Hijo de la destrucción mutua asegurada: 13.000M para un nuevo avión del 'Juicio Final'
Hijo de la destrucción mutua asegurada: 13.000M para un nuevo avión del 'Juicio Final'
eeuu elige sustituto del E-4B Nightwatch

Hijo de la destrucción mutua asegurada: 13.000M para un nuevo avión del 'Juicio Final'

Sierra Nevada Corporation (SNC) le arrebata a Boeing el contrato de 13.000 millones de dólares para construir un nuevo avión del 'Juicio Final'. Serán entre 8-10 unidades a entregar hasta 2036

Foto: El Boeing E-4B Doomsday Plane. (USAF)
El Boeing E-4B Doomsday Plane. (USAF)

El primer titular que dio Vladímir Putin el 6 de mayo en su recién estrenado quinto mandato presidencial fue la orden de organizar unas maniobras militares con armas nucleares tácticas como respuesta a lo que considera amenazas de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. La derivada atómica ha sobrevolado y moldeado el conflicto ucraniano desde sus primeros compases. La línea defensiva definitiva del Kremlin para evitar que la OTAN se implique directamente en la guerra. La amenaza nuclear no había estado tan presente en la actualidad global desde los episodios más tensos de la Guerra Fría. El Pentágono también mueve ficha.

El pasado 26 de abril, la Fuerza Aérea estadounidense desveló, por fin, quién será el responsable de construir su próximo "avión del Juicio Final" (Doomsday, en inglés) para sustituir al E-4B. Una plataforma encargada de alojar al presidente y al secretario de Defensa en caso de guerra nuclear. La compañía encargada del diseño será Sierra Nevada Corporation (SNC), una compañía de medio tamaño que le arrebató contra todo pronóstico este contrato de 13.000 millones de dólares a la gigante Boeing, lo que convertirá a esta unidad en uno de los equipos más caros en la flota aérea del país norteamericano.

Con la aparición de la bomba nuclear, el equilibrio estratégico se fundamentó —y sigue fundamentándose hasta nuestros días— en el concepto conocido como destrucción mutua asegurada o MAD, por sus siglas en inglés. De manera simple, quiere decir que el ataque nuclear a otra nación nuclear será respondido con otro ataque igual o con mayor contundencia, generando una reacción en cadena que, probablemente, destruirá a ambos adversarios.

Esto obliga a las grandes naciones que juegan en la liga atómica —EEUU, Rusia y China— a disponer de capacidades especiales. Una de ellas es contar con una estructura de mando, control y comunicaciones eficaz en un ambiente de guerra nuclear (en inglés, Nuclear Command, Control and Communications o NC3) para el presidente y el secretario de Defensa, antiguamente referidos como la Autoridad de Mando Nacional. Esta estructura de mando y control en EEUU se conoce como National Military Command Center y es la encargada, entre otras misiones, de generar los mensajes necesarios para efectuar los lanzamientos de misiles.

Foto: Portaaviones CV-18 PLANS Fujian. (CCTV-1)

Evidentemente, los centros de mando y control construidos en tierra son vulnerables. Por ello, Estados Unidos y otros países cuentan con aviones capaces de servir como centro de mando y control en caso de un ataque nuclear. Para ello, tienen la tecnología para soportar el impulso electromagnético (EMP) producido por una explosión nuclear, poseen filtros de aire específicos para evitar la entrada de partículas radiactivas y están construidos con el mínimo número de ventanas. Una vez en el aire pueden, por ejemplo, enviar órdenes clasificadas a bombarderos B-2 Spirit, que vuelan a gran distancia del país norteamericano, para ejecutar el lanzamiento de un misil nuclear o cualquier otra misión que sea necesaria durante el conflicto.

Estos aparatos suelen volar junto con el avión presidencial Boeing VC-25 y también son usados por el secretario de Defensa para sus visitas internacionales. En caso de terremoto o catástrofe natural, pueden proporcionar mando y comunicaciones apoyando a la agencia federal de gestión de emergencias.

Sorpresa en las Gaunas

La USAF lanzó en 2019 el programa Survivable Airborne Operations Center (SAOC) para sustituir su flota de cuatro Boeing E-4B que ya acumulan muchos años de servicio. Con el fin de ahorrar costes, se estableció como requisito que la aeronave derivaría de un aparato comercial. En 2021, la oficina de la Fuerza Aérea encargada de este programa amplió la información, solicitando que fuera "una plataforma muy grande".

Esto redujo los candidatos posibles a uno: el Boeing 747-8i. Al ser procedimiento abierto, dos empresas presentaron sus ofertas. Por un lado, Sierra Nevada Corporation (SNC), famosa por sus eficaces derivados de aviones civiles; y por otro, Boeing, fabricante del 747 y de los E-4B en servicio.

placeholder Repostaje de un E-4B en vuelo. (USAF)
Repostaje de un E-4B en vuelo. (USAF)

Para sorpresa de observadores y expertos, el pasado 1 de diciembre de 2023, Reuters adelantó que la Fuerza Aérea había descartado la propuesta de Boeing, dejando así como única opción la presentada por Sierra Nevada Corporation, declarada finalmente en abril ganadora del concurso. Un nuevo revés más para la empresa de Seattle, que lleva unos años sin levantar cabeza.

Aunque los detalles acerca de este programa son escasos, hay ciertos rumores que apuntan a que se podrían llegar a adquirir entre 8-10 plataformas. Puesto que la línea de fabricación del Boeing 747-8 fue cerrada en 2023, todos ellos serán de segunda mano. La USAF espera recibir la flota completa en 2036.

El vigilante de la noche

Actualmente, el avión designado para esta misión es el Boeing E-4B Nightwatch. Tres de ellos entraron en servicio en los años 70 como E-4A Advanced Airborne Command Posts (AACP) y en la década posterior fueron actualizados al estándar National Airborne Operations Center (NAOC) y redesignados como E-4B. Además, se incorporó un cuarto avión en esa misma configuración.

Además de los E-4B, la US Navy opera el E-6B Mercury —también en proceso de sustitución— que es el encargado de enviar las señales de lanzamiento encriptadas a los submarinos balísticos (SSBN) de la clase Ohio (misión denominada TACAMO) y a los misiles Minuteman III de lanzamiento terrestre (misión conocida como Looking Glass, que es un servicio 24/7). En esta nueva generación de aviones, la misión Looking Glass volverá a la Fuerza Aérea, lo que explica en gran medida el incremento en el número de aeronaves, que como mínimo duplicará la disponibilidad actual.

Foto: Sistema móvil anti-drone con ametralladora. (Reuters/Gleb Garanich)

Entrando en el apartado técnico, el E-4 deriva del Boeing 747-200B y permite alojar hasta 111 pasajeros. Tiene una longitud de 70,6 metros, una envergadura de 60 y un peso de despegue de 374 toneladas. Cuenta con cuatro motores turboventilador CF6-50E2 que le otorgan una velocidad de crucero de 907 km/h y tiene un alcance de 11.500 kilómetros. Gracias a su capacidad de reabastecerse en vuelo, puede estar volando más de 150 horas. Necesita dos KC-135 para repostar completamente y durante una prueba de resistencia permaneció 35 horas en el aire. Los aviones tienen su base en Offutt AFB en Nebraska y son operados por el 595º Comando y Control dependiente del 1º Escuadrón Aerotransportado de Mando y Control.

A pesar de sus años, los equipos son actualizados cada cierto tiempo. Por ejemplo, en 2021 recibieron mejoras en los sistemas de comunicaciones, incorporando el Low Frequency Transmit System (LFTS) —un sistema que utiliza frecuencias bajas para transmitir señales capaz de penetrar medios densos o alcanzar largas distancias— y el High Frequency Presidential National Voice Conferencing Integration Program (APIP) —un sistema de comunicación segura de alta frecuencia diseñado para permitir conferencias de voz entre líderes nacionales durante emergencias—.

Al otro lado del eje

La Federación Rusa también cuenta con aviones Ilyushin IL-80 Aimak (OTAN: Maxdome), también conocidos como IL-86VKP (en ruso, Vozdooshniy Komanndniy Poonkt que se traduciría al español como Puesto de Mando Aéreo) o IL-87. Al igual que en el caso estadounidense, estos aparatos se encargarían de servir al presidente de la nación y a los principales jefes de sus fuerzas armadas durante un conflicto nuclear.

Rusia también cuenta con aviones Ilyushin IL-80 Aimak que servirían al presidente y a los jefes de sus FFAA durante un conflicto nuclear

Su desarrollo, efectuado por la oficina de diseño (OKB) de Ilyushin, comenzó en los años 80 tomando como punto de partida el tetramotor de pasajeros Ilyushin IL-86. Realizó su primer vuelo en 1985 y entró en servicio en los años 90. En cuanto a sus dimensiones, es sensiblemente más pequeño que su rival norteamericano, con una longitud de 59 m, una envergadura de 48 y un peso habitual al despegue de 208 toneladas. Su planta propulsora se compone de cuatro motores NK-86 que desarrollan una velocidad de crucero de 850 km/h.

Desde el exterior, es fácilmente identificable gracias a la gran cúpula situada encima de la parte delantera de la aeronave. Aloja varias antenas para comunicación por satélite. Puede desplegar una antena para comunicación de muy baja frecuencia (Very Low Frequency, VLF) y cuenta con una pértiga para repostaje en vuelo.

Actualmente, hay cuatro en servicio operados por la 8ª División de Aviación de Propósito Especial de las fuerzas aeroespaciales rusas. Su base está en el aeropuerto de Chkalovsky, a unos 30 km del noreste de Moscú. Como dato curioso, uno de ellos sufrió un robo en 2020 mientras estaba en mantenimiento. Se espera que, en un futuro cercano, sean sustituidos por un derivado del IL-96-400M.

placeholder Ilyushin Il-87 Aimak. (Fuerza Aérea de Rusia)
Ilyushin Il-87 Aimak. (Fuerza Aérea de Rusia)

Asimismo, la Federación Rusa también dispone de aviones Tupolev Tu-142MR Oryol (OTAN: Bear-J), similares a los E-6B en su misión TACAMO. Es decir, encargados de transmitir a los submarinos nucleares de las clases Borei-A y Delta IV las órdenes de lanzamiento.

Por su parte, la República Popular de China también emplea puestos de mando aéreo, en concreto cuenta con, al menos, dos Boeing 737-300 para el rol de mando, control, comunicaciones e inteligencia (C3I). Además, en 2021, aparecieron imágenes que indicaban el desarrollo de un nuevo avión de comunicaciones en las instalaciones de Shaanxi Aircraft Corporation (SAC) para la Marina China. Este avión, derivado del Y-9, tendría como misión principal transmitir las órdenes emitidas por la Comisión Militar Central (CMC) a los submarinos balísticos Type 09IV, similar a los E-6B Mercury funcionando como TACAMO.

Sin embargo, no parece que dispongan de aviones de ala fija similares a los analizados como el E-4B o los Ilyushin rusos. Eso no quita que sea previsible que los introduzcan en servicio en los próximos años, dado que cuentan con aviones de fabricación local y un número cada vez mayor de fuerzas nucleares.

El primer titular que dio Vladímir Putin el 6 de mayo en su recién estrenado quinto mandato presidencial fue la orden de organizar unas maniobras militares con armas nucleares tácticas como respuesta a lo que considera amenazas de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. La derivada atómica ha sobrevolado y moldeado el conflicto ucraniano desde sus primeros compases. La línea defensiva definitiva del Kremlin para evitar que la OTAN se implique directamente en la guerra. La amenaza nuclear no había estado tan presente en la actualidad global desde los episodios más tensos de la Guerra Fría. El Pentágono también mueve ficha.

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