Críticas de La carrera del siglo (1965) - FilmAffinity
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La carrera del siglo

Comedia. Aventuras Aventuras y desventuras de los participantes en una carrera automovilística entre Nueva York y París, a principios del siglo XX. Jack Lemmon y Tony Curtis interpretan a dos excéntricos pilotos entre los que hay una feroz rivalidad. Todo tipo de incidentes y situaciones cómicas se irán sucediendo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
16 de abril de 2006
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, logró el óscar a los mejores efectos de sonido, siendo además nominada a la mejor fotografía en color, sonido, canción (The sweet heart tree) y montaje. Pero a pesar de estos galardones, "La carrera del siglo" fue un fracaso comercial, pues su coste de producción, alcanzó la escalofriante cifra de doce millones de dólares, que no se lograron recaudar en taquilla.
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hector
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9 de diciembre de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edwards , entre otras cosas, revisa con su especial sentido del humor grandes clásicos como "La vuelta al mundo en 80 días" o "El prisionero de Zenda", dando como fruto esta hilarante carrera a lo largo del mundo ambientada a principios del siglo pasado. Lemmon y Falk se llevan la palma, ya que están soberbios en sus papeles de villano y secuaz respectivamente en contraprestación del galán Tony Curtis, que incluso siendo su principal rival en la carrera, saca tiempo para cortejar a la bella Natalie Wood.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
o0_oscar_0o
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21 de julio de 2008
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y si encima para lograrlo te lo pasas bien, ¡mejor que mejor!

- Lemmon insuperable el primero en el papel del malo malísimo... ¡Qué no da ni una! Y genial el doble papel de malo inútil y de príncipe idiota.
- Curtis guapo pluscuamperfecto en un papel que le va como un guante.
- Impecable, y guapísima como pocas veces, Natalie Wood en su papel de reivindicadora sufraguista, que luego no lo es tanto.
- Imprescindibles los secundarios, especialmente Peter Falk.

Blake Edwards, para no variar, da en el clavo. Un gran homenaje a muchas películas de Hollywood, entre ellas «El prisionero de Zenda». Sólo le puedo echar en cara la excesiva duración de la escena de las tartas, aunque tiene un momento memorable al entra Max (Peter Falk) en escena. Y la escena final al pie de la torre Eiffel...
Angel
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6 de abril de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quienes recordamos al “lindo gatito”, al Coyote en pos del correcaminos, a Porky o a Sam, ¿qué hay de nuevo, viejo?, entre otros, las comedias de Blake Edwards, pongamos que hablo del inspector Clouseau o también de La carrera del siglo, se nos figuran cortadas por patrones similares. La gran carrera es una especie de comic de larga duración donde el profesor Fate (Jack Lemmon) y su ayudante Max (Peter Falk) son algo así como nuestros irrepetibles Mortadelo y Filemón probando los disparatados inventos del profesor Bacterio. Es probable que los Lonely Toones tuviesen algo que ver en la gestación de la película o, cuando menos, la sombra de Pink Panther se nos figura alargada.

Larga es la película, rondando las dos horas y media de duración, lo cual sería irresistible salvo que la calidad media de la película sea aceptable, las sonrisas y alguna carcajada siquiera solitaria y tímida asomen a nuestro semblante de vez en cuando y la historia que nos cuentan sea aceptablemente increíble. Circunstancias todas ellas que se dan en este film y que de la mano de un maestro de ceremonias excepcional (Blake Edwards), la siempre genialidad musical de Henry Mancini y la talla contrastada de los actores citados, además de Tony Curtis, Natalie Wood o Keenan Wynn , conforman una película excelente que debe verse con predisposición a la risa franca y distendida.

No es un film maravilloso. No se confundan. Es un film entretenido que consigue lo que pretende: justamente entretener, con unos actores conocedores de su oficio y de una profesionalidad más que demostrada, tal es el caso de uno de los mejores actores de todos los tiempos: Jack Lemmon, y no creo estar exagerando. La cantidad de registros que nos brinda Lemmon es tal que hasta se permite el lujo de interpretar a dos personajes radical y temperamentalmente distintos. Amigos del alma en Con faldas y a lo loco, Jack Lemmon y Tony Curtis son aquí dos rivales enfrentados, hasta las últimas consecuencias, en una carrera automovilística organizada por el periódico newyorkino Centinel entre la Estatua de la Libertad y la Torre Eiffel.

¿Será capaz la Torre Eiffel de resistir las embestidas de estos personajes cuasi de dibujos animados?. Deberán esperar ciento cincuenta minutos de proyección para resolver la duda. Entretanto disfruten de viajes en iceberg, de coronaciones reales, de complots palaciegos y de las inevitables, consabidas y siempre bien recibidas historias de amor. Viaje con nosotros que diría Gurruchaga. Tal vez no les sonrían atractivos monstruosos pero seguro que asisten a una de las batallas de tartas más coloristas, dulces y merengosas de los últimos tiempos.
FATHER CAPRIO
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20 de enero de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una alocada carrera automovilística en los albores de este siglo -con un trasfondo de reivindicación feminista nada menos-, entre dos competidores: un invencible e impoluto Curtis y un desquiciado Lemmon.
Una comedia de aventuras demencial y plagada de situaciones, un film menor en la obra del gran Edwards pero aún así un ejemplo notorio y saludable de su sardónico, elegante y profundo sentido para la comedia.
Satírica y paródica a un tiempo, cuenta con un reparto excepcional y excepcionalmente dirigido, dónde hay un constante equilibrio a pesar del histrionismo premeditado, por ejemplo, en la pareja Lemmon-Falk, aquí sanamente desmelenados. La deliciosa y encantadora Wood pone el punto de belleza y elegancia complementario a un narcisista y perfecto Curtis.
Comedias así, aún con sus imperfecciones, ya no se hacen.
kafka
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