1452 fue elegido en la dieta checa como regente del reino de Bohemia. A los 32 años, Jorge de Podiebrad se convertía en el hombre más poderoso del país.

Su mandato era de dos años, pero él se mantendría en el cargo también al administrar posteriormente el país en representación del adolescente rey Ladislao Póstumo.

Jorge de Podiebrad
Como regente, Jorge de Podiebrad inauguró un período de inédita prosperidad económica del reino de Bohemia. Abundaban mercancías a precios asequibles, y sobre todo los alimentos eran extraordinariamente baratos. El recuerdo de aquella bonanza económica se conservó en varios dichos populares.

Tras la súbita muerte de Ladislao Póstumo a la edad de diecisiete años recayó en Jorge de Podiebrad la sospecha de haber asesinado al joven rey. Sólo una investigación llevada a cabo en el siglo XX lo libró finalmente de la acusación.

Jorge de Podiebrad tuvo tres meses para recabar apoyos a su candidatura al trono checo. Actuó como algunos políticos modernos. Compró votos y el día de la votación mandó desplegar una unidad militar en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga.

El 2 de marzo de 1458 Jorge de Podiebrad fue elegido a los 38 años de edad rey de Bohemia. En la próxima edición de Legados del pasado- testimonios del presente les contaremos cómo aplicó en la política su lema de que la cordura era mejor que las armas.

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