Crítica: Holiday - Cineuropa

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TORONTO 2023 Centrepiece

Crítica: Holiday

por 

- El tercer largometraje de Edoardo Gabriellini es un thriller psicológico ambientado en una zona rural que explora temas familiares y femeninos, sin despertar mucho la curiosidad del espectador

Crítica: Holiday
Margherita Corradi y Giorgia Frank en Holiday

Tras debutar en 1997 como actor en Ovosodo, de Paolo Virzì, Edoardo Gabriellini decidió pasarse al otro lado de la cámara en 2003, y el resultado fue la creación de su primera película, B. B. & il cormorano. En 2010, no obstante, volvió a las andadas de la interpretación con el papel de protagonista en Yo soy el amor [+lee también:
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, de un Luca Guadagnino que acababa de conocer y que ahora es uno de los productores de su tercer largometraje, Holiday [+lee también:
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, presentado en la sección Centrepiece del Festival de Toronto.

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Holiday es una película a caballo entre thriller psicológico con trasfondo social y drama judicial provincial que se desarrolla durante los meses de verano en un pintoresco pueblo costero de la región de Liguria en el que todo el mundo se conoce. Veronica (Margherita Corradi), de 20 años, ha salido de la cárcel tras 22 meses entre rejas y un largo juicio en el que fue acusada de asesinar brutalmente a su madre y al amante de la misma. El tribunal la declaró inocente por falta de pruebas, pero todo el mundo la ve como un monstruo al que hay que condenar. Las redes sociales se convierten en el escenario de una despiadada caza de brujas, y los periodistas y cámaras de televisión asedian el hotel familiar que alberga el balneario donde se produjo el asesinato, al cual regresa Veronica para alojarse allí de nuevo.

La película es un rompecabezas de 100 minutos que no se resuelve por completo hasta los últimos minutos, un continuo tira y afloja entre el pasado y el presente, hasta el punto de que el público no dispone de prácticamente ningún hilo del que tirar para seguir el ritmo de la película, de manera que se ve obligado a aferrarse a detalles como el piercing en la nariz de la protagonista o su teléfono móvil amarillo. En un momento dado, se revela que la encantadora madre de la protagonista (Alice Arcuri) la maltrataba y la humillaba porque no soportaba su dejadez ni su sobrepeso. "Me pones enferma", le susurra dulcemente al oído. En un flashback del veredicto final del juicio, en el cual se declara que la acusada es inocente, lo que en realidad hace Veronica es orquestar una especie de confesión de culpabilidad, ya que proporciona un motivo claro por el que haber podido llevar a cabo el asesinato: "Mi madre era guapa, educada, sociable, sabía cómo vestir y cómo relacionarse con la gente. Yo soy grosera, desagradable, agresiva...". Además, tanto el fiscal como el público en general están convencidos de que Veronica tenía una cómplice: su mejor amiga Giada (Giorgia Frank). Se cree que fue ella quien organizó la noche de alcohol y cocaína —junto con dos jóvenes holandeses que estaban de paso— durante la que Veronica supuestamente perdió la virginidad. Si añadimos a la ecuación a la mujer del amante asesinado (Alessia Giuliani) —una amiga de la familia que podría haber buscado venganza por la traición de su pareja— y al sobreprotector padre de Veronica (Alessandro Tedeschi), que está increíblemente resentido por las continuas traiciones de su mujer, obtendremos una amplia gama de sospechosos como resultado.

A pesar de las elaboradas maniobras del guion escrito por el propio Gabbriellini junto a Carlo Salsa, el lado oscuro de la película no acaba de dar con la tecla, y prueba de ello es el hecho de que el público no muestra un interés sano ni morboso por llegar al fondo del asunto a medida que se acerca el final de la película. Y es que el director parece más interesado en la dinámica familiar y social en la que se ve envuelta la protagonista. Veronica y su inseparable amiga Giada —tras cuya belleza se refugia la protagonista—  campan a sus anchas por la turística ciudad, acompañadas en todo momento de una serie de inseguridades que acaban por convertirse en su fuente de poder. Baila con despreocupación en todo tipo de discotecas, tal vez a causa del sentimiento de libertad  que le produce no tener que regirse ya por los límites que le imponía su autoritaria madre. El director se centra demasiado en el cuerpo de la protagonista —fuente de la vergüenza ajena por parte de la madre— y pone de manifiesto un lenguaje juvenil de lo más actual a través de las conversaciones entre las dos amigas. Asimismo, refleja los problemas sexuales y relacionales de los veinteañeros de hoy en día y deja entrever la bulimia que padece la poco empática protagonista. El problema reside tal vez en la escasez de tiempo dedicado al desarrollo de los personajes, lo cual acaba por traducirse en cierta indiferencia hacia el destino de los personajes.

Holiday ha sido producida por Cinemaundici, The Apartment, Frenesy y Vision Distribution. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Memento International.

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(Traducción del italiano)

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