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[Priv.] I Wished a Wish
Variété :: Astenya :: Euphia :: Fuente de los deseos
No era supersticioso, de verdad que no lo era... Bueno... Quizá un poco, es decir, él era un kitsune y existían muchísimas otras criaturas mágicas que vivían en esa isla, si había un lugar para ser supersticioso definitivamente era ese, si había un lugar donde los deseos se pudieran hacer realidad definitivamente era aquel... Gaelan no era supersticioso, no creí en los cuentos de hadas después de todo lo que había tenido que vivir, de todo lo que había visto... Pero a veces, solo a veces, le gustaba creer, le gustaba imaginar que si lo deseaba con la fuerza suficiente, alguna fuerza superior se apiadaría de él y quizá le ayudaría.
Especialmente en un momento como ese en que no iba a pedir por él, no iba a pedir por su propio beneficio, por supuesto que no, estaba pidiendo por Aya. Desde que había empezado a trabajar en esa casa se había encariñadpo rápidamente con el alfa, estaba aprendiendo poco a poco a trabajar con él. a convivir, a interpretarlo... Aún así, a veces le preocupaba no ser suficiente, no poder hacer más por él, no poder realmente ayudarlo, su hermano no le daba muchas respuestas, así que hacía lo que podía con la información que tenía. Respiró profundo apretando la moneda en su mano antes de lanzarla.
—Por favor, deseo poder ayudarle— susurró. Era una tontería, debería sentirse terriblemente imbpecil e iluso de poner sus deseos en algo como una fuente de los deseos, pero bueno, si lo ayudaba a estar más tranquilo... ¿Era realmente un problema? Se quedó ahí parado un par de momentos más mirando el agua y las ondas que se formaban cuando alguien más lanzaba una moneda. Suspiró, tenía que moverse, hacer algunas compras y preparar el día siguiente, planear lo que podían hacer, quizá la exploración de los otros ecosistemas como habían discutido antes...
Agitó un poco las colas a sus espaldas, sí, ese era un buen lugar para empezar, planear la exploración del resto de la isla, Aya había mostrado interés en ello. Pero bueno, quizá se quedaría un segundo más, solo contemplando la fuente. Quizá debería pedir porque todo saliera bien en esos paseos... Se rio un poco para sí mismo, bueno quizá si que era más supersticioso de lo que había pensado. Pero tampoco se podía quedar ahí todo el día, mucha gente tenía deseos que pedir, podía sentir a alguien a sus espaldas, así que mejor quitarse.
—Permiso, le dejo pedir su deseo, disculpe la tardanza—
Re: [Priv.] I Wished a Wish
rather than being depressed without you.
Sin embargo, aun si tuvo que transitar por el infierno jamás estuvo solo, pues la mano de otro como él siempre estuvo ahí a su alcance. Juntos sobrellevaron tantas dificultades, tanto dolor y violencia sinsentido. Tanta pérdida, tanto sufrimiento, ¿y todo para qué al final? Para terminar quedándose sin ese compañero de desventuras y de vida, sin el apoyo de quien en momentos difíciles fue su salvador, su amo y su todo.
Por primera vez Urien estaba solo en el mundo, solo desde que recordaba. Y era una sensación fría y desagradable que le calaba hasta los huesos. La peor parte era que ni siquiera podía llorar, lo había intentado, pero ya no quedaba ninguna lágrima que pudiese ser derramada. Era aterrador, pues por primera vez empezaba a darse cuenta de que bien podría estar muerto, y eso sería lo mejor que podría pasarle.
De hecho, lo ansiaba, lo anhelaba. Ya nada tenía sentido, no había ninguna razón para continuar ahí.
Así que sabedor de que había un lugar en Astenya en el que uno podía “pedir deseos”, decidió acudir hasta allí con las últimas fuerzas que le quedaban. Vestido con ropas casuales y sin ninguna elegancia se hizo presente en ese sitio, la Fuente de los Deseos en Euphia. No pretendía hacerlo, pero destacaba entre los numerosos asistentes, pues el parche que cubría su ojo izquierdo era todo menos discreto, lo mismo que su cabello platinado y alborotado.
Mientras esperaba su turno no pudo evitar creer que era estúpido estar ahí de pie, pidiéndole en su mente a quien sabe que cosa que le concediera la gracia de cerrar los ojos para siempre. Es decir, no era más que agua y un objeto de metal redondo, ¿qué poder o magia podrían tener? Seguramente solo se iría al fondo de la fuente y reposaría ahí hasta que a alguien se le ocurriera sacarlo, en cuyo caso, seguro su deseo quedaría invalidado.
Pensaba un poco en todo y en nada, cuando escuchó una voz provenir de la persona frente a él. No había reparado en su presencia hasta ahora, pues estaba demasiado ensimismado.
―No se preocupe ―respondió, su voz tenía un sonido monótono y carente de emociones. Buscó una moneda en su bolsillo, y al sacarla la observó por espacio de unos segundos. Masculló algo ininteligible y luego la lanzó con ayuda de su dedo pulgar, como si aquello fuese más una decisión que un anhelo que quisiera cumplir― Espere un segundo ―llamó al hombre que estaba frente a él instantes atrás, justo antes de que este se retirase de la zona. No le tocó, pero sí se dirigió a él― ¿Usted cree que… los deseos que uno pide aquí… se cumplan? ―cuestionó, observándole con el único ojo del que disponía― ¿Cómo podemos saber que así será? ―quizás sonaba tonto, pero, nada pasaba con preguntarlo.
Realizó una leve inclinación de cabeza una vez más a manera de disculpa y se dispuso a salir de ahí de una vez, tenía mucho que hacer, muchas cosas que planear... No esperaba que lo detuvieran, no esperaba que el mismo hombre, el que había estado justo de atrás lo llamara. Podría haberlo ignorado, podría haber fingido demencia, pues no lo conocía, pero al final del día, Gaelan era una persona amable, así que se detuvo cuando lo llamó y se giró para mirarlo.
—¿Sí?— no esperaba una pregunta como esa, parpadeo un par de veces mientras lo meditaba, él mismo no era una persona supersticiosa, justamente se estaba debatiendo la validez de pedir un deseo en una fuente de los deseos un segundo antes, por inercia agitó sus colas ligeramente como tratando de llegar a una respuesta —Bueno... En realidad no lo sé— pues era verdad, lo que lo había llevado hasta ahí para empezar no había sido más que una esperanza vana, la posibilidad pues jamás tendría la certeza —Quiero decir... Este mundo es vasto e incluso podría decirse que es mágico... En un mundo como este, donde criaturas como yo existimos... Supongo que no es tan loco pensar que una fuente pueda conceder deseos... ¿No lo cree?—
Se encogió ligeramente de hombros, aunque inclinó ligeramente la cabeza como si sintiera un poco de vergüenza por lo simple, y quizá infantil, que era su respuesta, pero si lo miraba desde ese ángulo... Bueno, así no sonaba tan descabellado ir a un lugar como ese y poner sus deseos en una moneda que cualquier otro podría después sacar del agua. Además no era como que fuera a poner todas sus esperanzas en ese deseo, al final del día también iba a trabajar por ello, aquello solo era una ayuda, por decirlo de algún modo.
—Quizá es una tontería... Pero bueno, al final pienso que solo se piden dos tipos de deseos... Aquellos que podemos lograr por nosotros mismos y para los que solo pedimos un poco de ayuda... Y aquellos en los que ya hemos agotado todas las opciones... Entonces no hay nada de malo en desear... No nos va a quitar nada y funcione o no, podemos decir que agotamos todas las opciones— él era un espíritu benigno por naturaleza, asi que quizá eso dibujaba su percepción del mundo —Mi nombre es Gaelan, por cierto... ¿Cuál es el suyo?— si iban a tener conversaciones de ese estilo al menos saber su nombre era importante —Podemor ir a otro lado si quiere seguir hablando, creo que estamos estorbando aquí—
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