Críticas de Cake (2014) - FilmAffinity
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Cake

Drama Claire (Jennifer Aniston), es una mujer que sufre un dolor crónico, y se obsesiona con el suicidio de una compañera de su grupo de terapia, Nina (Anna Kendrick), a la vez que inicia una relación con el viudo de ésta, Roy (Sam Worthington). (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
27 de febrero de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta bien. Comenzemos por la increible actuación de Aniston y su caracterización la cual te hace, realmente, tenerle compasión (atención; COMPASIÓN NO LÁSTIMA), seguimos con la historia perfectamente escondida detrás de esa mujer desarreglada y amargada que vemos en pantalla, podría algo ser más perfecto?.
Así de simple, quienes cataloguen este film como algo pasable, regular, flojo, malo o muy malo llegarían a ser los hombres que no han cargado con el peso de lo que es un bebé en el vientre. La increible experiencia de ser madre y la terrible sensación de perder un hijo creanme que no es para nada algo que yo deseé a otra mujer.
Pueden juzgar pero es lo más bello que he visto.
Luciie
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5 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¿Quieres mejorar? En serio, sin mentirme, ¿quieres mejorar?"
No quiero morir pero qué complicado es no hacerlo, que difícil soportar una existencia de dolor y sufrimiento que se ha adosado a tu cuerpo como una alimaña que va carcomiendo un devastado interior que ni siquiera lucha o pone resistencia a tanta aniquilación, regodearse en la autodestrucción para evitar horribles pensamientos, sentimientos atroces que no puedes olvidar, ni cambiar y atormentan sin descanso, realidad asustadiza de la que se huye pero en la que tropiezas y te hundes como barco a la deriva en un fango poderoso que atrae y atrapa como la miel a las abejas, agonía de andadura que no se detiene ante el suculento manjar que supone tu dispuesta y anulada persona que deambula sonámbula y catatónica por una agotadora existencia sin fin, pausa ni consideración ante tu perverso padecer crónico que no permite un suspiro ni aliento y es equipaje pesado que no eres capaz de abandonar, ni superar, ni despreciar.
La película es Jennifer Aniston, su espléndida, cautivante y absorbente interpretación que transcurre por fase de hundimiento, atentado, drogadicción y asesinato de un espíritu/cuerpo que ya no puede con la carga emocional soportada, una primera parte soporífera y narcótica, con toque leve de ironía aguda y verdades implacables de una impúdica bruja viviente que lanza misiles expresivos por su boca, bombas lacerantes que hieren a traición y que utiliza a quien sea necesario para esconder y anular su ser, la tentadora opción de la maldad para aplacar tus penas, el alivio del agravio mordaz que oculta una inocencia asaltada y violada con alevosía e injusticia, destruir y devorar, actitud que se mantiene en un inicio repetitivo de amargura, desdén y olvido de todo lo amado y querido que resulta un poco angosto y saturador al no saber acaparar con eficacia tu adoración y atractivo por acompañarla en su interminable penuria.
De un "odio cuando los suicidas se lo ponen fácil a los sobrevivientes" a un impactante y explosivo interrogante, "¿qué te detiene?, no crees en Dios, ni en el cielo, ni en el infierno, no crees en nada, ¡hazlo ahora mismo!", sugerencia de apetencia natural que emana ante el forzado aprisionamiento afectivo construido, momento clave y decisivo pues, o sales de tu asfixiante cárcel, ruindad no elegida pero acomodada y saltas al vacío o, deshaces paso a paso el andrajoso camino destrozado a base de esfuerzo, aguante e insoportable padecimiento, no hay tregua, no hay parada, nada permanece inmóvil ni para siempre y, para más inri, "no puedo salvarte, apenas puedo salvarme yo o a mi hijo", declaración sincera de otra inocente víctima, anulada y aplastada por una realidad cruel y brutal cuyo encuentro mitiga, ayuda y comprende su mutuo dolor y aflicción compartida pues, no hay nada como dos jodidos de la vida que se hacen compañía y se entienden sin palabras, explicación o ficticio optimismo de una asolada desesperación que engulle y no te abandona, amputar y acabar o resurgir y sanar, descansar o seguir luchando, sólo ellos lo descifran y comprenden sin lástima, ni miradas tristes de desagradable consideración, de estimado reproche bienintencionado, pero no solicitado, de quienes les rodean.
Relato que incide y se regocija en demasía en su impertinente y profundo dolor, círculo mortecino que se muerde la cola y al que le cuesta coger ritmo hacia su gloria, perdón y mitigamiento de tanta fustigación voluntaria que puede llegar a perder, por su camino, a posibles degustadores de un personaje que evoluciona con lentitud, de retroceso siempre al acecho, y un excesivo masacre pero que, moderadamente, va adquiriendo carisma, forma y ofreciendo información para compensar tu constancia y dedicación por una protagonista apetitosa para su actriz titular que deslumbra entre tanta tristeza con su contundente actuación, acompañada por un exquisito fantasma, fantástica Anna Kendrick como atractivo deseo a la nada indolora y el vacío gratificante, inicio de salvación o elección plausible de apetecible conclusión y, una magistral Adriana Barraza que representa esa madre adoptiva que aguanta, tolera y nunca abandona, que mira, calla y soporta su vileza sin faltas ni acusación hasta esa feliz momento que abra la habitación, deje entrar la luz, observe la foto de su hijo y llore desconsolada -ya en tu inevitable compañía y solidaridad pues llegado a ese punto, ya eres suya- ante una afirmación penetrante y necesaria "fui una buena madre" que surge cual arcoiris sonriente que ilumina y embellece y permite un nítido pero suave verde esperanza que derribe tanto muro levantado a traición y urgencia.
Déjate llevar al mar de la penuria, nada entre sus agitadas aguas, inquiétate entre sus alentadoras olas compungidas, saborea la pesadumbre de su sabor ya que, tras ese colpaso anímico, obtendrás la recompensa del placer y el gusto reconfortante por una historia que con, sutileza y aflicción, se apodera de tu sensibilidad, adueña de tus emociones y sacrifica sin permiso tu desvelo al enlazar, sin aspiración ni pretensión, con un martirio que busca salida de emergencia y cuya afinidad lograda espanta todos los males sufridos hasta ese momento.
Supera su primer obstáculo, tempestad violenta de agresión y ruina, y sumérgete en la delicia de buceo de un presente agrio de posible futuro estimado, un bañador prestado, una tarta casera, tibia conversación de significativa compañía y ganas sinceras de esfuerzo, recuperación y dignidad en su persona, más una suculenta, preciosa, decisiva y marcada banda sonora de cierre, "Halo" de Gary Lightbody, que resume con habilidad artística el meritorio aporte de Daniel Barnz en su trabajo final.
Tú mismo, disfrútala; machacona pero deliciosa.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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1 de febrero de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática, sobre como le cuesta a una mujer superar las secuelas de un accidente, y sobre todo la muerte de su hijo.
La historia no termina de despuntar, se queda a medio camino en todas las áreas, y nunca llega uno a darse cuenta el por qué algunos de los personajes se portan de manera tan amable y hasta condescendiente con la insoportable protagonista.
Por ejemplo el personaje de Adriana Barraza, esa especie de chacha más fiel que un perro, me pareció nefasto, ya que no es más que un pobre estereotipo, tampoco profundizan en el personaje del viudo, es decir un tipo que queda viudo y con un hijo pequeño, lo que menos necesita es andar con una mujer complicada que carga con su propia tragedia y que encima es chocante, apática, y soberbia.
¿Y lo más innentendible de todo, a santo de qué tiene visiones con la compañera del grupo de auto-ayuda que se suicido?
Las interpretaciones son correctas, y Jennifer Aniston bien, incluso llega a conmover en alguna escena, se agradece que acepte una propuesta alejada de las comedias idiotas que suele protagonizar.
Pero la historia se queda inconclusa a pesar de ser larga, se nota que es algo que pretendía el guionista, tal vez para darle un toque pretendidamente realista, pero no lo logra, ya que parece incompleta.
Manuel
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9 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Jennifer Aniston es una muy buena actriz dramática es algo que yo ya había descubierto hace unos años en la película "The good girl". Aquí nos trae un personaje algo parecido a la que allí nos regalaba, aun que con menos maldad. Aquí Aniston es Clare, una mujer que ha perdido a su hijo pequeño en un grave accidente de coche y que, a causa del mismo, lleva un año sufriendo unos dolores terribles en todo el cuerpo. Todo ello ha provocado una gran depresión en ella. En un principio, Aniston, que es una de las productoras de la película, no era la elegida para interpretar a Clare. Fue el abandono de la actriz elegida lo que provocaría que Aniston se encargara del mismo y no lo ha hecho nada más. Se ha despojado de gran parte de sus tics cómicos y ha dejado una actuación que casi se lleva una nominación a los Oscars este año pasado. Junto a ella, una encantadora Adriana Barraza, actriz y directora mexicana que pone el contrapunto al Aniston. Muy buena química entre estas dos actrices, cuando comparten escena la película se crece. Anna Kendrick, descubierta para el gran público gracias a la saga "Crepúsculo", ha sido de lo mejor que ha podido salir de la misma, cada día más guapa y mejor actriz. El atractivo Sam Worthington está aquí más guapo que nunca, su actuación es discreta. Este actor aún no ha encontrado un personaje con el que pueda demostrar su valía. Apariciones muy breves de la hija de Meryl Streep, Mamie Gummer, de gran parecido con su famosa madre, y del matrimonio formado por William H. Macy y Felicity Hoffman. No está nada mal, merece la pena su visionado.
TESS
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4 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loable intento de Jennifer Aniston (Somos los Miller) para el asalto a una posible nominación al Oscar que no fue correspondida por la Academia americana. Y personalmente creo que debería, al menos, haber obtenido la nominación. Sin lugar a dudas su interpretación en Cake es lo mejor de la película. Demuestra con este personaje la equilibrada mezcla entre una actuación física y una actuación psíquica. Un personaje complejo, atormentado, pero a la vez capaz de ofrecer síntomas de positivismo y recuperación. Es ambivalente en sus motivaciones, con la mezcla de la depresión y el dolor físico que la atormentan, pero que a la vez es capaz de mirar a la vida y sentirse útil para la sociedad. Y, en definitiva, ser valiente.
Este esfuerzo para dar lo mejor de su interpretación se reconoce al saber que también es productora de Cake, lo que provoca que se inmiscuya más en la representación del personaje principal de la película. En la dirección se sitúa Daniel Barnz (Phoebe en el País de las Maravillas), que no aporta mucho más allá de un trabajo sencillo y rutinaria, dejando todo el peso en Jennifer Aniston. Quizás esta falta de ambición por parte del director lastre el desarrollo principal de la película, que la hace por momentos monótona (que no aburrida) y que apenas aporta sorpresas destacables. Como secundarios están la interesante Adriana Barraza (Dora la Exploradora) y el reconocido Sam Worthington (Avatar). Ambos cumplen bien con su trabajo aunque se vean absorbidos por el huracán que es Aniston en esta película.
Resumiendo: meritoria película que no encuentra el tono narrativo correcto para cada momento, pero que cuenta con la gran interpretación de su protagonista, muy alejada de lo que nos tiene acostumbrados habitualmente.
Siferval
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