El simpatizante fue la primera novela de Viet Thanh Nguyen, un profesor nacido en Vietnam del Norte cuya familia logró huir en 1975 y radicarse en los Estados Unidos. Publicado en 2015, el libro se convirtió primero en un éxito de crítica y de ventas para al año siguiente ganar el consagratorio premio Pulitzer. Ahora, casi una década después, llega esta miniserie de siete episodios que presentaba de antemano varios atractivos: desde la presencia de coreano Park Chan-wook como (co)showrunner, (co)guionista y (co)director hasta la participación de Robert Downey Jr. como uno de los productores pero también en 1... 2... 3... ¡4! papeles distintos (y hay incluso un quinto pero solo como cameo).

Sin embargo, más allá del despliegue histriónico, lúdico, por momentos desmesurado, con mucho de sobreactuación e improvisación de un Downey Jr. que parece haberla pasado muy bien interpretando a Claude, un agente encubierto de la CIA; a Hammer, un profesor de Estudios Asáticos en la universidad Occidental College, al legislador Goodwin y al director de cine Nico Damianos, el verdadero protagonista de la serie es un narrador anónimo al que conocemos como El Capitán (verdadero tour de force para un Hoa Xuande que sale más que airoso de actuar con fluidez tanto en vietnamita como en inglés), un joven hijo de madre nacida en Vietnam y padre originario de Francia que, por un lado, es un topo del Norte en el ejército del Sur y por otro -en su exilio en los Estados Unidos- un expatriado que vive dentro de la comunidad de ese país en Los Angeles y es contratado como asesor en el rodaje de una película a-la-Apocalypse Now (filmada, claro, por el Damianos de Downey Jr. en un apenas correcto cuarto episodio que parece una extensión de Una guerra de película / Tropic Thunder).

La acción del extraordinario piloto (Death Wish) arranca en 1975, época de la caída de Saigón, y -en una primera referencia cinéfila- vemos que de la marquesina de una gran sala sacan el cartel de Emmanuelle para poner el de Death Wish, el por entonces flamante film con Charles Bronson que aquí conocimos como El vengador anónimo.



Y allí nos encontramos con el protagonista y su supervisor y mentor (el Claude de Downey Jr.). Y desde entonces, entre sesiones de tortura, confesiones, mentiras, manipulaciones, romances (una de sus amantes será Sofia Mori, una mujer de 46 años interpretada por la gran Sandra Oh), la acción irá pendulando de forma permanente entre su estancia como refugiado en la explosiva California setentista y su siempre tirante relación con los jerarcas comunistas que manejan el campo de reeducación vietnamita al que es enviado.

Entrenado por la CIA e incorporado al ejército de Vietnam del Sur durante los últimos cuatro años de la guerra, El Capitán es un comunista encubierto. Cómo sobrevivir en medio de las cada vez más profundas contradicciones internas y las sospechas ajenas es parte del atractivo de esta serie que incursiona en el género de espías, pero también en la comedia negra, en el cine bélico, en el drama de inmigrantes y en varios terrenos más con una mezcla de convicción y desparpajo: un caos controlado.

Los tres mejores episodios son, sin dudas, los iniciales dirigidos por Park Chan-wook (al final del primero hay una set piece extraordinaria con los personajes corriendo hacia la cola de un avión que está a punto de despegar en medio de crecientes bombardeos sobre la pista del aeropuerto), pero lo del brasileño Fernando Meirelles (Ciudad de Dios) y lo del inglés Marc Munden (Help) en los tres finales no es para nada despreciable, aunque para mi gusto la serie decae un poco en su segunda mitad por la predilección de una creciente sordidez.

De todas formas, sobre todo cuando la acción se traslada a Los Angeles, la serie se permite que aflore el humor (desde una orgía en el tercer episodio con la presencia en pantalla de todos los personajes de Downey Jr. a la vez o la aparición de David Duchovny como un actor del método que se involucra más de lo aconsejable en un rodaje con su personaje de un soldado violento en combate) o el buen uso de canciones como Runaway de Del Shannon. Bienvenidas irrupciones de comedia negra en medio de la tragedia de la guerra en el marco de una trama tan cambiante como sorprendente (puede salar del más puro realismo al grotesco, del punto de vista estadounidense al vietnamita) y que además regala un prodigioso despliegue visual que reconstruye la irresistible estética de aquellos tiempos analógicos.



Sumate a la comunidad OtrosCines/Club

Las suscripciones son la mejor manera para que las lectoras y los lectores apoyen directamente a los emprendimientos periodísticos independientes y ayuden a sostener un producto de calidad que mantiene el acceso a todos sus contenidos de forma gratuita. Además, se accede a una amplia oferta de beneficios y contenidos exclusivos.

MÁS INFORMACIÓN
SOBRE BENEFICIOS
Y SUSCRIPCIONES