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Ellos mismos comunicaron la muerte de su padre

As� son los tres herederos de Stephen Hawking

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Stephen Hawking, y sus hijos Lucy y Tim con su madre, Jane, en el...
Stephen Hawking, y sus hijos Lucy y Tim con su madre, Jane, en el estreno mundial en Londres de 'La teor�a del todo', la pel�cula basada en la vida del cient�fico. C.P.

Robert, Lucy y Tim tuvieron que vivir toda su vida con el miedo de "verse atrapados en otro cap�tulo de la historia de Stephen Hawking". Aunque ellos lo llamaban 'pap�', el c�ctel de fama, ciencia y discapacidad en que se hab�a convertido el astrof�sico m�s medi�tico del �ltimo siglo podr�a haber hecho peligrar la relaci�n con sus hijos de un hombre que durante la �ltima etapa de su vida s�lo pod�a utilizar un m�sculo de su cara para comunicarse con el resto del mundo. M�s all� del astrof�sico ateo -"no hay ning�n Dios"- y luchador -"si eres discapacitado c�ntrate en aquello que puedas hacer bien y no te lamentes por lo que no"-, est� el legado que Hawking, como padre, dej� a sus hijos.

"Estos son los consejos m�s importantes que he querido transmitirles. Uno, recuerda mirar hacia arriba, hacia las estrellas, y no a tus pies. Dos, nunca dejes el trabajo, �l te dar� un significado y un prop�sito en la vida sin el cual tu existencia estar� vac�a. Tres, si tienes la suerte de encontrar el amor recuerda que es algo muy raro, no lo tires nunca por la borda", enumer� el brit�nico durante una entrevista en 2010.

As� aconsejaba Hawking a los tres hijos que nacieron de su matrimonio con Jane Wilde, la mujer que le dio "un motivo para seguir viviendo" cuando le diagnosticaron esclerosis lateral amiotr�fica a la temprana edad de 21 a�os. De hecho fueron ellos mismos quienes durante la madrugada del pasado mi�rcoles comunicaron el fallecimiento de su padre en su residencia de Cambridge a los 76 a�os de edad: "Estamos muy tristes por su muerte. Era un gran cient�fico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurar� durante a�os. Su coraje y persistencia, su brillo y su humor inspiraron a personas de todo el mundo. �l dijo una vez que 'el universo no ser�a gran cosa si no fuera porque en �l habitan las personas que amamos'. Le echaremos de menos para siempre".

El primero en llegar fue Robert, tan s�lo dos a�os despu�s de que la pareja se casase en 1965 y cuya implicaci�n en los cuidados de Stephen se convirti� en una ayuda fundamental para su madre. "Ha hecho cosas por su padre que ning�n ni�o deber�a hacer jam�s", lleg� a admitir Jane en su biograf�a.

En Microsoft

A pesar de que durante su infancia dio muestras de estar interesado en la ciencia, al poco tiempo decidi� dar un giro, estudiar en la Universidad de Oxford y empezar a trabajar para Microsoft como ingeniero inform�tico, compa��a a la que sigue ligado en Seattle, donde vive con su mujer y sus dos hijos. Aunque nunca mostr� las mismas ganas que su padre de acaparar la atenci�n medi�tica, el m�s mayor de los Hawking particip� en 2012 en el ice bucket challenge, un reto viral que sirvi� para dar visibilidad al ELA, enfermedad que sufr�a su progenitor desde hac�a casi 50 a�os.

En su segunda hija, Lucy, Hawking encontr� al perfecto complemento para su faceta divulgadora, ya que uno de los mayores m�ritos del astrof�sico fue el de acercar las estrellas a millones de personas a trav�s de una f�rrea intenci�n de hacer la ciencia accesible para todos. "Estaba convencido de que a todo el mundo le interesa saber c�mo funciona el universo", asegur� �l para explicar los motivos que le llevaron a escribir la obra que le catapult� a la fama. Traducida a m�s de 40 idiomas y plasmada en m�s de 10 millones de ejemplares, Historia del tiempo se convirti� en el primer paso de la aventura editorial del brit�nico.

Stephen Hawking junto a su primera esposa, Jane Wilde, y sus hijos mayores Robert y Lucy.
Stephen Hawking junto a su primera esposa, Jane Wilde, y sus hijos mayores Robert y Lucy.C.P.

La mediana de los Hawking, nacida en 1970, personific� mejor que ning�n otro ese car�cter divulgador de su padre estudiando periodismo, profesi�n que nunca lleg� a ejercer de manera estable a pesar de colaborar puntualmente con medios tan prestigiosos como The Guardian, The Telegraph, The Times o el Daily Mail, pero que s� que le sirvi� para forjar "su propio estilo" literario.

Lucy decidi� alternar su labor como docente cient�fica con su verdadera vocaci�n, la de escritora, que le llev� a escribir junto a su padre varios libros dedicados al p�blico infantil. El m�s importante de ellos fue La clave del universo, una novela publicada en 2007, traducida a 38 idiomas y vendida en 43 pa�ses que trata sobre un ni�o que descubre c�mo utilizar un portal generado por ordenador para viajar alrededor del sistema solar y descubrir sus secretos.

"Le estaba leyendo a mi padre uno de los borradores y se ri� tanto que salt� de la silla. Dos de sus cuidadoras tuvieron que agarrarle y devolverle a su asiento. �se fue el momento en que me di cuenta de que estaba enganchado, de que hab�a empezado a disfrutar con esto", record� ella durante una entrevista.

Empe�ada en cumplir uno de los sue�os que compart�a con su padre, "escribir para ni�os", a Lucy, casada en 1998 con un empleado de Naciones Unidas, le toc� sufrir el diagn�stico por autismo de su �nico hijo, William, lo que le hizo volcarse a�n m�s con las causas sociales. Actualmente, es vicepresidenta del National Star College, una instituci�n dedicada a ayudar a personas con discapacidad, y es una de las fideicomisarias del Autism Research Trust.

"Cuando William era muy peque�o me di cuenta de que algo no estaba bien, pero no paraba de repetirme a m� misma que no pod�a ser, que un rayo nunca cae dos veces en el mismo sitio. Cuando le diagnosticaron autismo no pod�a parar de preguntarme c�mo pod�a ser posible. Me enfad� bastante", recuerda.

Porque no todo fue de color de rosa para la hija del astrof�sico. El matrimonio de su padre en 1995 con Elaine Mason, una de sus cuidadoras, marc� el inicio de una d�cada muy complicada para la joven escritora, que se volc� en proteger a su padre de los malos tratos que le inflig�a su nueva esposa. Adem�s, cuando en 2004 se divorci� de su marido, Alex Mackenzie, ingres� en una cl�nica de rehabilitaci�n de Arizona por problemas de depresi�n y alcoholismo.

"Fue una �poca catastr�fica, creo que como familia tuvimos nuestro propio momento de caer en un agujero negro", defini�. "Parte del motivo de poder salir de �l fue hacer algo que tuviese un significado. Trabajar con pap� escribiendo libros e inspirando a ni�os parec�a la mejor forma de contribuir".

Adem�s, seg�n reconoci� ella misma en una entrevista hace algunos a�os, el hecho de escribir juntos supuso un nexo de uni�n entre padre e hija que les llev� a reunirse regularmente para cenar en la residencia de la familia en Cambridge. "Ha sido maravilloso para los dos. S� que pap� nunca esper� trabajar junto a ninguno de sus hijos de manera profesional, y mucho menos conmigo porque estaba firmemente encaminada a las disciplinas art�sticas. S� que es algo que le ha complacido mucho", explic�.

Hijo del m�sico

Timothy, el m�s peque�o de los hijos de Hawking, naci� casi como pistoletazo de salida a una �poca muy complicada para el astrof�sico. La relaci�n entre sus padres ya empezaba por aquel entonces a deteriorarse e incluso se ha especulado con que no sea hijo de Stephen sino de Jonathan Hellyer, el m�sico parroquial con el que Jane termin� cas�ndose. En este sentido, la ex esposa de Hawking siempre ha querido ser tajante, asegurando que el �nico padre posible era su entonces esposo.

Pero lo cierto es que los primeros a�os de relaci�n entre padre e hijo no fueron buenos, algo que el propio Tim lleg� a confirmar en una ocasi�n al afirmar que ir�nicamente el instante en que empez� a crearse de verdad un v�nculo entre ellos fue cuando �ste perdi� la voz. A ra�z de ese momento, el peque�o de la familia pas� a compartir con su padre aficiones como la F�rmula 1 o el ajedrez.

De hecho, Timothy, que en la actualidad trabaja en Lego despu�s de haber estudiado franc�s y espa�ol en la Universidad de Exeter, parece ser el que ha heredado el sentido del humor de Hawking, ya que como record� durante un documental emitido por la BBC, programaba palabrotas en la m�quina que su padre tuvo que utilizar hasta el final de sus d�as para poder comunicarse adem�s de bromear con �l sobre su enfermedad.

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