Point Omega, Don DeLillo

Point Omega, de don delillo

Point Omega, de don delillo

Simon & Schuster, Inc., 2010, 117 pp.
La crítica, en los Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se rinde de manera unánime ante esta breve novela de DeLillo. Uno de los críticos dice: «Una original novela de ideas». Otro: «Un frío, inquietante, y magistralmente compuesto, estudio sobre culpa, pérdida y arrepentimiento; es, posiblemente, lo mejor que DeLillo ha escrito hasta hoy».
Yo leo la novela y doy mi percepción (creo que en ella el autor habla en extenso sobre percepciones de la realidad). Algunos van a gustar de ella. Otros, no. ¿Qué puedo hacer? Soy fiel a mis creencias.
Para comenzar, la novela se ajusta a los parámetros clásicos con elegancia académica. Empieza y termina en el mismo escenario. La trama o “Plot”, se teje a partir de las inquietudes de la primera parte (¿prefacio?), y avanza gracias a la introducción de varios conflictos sucesivos. Los personajes están claramente definidos y aún en el caso de algunos que aparecen en cierta forma como difusos, turbios (Dennis, el amigo de Jessie, quien podría ser también el anónimo espectador en la sala del museo, o en cualquier caso, Jessie misma, la hija de Elster, el amoral académico), son necesarios a la expectación que me da la impresión el autor desea despertar en sus lectores. La longitud, 117 pp., es absolutamente suficiente para contar esta historia en la que las ideas, como fantasmas vivos entre la bruma, toman por asalto su lugar como personajes de la novela. Por último, el lenguaje que utiliza DeLillo es naturalmente bello, simple, educado, propio y al alcance de cualquiera. Desde este punto de vista, es una novela amigable, un libro para ser leído por cualquier persona que le guste leer y razonar.
La historia tiene dos partes, una novela de 4 capítulos que comienza en la página 17 y avanza hasta la 100, y un continuo de Prefacio (Anonimato), fechado 3 de septiembre que va de la página 3 a la 15 y un Epílogo (Anonimato 2), fechado 4 de septiembre que principia en la página 101 y termina en la 117. Integro estos dos segmentos en uno, porque ambos son contados por un narrador omnisciente, ocurren en el mismo espacio físico, una sala de exhibición del Museo de Arte Moderno de Nueva York (en la que se proyecta la famosa película, “Psicosis”, lentificada de tal manera que su proyección dure 24 horas), y son relatados durante dos días consecutivos. Hay una totalidad que articula estos dos anonimatos: Un bello texto constituido fundamentalmente por una serie de disquisiciones, raciocinios, preguntas filosóficas, variaciones metafísicas y meditaciones (Ideas), sobre la percepción de la realidad, el tiempo, el movimiento y el espacio interior. El narrador especula con la posibilidad de que ambas perspectivas (cualesquiera que sea su esencia), la de la izquierda y la de la derecha, sean válidas. En la página 4, refiriéndose a un espectador anónimo, de pie en esa sala del museo, dice: “Pero, ¿puede él llamar la mano izquierda, la mano equivocada? Porque, ¿qué hace a este lado del telón, aún en lo más mínimo, menos verdadero que el otro?”
De igual manera, estas dos partes, del 3 y 4 de septiembre, le dan al narrador la oportunidad de observar al espectador solitario que contempla la película ralentizada, dentro de la penumbra ocasionada por el reflejo de la proyección del film sobre una gran pantalla, sin diálogo ni música. El narrador omnisciente observa, cavila, especula sobre este hombre y sus probables pensamientos, ideas, ambiciones, deseos ocultos, entre ellos uno muy específico, que lo imagina como deseando que alguien, una mujer tal vez, le hable, le haga preguntas a las que él pueda contestar y de esa manera poder tener una compañera con la que pueda comentar y confrontar percepciones, pero el museo cierra por el día (3 de setiembre), y todos deben salir, incluso el solitario espectador.
La novela comienza entonces, vienen y pasan los capítulos 1, 2, 3 y 4, en los que la trama consiste en una larga entrevista filmada por un cineasta de documentales, Jim Finley, para enlazarse, después de los 4 capítulos, con el epílogo fechado 4 de septiembre (Anonimato 2), cuya mecánica narrativa es muy parecida al Anonimato del prefacio y que se diferencia tan solo porque una joven mujer se aproxima al espectador solitario, en la oscuridad de la sala de proyección de Psicosis ralentizada, y le hace una sorpresiva pregunta que el hombre, presa del desconcierto, demora en responder, lo que le sirve al narrador para dar información que establezca una similitud de conducta entre el espectador solitario y Norman Bates (Antony Perkings), hosco, solitario, tímido en extremo. El espectador vence su primer susto y responde, se establece un diálogo tenso y distante, que al mismo tiempo les permite a los dos (a él y a la mujer que pregunta), una cierta identificación espiritual. En este segundo Anonimato se puede encontrar parte de la información, velada por cierto, que necesitamos para identificar a ambos personajes, la mujer de la pregunta: (A), y el espectador anónimo: (B). El resto de dicha información la podrá encontrar el lector, en los diálogos, dentro de los 4 capítulos, de Jim Finley, el cineasta con la hija de su entrevistado, Jessie. Pero es claro que ambos personajes (A y B), se pueden identificar claramente, solo después de leer el segundo Anonimato.
La novela (los 4 capítulos), trascurre en el Desierto de Anza-Borrego, unas horas al noreste de la ciudad de San Diego, California, pero los personajes, que son de Nueva York y viven allí, han ido al desierto por unos días, tan solo. Allí se supone que Jim Finley (el narrador de los 4 capítulos, en primera persona), va a filmar una larga y continua entrevista a Elster, el académico al servicio del poder, en la que el cineasta desea que el entrevistado hable sin ser preguntado, un largo discurso de varios días que Jim considera algo natural, y el entrevistado, por el contrario, entiende como la solicitud de una confesión y un acto de contrición o pedido de perdón que parece desear, pero a la que se opone rotundamente. Ambos son hombres cansados del mundo en que viven. Jim es joven, 35 años, y el entrevistado es mayor, setenta y tres.
Apenas ingresados en la novela, el narrador nos prepara presentando algunos conceptos que son necesarios para entender mejor al personaje, Richard Elster, quien habla, nos sugiere, que la percepción de la realidad es “la intensa búsqueda del significado de las cosas; lo cual puede fabricar, al final, cualquier significado loable”. Elster es el hombre aparentemente amoral, el académico al servicio del aparato de poder que fabrica las guerras, una tras otra, en USA, aparato al que Elster, con su manejo de la lengua, su conocimiento de la literatura universal, su dominio de la historia, la filosofía, la lógica, irá proporcionando el disfraz conceptual que de manera sofisticada enmascara, disimula, deforma, las mentiras del gobierno (“Enhanced Interrogation Techniques”): Técnicas expandidas de interrogación, nombre clave, en lugar de tortura. “El gobierno es una empresa criminal”, dice Elster. “Mentir es necesario. El estado tiene que mentir. En la guerra, o en su preparación, no existe mentira que no se pueda defender”, dice, no bien iniciada su conversación con el narrador. Aquí se centra la crítica que DeLillo hace a la situación actual de los EEUU, a las dos guerras que sostiene por 10 años y esto, creo yo, le da al libro, en una primera lectura, un aire de ensayo periodístico, Richard Elster tiene un cierto parecido al Dr. Hoenikker de la novela Cat´s Cradle. Si comparáramos esta novela de DeLillo, con “Cat´s cradle”, de Vonnegut, podríamos notar una similitud en la intención de crítica, pero también la diferencia en la universalidad de la misma. Al leer PO, me quedo con una sensación de desconfianza, de sospecha, porque si se asume que los únicos que delinquen desde el gobierno para enriquecerse con la producción y venta de material bélico son los norteamericanos, creo que DeLillo deja de lado sospechosamente la Historia de la Humanidad. Desde los egipcios, pasando por los asirios, caldeos, fenicios, los griegos y posteriormente el gran Alejandro, hablando de Macedonia-Grecia, todos, sin excepción, hicieron textualmente lo mismo: Mentiras, invenciones, envenenamientos, destrucción de templos, matrimonios de conveniencia, asesinatos masivos (hay varios casos concretos de ciudades arrasadas y todos sus habitantes exterminados, incluidos los pets, es el caso de Branxie o en inglés, Branchidae, ciudad que quedaba en lo que ahora es Afganistán ). Y así continúa la historia y tenemos Hiroshima (75,000 muertos en un solo bombazo), y Dresden, una ciudad sin valor militar, la “Florencia deL Elba” (totalmente destruida y 165,000 muertos, quemados con NAPALM). Por eso me gusta un poco más Cat´s Cradle. Vonnegut crea todo un mundo, una religión, un sistema político, etc., y luego lo destruye, destruye el planeta Tierra (que es lo que estamos esperando nosotros, hoy 21 de mayo), para terminar echado de espaldas en la cumbre del cerro McAbe, usando su libro como almohada y haciendo una trompetilla a “quién tú ya sabes.”.
DeLillo parece criticar la mentira gubernamental en una época. Se centra en los “métodos expandidos de interrogación”, una mentira que por su dimensión y la falta total e inexplicable de confrontación por parte de todos los elementos de una “democracia” (USA), es una vergüenza colectiva y por ello el escritor nos obliga a prestar atención “expandida” sobre este tema, como principal y total.
Sin embargo, en una segunda lectura, se puede apreciar una crítica más sutil y profunda, que apunta hacia el sistema en su totalidad. Detecto, por los diálogos y razonamientos, a DeLillo insinuando que en esta época moderna, la familia, en lugar de formarse por el trasvase de la historia de sus antepasados, por los lazos de afecto entre padres e hijos y entre hermanos, la comunión de genes, experiencias y bienes materiales, el soporte mutuo y el entendimiento compasivo, se constituye más bien por la obligación que un grupo de personas adquiere, involuntariamente, de tener que vivir juntas en un espacio reducido, por un tiempo que está limitado solo por la habilidad de sus miembros para adquirir una autonomía que les permita abandonar al grupo; el divorcio, la emancipación, el abandono plano y simple. Este dibujo de la familia moderna se hace más cruel, por lo verdadero, con la inclusión de dos personas con vestigios claros de autismo (se calcula que en la actualidad nace un 30% de niños autistas en USA y los expertos, ahora, empiezan a decir que la causa está en la polución ambiental, que nosotros sospechamos es ocasionada por la avaricia del Capitalismo global, regional o personal, da lo mismo), Jessie, la hija de Elster, y el solitario, eterno-espectador, frente a la película lentificada, que vagan por el mundo sin ser atendidos o escuchados (como miles de jóvenes en USA que han hablado con sus padres, dos o tres veces en su entera vida), ausentes de sensibilidad o preocupaciones, dedicados a la búsqueda incesante de puntos de coincidencia entre la realidad en que ellos viven y la de los demás, que no terminan de entender por completo.
La temática de la entrevista, motivo central de los 4 capítulos, cae (se fundamenta y da origen al nombre de la novela), en la filosofía evolucionista del padre jesuita Teilhard de Chardain, específicamente en la opción en que la recta (la línea recta, que nace en el punto cero de un eje de coordenadas, para crecer con una pendiente de 45 grados, que representa el camino entre ? y ?), se convierte en una parábola declinante al comenzar la cuarta fase de su famoso eje de coordenadas para caer en picada, en lugar de continuar subiendo a razón de 45º, para descender, más bien hacia el eje de las “Xs”, que en su linealidad representa el tiempo y que a la vez es el nivel en que se encuentra la materia no organizada; las partículas de energía, la destrucción de todo lo logrado hasta ese punto.
Chardain construye su teoría a partir del postulado de Cristo: “Yo soy al alfa y el Omega, y él, Teilhard, cree que esta marcha ascendente que carga a cuestas a la “Vida” (todo lo que palpita en el universo), mediante la evolución, desde su origen de materia inerte no organizada (de partículas de energía: Alfa), hasta convertirse en un ser con capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Una entidad conciente de su existencia, de su origen y de su posible fin en el “Punto Omega”, en que se unirá con el espíritu de Cristo. A este “Punto Omega” se podrá arribar después de continuar creciendo (con la misma pendiente se 45 grados), durante toda la cuarta fase, apoyándose para ello en “La Fuerza unificadora” que es posible gracias a la “Energía del Amor”.
La opción de la parábola descendente, que Richard Elster dice está ocurriendo a nuestra civilización en este momento, deja de ser la línea que crece constantemente en busca del Omega y se clava en el vacío. Una teoría de un pesimismo incalculable.
La novela “Point Omega”, es pues una hermosa disquisición sobre la precipitada carrera autodestructiva en que está empeñado el ser humano a nivel: a) individual (todos los personajes tienen, de una u otra manera una vida disforme o disfuncional); b) familiar (los tres personajes (Jim, Elster y su hija Jessie), que producen el diálogo en la casa del desierto, interactúan allí, por que se hallan obligados a vivir en un espacio circunscrito, no porque sean una familia y sin embargo, por las circunstancias a que se van enfrentando empiezan a devenir en una cuasi familia; c) social (la mayoría de los miembros de nuestra sociedad se retuerce en una vida subordinada al “Ministerio de las noticias y del tráfico”, según Elster); d) a nivel global (es decir, a la Vida misma como esencia de toda la creación, amenazada por las guerras y todos los cambios que ocasiona el hombre); en último término, e) a nivel moral, ético y sentimental (la destrucción de la familia, el abandono intelectual de los hijos, la guerra, el terrorismo de estado y la destrucción del medio ambiente, como consecuencia de la desesperada avaricia del neo-capitalismo-guerrero).
Elster dice en un momento dado: “En la guerra las cosas son transitorias. Miras algo que está allí y en una fracción de segundo ya no lo ves.” Lo mismo pasa con la novela. La miras, te conmueves y como es breve, ya la terminaste. El problema es que de este tema se conversa, en USA, todos los días; en el lugar de trabajo, en la TV, en el cine. Los “Talkingt Heads” del Cable TV, se han peleado a toda hora sobre esta inquietud, los últimos 5 años y el sistema capitalista americano está tan bien diseñado que como consecuencia la masa de trabajadores se halla saturada de ese específico tema que causa en ella, la masa, el mismo efecto que producen en los seres vivientes las vacunas. Lo que se diga al respecto ya no es un peligro para el aparto de poder. Cae en oídos sordos.
“Point Omega me da la impresión de ser una perfecta obra de artesanía literaria. Es como una porcelana china confeccionada respetando el “canon” de la alfarería oriental. Es posible admirar de ella, la forma en que está fabricada; es estéticamente bella, pero no dice nada nuevo ni conmovedor, como consecuencia. Estoy convencido que para los críticos del mundo entero es una NOVELA genial, pero para un ignorante como yo, que se vuelve loco para producir HISTORIAS que le rompan todos los esquemas a sus lectores, que conmuevan y produzcan reacción (no importa si es a favor o en contra), que insinúen una realidad, por los hechos narrados y porque ellos producen sensaciones (similares a las leídas), en los lectores, es tan solo un excelente ejercicio literario; un texto para aprobar el EXAMEN ante los críticos, especialmente los de Estocolmo.
Esta es mi percepción y me mantengo en ella, pase lo que pase. Lean la novela. Piensen, razonen, elaboren y encuentren su propia conclusión, en lugar de sacar el machete y el hacha para cortarme en pedazos.
Un abrazo fraterno,
Manuel Aguirre