¿Sabías que hubo un rey que obligaba a la población a acostarse a las 20.00?

En los anales de la historia, pocos gobernantes han sido tan influyentes y consecuentes como Guillermo el Conquistador, el primer rey normando de Inglaterra. Conocido por su destreza militar y perspicacia estratégica, desempeñó un papel fundamental en la configuración del curso de la historia inglesa. Sin embargo, entre la miríada de decisiones que tomó durante su reinado, podemos encontrar una medida un tanto curiosa: el intento de que todos sus súbditos se acostaran a las 8 de la tarde e iba tan en serio que promulgó un edicto para ello.

Antes de llegar al toque de queda, es esencial comprender el contexto en el que Guillermo el Conquistador llegó al poder. Nacido en 1028 en Normandía, Francia, descendiente de vikingos, era hijo ilegítimo del duque Roberto I de Normandía y Arlette de Falaise, hija de un curtidor. A pesar de su estatus ilegítimo, Guillermo ascendió al cargo de duque de Normandía en 1035 y consolidó su dominio sobre la región. Sus objetivos los tenía muy claros: quería conquistar Inglaterra. En 1066 invadió Inglaterra y reclamó el trono inglés, que creía que le pertenecía por derecho. Sus fuerzas derrotaron al ejército inglés dirigido por el rey Harold II, en la famosa batalla de Hastings, y Guillermo fue coronado rey de Inglaterra el día de Navidad de 1066 en la abadía de Westminster, lo que marcó el comienzo del dominio normando en Inglaterra, que trajo cambios significativos en el panorama político, social y cultural del país.

Llega el toque de queda

Uno de los aspectos más singulares del gobierno de Guillermo el Conquistador fue su decisión de imponer un toque de queda a la población conquistada, exigiéndoles que se acostaran a las 8 p. m. Este toque de queda, conocido como Couvre-feu o "fuego de cobertura" en francés antiguo, se introdujo inicialmente como una medida para prevenir incendios en pueblos y ciudades. Una vez sonaban las campanas, los ciudadanos tenían obligación de cubrir sus fuegos y apagar las luces a esta hora de la noche, asegurándose de minimizar cualquier riesgo potencial de incendio. Si bien el objetivo principal del toque de queda era la prevención de incendios, también cumplía un propósito secundario: mantener la ley y el orden en el territorio recién conquistado. El rey creía que esta medida también ayudaría a reducir cualquier posible rebelión o resistencia a su gobierno, así como limitar las actividades delictivas que podrían tener lugar al amparo de la oscuridad. 

¿Qué ocurrió con esta medida?

Inicialmente el reinado de Guillermo I fue bastante estricto para con esta medida de tener a toda la población en la cama a las ocho. Sin embargo, el toque de queda se volvió gradualmente más flexible con el tiempo, a medida que la ley normanda se afianzó y el riesgo de rebelión disminuyó, aunque el toque de queda se convirtió en una práctica habitual de hacer sonar las campanas por la noche para recordar a la gente la necesidad de estar alerta cuando caía el sol.

La práctica de hacer sonar las campanas para señalar el toque de queda persistió en algunas partes de Inglaterra durante siglos, incluso después de que se perdiera su aplicación oficial. 

¿Qué otros edictos inusuales impuso a sus súbditos?

El más curioso de todos fue este, aunque su reinado vio la introducción de otras leyes y políticas notables que afectaron significativamente a la vida de sus súbditos. Algunos de estos edictos y políticas inusuales incluyen: The Domesday Book, un registro similar a los censos que se realizan hoy día. El nuevo rey tenía necesidad de conocer datos del país que acababa de conquistar, por lo que en 1085, encargó un estudio masivo de Inglaterra, conocido también como Libro de Winchester. Este registro detallado documentó la propiedad de la tierra, los recursos y la población en todo el reino. Es un documento que no tiene precedentes en la historia y tuvo un impacto significativo en la vida de los ingleses.

También destacan las leyes forestales introducidas por Guillermo el Conquistador: fueron nombradas para proteger a los animales de caza, en particular a los ciervos, y sus hábitats para la caza real. Estas leyes prohibían a la población local cazar, pastar animales o limpiar tierras dentro de los bosques reales designados. Quien violara las leyes forestales se enfrentaba a castigos severos, incluyendo multas, encarcelamiento o incluso la mutilación. Las leyes no sentaron nada bien a la población local, ya que restringían el uso de la tierra y los recursos que antes tenían a su disposición. Cosas de reyes. 

Referencias: