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El silencio de María Gabriela Chávez

La hija dilecta de Hugo Chávez se estrenó este 1 de abril como embajadora ante la ONU, sin decir una palabra. Su perfil revela que no es mujer de discursos.
21 Oct 2014 – 01:34 PM EDT
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Por Maye Primera @mayepri

María Gabriela Chávez no dijo una palabra cuando el canciller Elías Jaua anunció su designación como nueva embajadora alterna de Venezuela ante las Naciones Unidas, durante un acto público convocado el 13 de agosto en Caracas en solidaridad con Palestina. La segunda hija del fallecido Hugo Chávez hizo lo que acostumbra hacer desde que acompaña a su padre en mítines políticos y viajes oficiales y una frase del orador de turno la alude directamente: se levantó del asiento con media sonrisa, dio gracias entre labios y saludó al público que daba vivas con la mano cerrada en un puño.

María Gabriela Chávez ha hablado solo una vez a los venezolanos "el día del sepelio de su padre, cuando leyó una breve y emotiva carta de despedida"y una vez con la prensa internacional "el 12 de abril de 2002, cuando denunció a través de la radio cubana que Chávez no había renunciado a la Presidencia, sino que era víctima de un golpe de Estado.

Ella tiene 34 años y estudios en Comunicación Social, no tiene carrera diplomática y ni tuvo nunca empleo conocido, y al ser nombrada embajadora prometió en un tweet que recibía la tarea con “el compromiso en el alma” y “la fuerza para alzar la voz por las causas justas”. Hasta ahora que ha sido nombrada en su primer cargo público, María Gabriela Chávez no dio muestras de haber heredado de su padre la propensión por los largos discursos y la política activa.

Sin embargo, quienes recibieron el poder en Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez han procurado mantenerla a su lado como referente dinástico, sentimental y moral que legitime su liderazgo frente a las bases chavistas, en un contexto de pugnas internas donde otros familiares del difunto presidente "entre ellos, uno de sus hermanos"han sido expulsados del Gobierno.

Durante la campaña presidencial de 2013, el entonces candidato Nicolás Maduro intentó arrancarle a María Gabriela unas palabras de apoyo, invitándole a tomar la palabra durante un mitin celebrado en la ciudad andina de Mérida el 3 de abril, un día después de revelar que Chávez se le había aparecido en forma de ‘pajarito’. 

La multitud la azuzaba pidiendo “¡que hable! ¡que hable!” y después de varios segundos de incómodo silencio, transmitidos en directo por la estatal Venezolana de Televisión, ella se acercó a los micrófonos y dijo: “Un saludo, un abrazo. Qué viva Nicolás Maduro. Qué viva Chávez”, antes volver a su lugar en la tarima repleta de funcionarios uniformados de rojo, donde apenas vestida de jeans y suéter gris. Pasaron otros segundos de silencio, con las cámaras de VTV enfocando la expresión inconforme de María Gabriela, hasta que Maduro retomó su discurso. “¡Habló! Un aplauso para María! El amor de nuestro comandante, su María. Amor puro es lo que hay”, dijo el candidato, como si otro Chávez le hubiese ungido sucesor por segunda vez.

Durante la inusual ceremonia de investidura que siguió a su triunfo en las elecciones, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, también tuvo la ocurrencia de invitar a María Gabriela a colocarle la banda presidencial a Maduro: “Pedimos a María Gabriela Chávez que nos acompañe y nos ayude en esta tarea, quién más (sic) que una hija de nuestro comandante”.

María Gabriela Chávez Colmenares nació en marzo de 1980 del matrimonio de Hugo Chávez con Nancy Colmenares, su primera esposa, y es la segunda entre sus cinco hijos conocidos "Rosa Virginia, Hugo Alejandro, Rosinés y Sara Manuela. Cursó algunos semestres de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Central de Venezuela y luego siguió estudios en Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela, fundada por Chávez en 2002.

Cuando su padre se divorció de su segunda esposa, Marisabel Rodríguez, María Gabriela asumió el rol de primera dama de Venezuela, acompañándolo en viajes y actos oficiales. De todos los hermanos Chávez es ella quien mantiene una relación más estrecha y profunda con los presidentes latinoamericanos que entablaron amistad o secundaron los planes regionales de su padre; especialmente con el líder cubano Fidel Castro y con la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, a quienes considera como un abuelo y una madre.

Hugo Chávez llamaba a María Gabriela “mi heroína” por desencadenar con unas breves declaraciones los episodios que condujeron a su rescate y restitución en el poder, tras el golpe de Estado que lo derrocó durante 48 horas en abril de 2002. Luego de recibir una llamada de su padre desde la cárcel adonde lo llevaron los golpistas, María Gabriela Chávez se comunicó con Fidel Castro para pedir ayuda.

Fue entonces cuando el cubano le aconsejó que declarara a los medios internacionales que Chávez no había renunciado a la Presidencia, según el propio relato de Fidel publicado este años en el diario cubano Granma: “Me llama y es cuando yo le propongo que si ella estaba dispuesta a hablar ella misma (a los medios). Dice: ‘Sí, ¡qué no haría yo por mi padre!’. Entonces le preparé inmediatamente para que hablara con Randy (Alonso) el periodista, y a las 12:40 disparamos (su mensaje) al aire (…) y se lo entregamos a las agencias y también a la CNN”. Ella tenía entonces 22 años.

A instancias de la presidenta argentina Cristina Fernández, que reaccionó con espanto a la feria en que se había convertido la capilla ardiente en honor a Hugo Chávez, María Gabriela también se hizo cargo del funeral de Estado de su padre en el último minuto.

“Con el manual de ceremonial oficial y las guías de protocolo universales comenzaron los preparativos (…) Hasta la búsqueda en Medellín de la limosina fúnebre con vidrios para que se viera el ataúd por el público de la calle, y que se trajo en un avión Hércules de la Fuerza Aérea, fue diligenciado bajo sus órdenes”, escribió el periodista venezolano Nelson Bocaranda en sus ‘Runrunes’ del 16 de marzo de 2013, la misma columna de confidenciales donde durante dos años informó en exclusiva sobre el cáncer del presidente Chávez y los tratamientos médicos a los que fue sometido en La Habana.

El acto se realizó el viernes 15 de marzo en la Academia Militar, diez días después de conocerse la noticia de la muerte de Chávez. María Gabriela seleccionó a los invitados y al orador de orden, y eligió ser ella misma quien hablaría en nombre de la familia.

“Bueno, primera vez que hablo en público, pero a mí toda la vida me gustó escribirle y a él le gustó leerme y hoy no podía ser la excepción”, dijo María Gabriela y leyó una carta manuscrita de una página, que colgó después por ambas caras en su cuenta de Instagram. La lectura duró poco más de tres minutos, y fue la primera y única vez que los venezolanos escucharon su voz durante tanto tiempo.

La nota, sin duda, la escribió ella: tenía el mismo tono y estructura de una carta anterior que Chávez leyó en su programa dominical ‘Aló, Presidente’ número 313. “María escribe, desde niña escribe, le gusta escribir. Y después que yo salí de la cárcel, me escribió esto”, dijo Chávez, que en la lectura de los párrafos siguientes quedó privado del llanto frente a las cámaras.

Pero María Gabriela se ha hecho popular por sus post en redes sociales más que por sus largos textos, más por sus fotos de Instagram "donde suele aparecer rodeada de la farándula venezolana afín al chavismo-- que por sus tweets. Es allí donde la segunda hija Chávez mantiene al país informado de su acontecida vida amorosa, de su debilidad por el esmalte de uñas y el maquillaje, de los trucos de sus perros falderos y de cuánto extraña a su padre.

Allí aparece retratada con su gran amigo, el piloto venezolano de Fórmula Uno, Pastor Maldonado, con el beisbolista Magglio Ordóñez, y con los reguetoneros y salseros que por iniciativa suya animaron la última campaña presidencial que emprendió su padre, ya bastante diezmado por la enfermedad.

La nueva embajadora alterna de Venezuela ante la ONU llegó a Nueva York el pasado 23 de septiembre, en el mismo avión donde viajaron el presidente Nicolás Maduro y su comitiva para asistir a la cumbre sobre el clima y a la Asamblea General de Naciones Unidas.
María Gabriela Chávez ya estaba integrada a la delegación venezolana compuesta por el canciller Rafael Ramírez y por el embajador Samuel Moncada, cuando este 16 de octubre Venezuela resultó electa como miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el periodo de sesiones 2015-2016. “Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU. Este triunfo es tuyo, Gigante amado! Viva Venezuela!!!”, fue el mensaje que tuiteó @maby80 al conocerse la noticia, intercalado con corazones del color de la bandera venezolana.

Mucho se ha especulado en Venezuela acerca de las razones que tuvo Nicolás Maduro para nombrar a María Gabriela en el puesto de embajadora, sin tener formación política o académica para ejercer esa función.

Una de las versiones insinúa que lo hizo para sacarla de la residencia presidencial conocida como La Casona, donde las hijas de Chávez siguieron viviendo a pesar de la muerte de su padre; pero María Gabriela ya se fue de La Casona en noviembre de 2013 y solo falta que su hermana mayor, Rosa Virginia, y su esposo, el vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, le sigan los pasos.

Otra de ellas indica que la decisión pretende otorgarle a inmunidad diplomática ante una eventual investigación por corrupción en relación con un caso de importación de cereales con sobreprecio ventilado por la prensa argentina en julio pasado; pero María Gabriela nunca ha tenido responsabilidades administrativas de ningún tipo que pudieran vincularla penalmente con esta denuncia.

Como quiera que sea, ninguna de las alternativas considera la posibilidad de que la hija dilecta de Chávez asuma un rol político relevante en la política exterior de su país.

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