El deseo y la bestia

Los misterios del crimen conducen por caminos inesperados y por eso su relato y su resolución poseen pistas esquivas y giros insospechados.
V. Sewell aborda el problema con profesionalidad pero su propuesta no consigue dotar a la película de la tensión narrativa requerida y tampoco de la intensidad dramática deseable a pesar de que su ritmo mantiene un nivel constante e interesante.
Presenta detalles contradictorios ya que, junto a rasgos valiosos y de notable atractivo, aparecen otros irrelevantes o de escaso calado.
Sinuoso largometraje.

Producción de la Trigon, rival (es un decir) de la Hammer que, como ya por aquél entonces casi no había nada original que contar, parten de una extraña y rocambolesca premisa para epatar al espectador.
No sé si en la época en la que se rodó esta cinta tuvo éxito pero viéndola ahora, en julio de 2021 compruebo que casi todo es mediocre aunque se puede ver tranquilamente.
Me refiero a que, por lo menos, el empaque técnico es competente, con perfecta ambientación y buena fotografía en color de Stanley A. Long.
Pero ciñéndome al argumento, apenas se sostiene y todo deriva en algo que te lo tomas algo a chufla, aunque la seriedad del conjunto hace que la respetes. Ves a los estimables intérpretes partiéndose el pecho para llevar a buen puerto sus personajes y es de agradecer, pero el guión no es bueno y el desarrollo, sin aburrir, sí que tiende al tedio.
Tiene dignidad y se debe respetar, pero creo honestamente que es una medianía en líneas generales y el intento por ir más allá de lo que se hacía en aquél entonces queda en agua de borrajas, aunque curiosa sí que es.

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