Rally Road Racers (2023)

Zhi es un lori perezoso, desde luego no el tipo de animal que asociarías a la alta velocidad. Pero su sueño es competir en las carreras automovilísticas, donde destaca el sapo Vanaglorioso como el gran campeón, a quien admira profundamente. Se llevará un chasco al comprobar que es un tipo codicioso, que desea construir en su pueblo un resort de lujo con sus abundantes ganancias. Pero tiene la oportunidad de evitarlo compitiendo en en el gran rally de la Ruta de la Seda, en China, y para ello contará con el apoyo de Gnash, un veterano campeón. Además, va a enamorarse de Shelby, que le ayuda a creer en sí mismo, aunque ignora que ella trabaja para Vanaglorioso.

Cinta de animación escrita y dirigida por Ross Venokur, responsable de El príncipe encantador, está ambientada en China con el deseo nada disimulado en llegar al apetitoso público de ese país. Toma elementos prestados de Cars –el veterano entrenador– o de la serie Los autos locos –Vanaglorioso recuerda a ratos a Pierre Nodoyuna–, aunque dándole además un toque zen, con la búsqueda del tao por parte del protagonista que le ayude a ganar confianza en sus posibilidades para ser un gran piloto. Hay además unos personajillos que ayudan al villano, que recuerdan a los minions, y algún gag en torno a la familia de Vanaglorioso, que remite a El padrino.

Con una animación vistosa, y unas carreras que dan su juego, el film no inventa la pólvora, pero resulta medianamente entretenido. E invita al público a tratar de hacer realidad los propios sueños, además de sugerir que, frente a la vitalidad juvenil, está la veteranía de los mayores, que es un grado, y en la que conviene apoyarse.