María, madre de quienes sufrimos

Ayer, once de mayo, mientras corregía mi manuscrito sobre cine, una tonada llegó a mis oídos: el "Ave María" de Bach, y mi espíritu se encendió en emociones encontradas. Si hubo un Hitler, hubo un Bach, capaz de salvar a todo el pueblo alemán con su amor al Creador.

"¿Cómo es posible que no te haya celebrado, que haya ocultado el poema que con tanto amor te escribí por deseo de mi Señor? ¡Oh, María! Madre de Jesús, amada por Dios, su única esposa, como canta el Corán sagrado. Te celebro en tu día y entrego al mundo mis elogios a tu amor infinito, pues sólo tú domas las furias de Dios ante cada uno todos los días.


 Eres quien, en un mundo que dice que debemos ser violentos por nuestros derechos, cuida del pobre, del hambriento, de la mujer maltratada, del niño despreciado, del hombre sin trabajo que confía en tu bondad. ¡Oh, qué dolor! ¡A mí me concediste el privilegio de verte afligida por esta generación incrédula! Desde entonces no ceso de adorar a tu hijo y a Dios creador. Sabes cuántas persecuciones he sobrellevado y guardo en silencio por tu amor. 


¡Que los cielos te canten siempre y en especial mañana, día de las Madres! Que amigos y enemigos, creyentes o ateos, sepan de tu amor maternal, extendido a todos los hombres, mujeres y animales, sin distinción de raza, credo, sexo, sin reparar en sus pecados.


¡Feliz día, Virgencita Santa, mi protectora, a quien siempre y sin vergüenza he recurrido en mis mayores penas! Quién me llevó a Jesús y de Jesús a la gloria de contemplar al Creador.


María, madre de quienes sufrimos

fuiste tú quien me guio hacia tu hijo

cuando,  adoctrinado por Jesuitas

reduje mi amor por Jesús a la herejía arriana


Fuiste tú quien me llevaste a Nevada

Cuando en USA nadie quería contratarme

Allí abriste mi único guión de cine

En la página en que Felipe II caminaba en Portugal


Portugal me abrió sus verdes senderos

Salvando las barreras burocráticas

Facilitaste mi visa de trabajo

El 20 de agosto de 1998 en Estados Unidos


Salí de Filadelfia a las siete de la mañana

Y llegué a Newark a las nueve

Una veintena de aplicantes que hacían fila

En mi urgencia salté la fila



Un hombre justo me denunció

Pero al verme no vio mi angustia

Sino tu amorosa presencia

“No hay problema”, dijo deslumbrado


“Falta autorizarla en la Embajada de Nueva York”

Me dijo el cónsul; mi avión partía a las cuatro

Salí apresurado a las once por mi coche

El que un envidioso compañero había estrellado


Y oré a ti para no perder mi viaje

Abriste las autopistas a mi paso

Y sin conocer Nueva York me llevaste 

A la Embajada en medio de Manhattan


Entonces rezaba a ti todos los días

Encontré aparcamiento en una calle

En donde nadie más lo encuentra

Y vi una dama aproximarse


Temía, como tantas veces, el rechazo

Pero esta dama me sonrío y me escuchó

¿En dónde queda la embajada de Portugal?

Justo a medio de esa cuadra, me dijo


Entré, eran las doce, y de inmediato fue atendido

“Qué extraño que hoy no haya trabajo”

Dijo el servidor sellando mi pasaporte colombiano

Salí de inmediato en busca del túnel de Lincoln


Temía una congestión de tráfico

Pero las calles se tornaron aquel jueves

milagrosamente vacías en Nueva York

Entré al túnel sin un solo auto a mi costado


Y tomé autopistas descongestionadas

Aceleré y ningún guardia me detuvo

En Philadelphia eran las dos y media

Cuando entregué mi auto a acreedores

Desatendiendo tentaciones deshonestas


“Vas a perder el vuelo”, repetían Azucena y Coralie

Pero en mi pecho insuflabas la esperanza

Me presenté a la ventanilla a las tres y veinte

“Tiene suerte de que haya un retraso”


Ascendí al avión y me sentaron en primera fila

Al amanecer del veintiuno de agosto París resplandecía

A finales de mes llegué por tren a Portugal

En donde investigué tus apariciones en Fátima


“El sol se desprendió ante ochenta mil personas”

Me dijo un ateo recrudecido por la ciencia

“Pero no fue por la Virgen ni Dios, sino por un OVNI”

Fui a Fátima e hice mi penitencia de rodillas


Sin almohadillas mis piernas se descarnaron

Por Colombia, por el mundo, por el hombre

Pero más aún por mi amor por ti

Entonces escribía mi primera novela


Y cierta noche te vi desconsolada

Con canales marcados en tu rostro

De tantas lágrimas, de tanto llanto

¿Por qué estás triste?, pregunté


Ya nadie cree, sollozaste

¿Qué puedo hacer? Pregunté

Lee el capítulo quince de Hechos

Desperté con mi mente iluminada


“Para ser cristiano basta,” concluyeron

En Hechos de los Apóstoles quince

Pablo y Pedro, “no hacer el mal al otro

y dejar de frecuentar los prostíbulos”


Mis maltratadas creencias regresaron

El jardín que tanto amé y creí perdido

El oasis que me cuidó de las flagelaciones

Que por diez años padecí en mi infancia


“Nuevas tardes en Manhattan” fue escrita

Por un teólogo que buscaba definir a Dios

Y a la tierra de Shakespeare me llevaste

Para que me vieran caminar sus verdes prados


Allí conversé con sus filósofos

Y expliqué que el ateísmo también es cristiano

Si se actúa sin intriga y sin sevicia

Al cabo me pidieron definir a Dios


Publicaron mis comentarios filosóficos

Fraguados en estudios de varios años.

La Crisis del ateísmo y, para la enciclopedia

publicada en Oxford, La Definición de Dios.

 


Por ti he sido honesto y sincero

Por ti he padecido persecución y acoso

Desprecio, humillaciones familiares

Un divorcio propiciado por políticos franceses


Hoy te canto y te agradezco Madre

Por haberme protegido a lo largo de mis pasos

Mientras te escribo aparece en mi pantalla

“Vamos a matarte”, y temo por ellos


¿Quién bajo tu cuidado teme a amenazas?

Pues, ya lo cantó François Villon

Eres la emperatriz de primorosos cielos

Y de estas, nuestras explanadas infernales


Tuyo es el destino de cada ser humano

Tuyo el cuidado de este mundo

Tuyas las aves y las fieras, tuyos los niños

Tuyo el fin del sufrimiento y la Pandemia


Pues un tu regazo Dios halla consuelo

Y es por ti que Jesús y yo ya somos  uno

En mi cuadragésimo tercer cumpleaños

Issac y Vikram me llevaron a un árbol sagrado


Aquí sabemos que las árboles son los hogares

Que habitan las diosas, me explicaron

Enseñándome un noble banyán

Les pedí que me fotografiaran


En mi pecho ardía la certeza de tu compañía

De repente el rostro de Vikram manifestó miedo

Ante un globo le luz que detrás mío retrató

Dibujando una silueta de doncella



No temas, dije al verlo, es nuestra Madre

Quien restauró mi fe en el abrazo de Jesús,

La Santísima Virgen María, en infinito amor,

Con el Niño Dios acurrucado en sus brazos.”


Por tu gracia, el cielo abrió nuevos caminos,

Guiándome al núcleo de mi viaje espiritual,

Me guiaste a lugares santos,

Donde tu amor y presencia yo sentí cada vez más.


Dentro de mi alma, tu luz brilló,

y disipaste las tinieblas de la desesperación,

Tú eres el amor encarnado, la estrella guía,

La Madre amorosa que aplaca la ira del Cielo


A ti te dedico estos versos sagrados,

En homenaje y amor, para siempre,

Protectora de quienes sufrimos injusticias

María, nuestra Madre, a quien adoramos.


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