Los tiradores se arrojaron al suelo a espaldas de la
hondonada cubierta de malezas, mordiendo el cartucho; el resto de la extraña tropa distribuyose en el interior de las ruinas que ofrecían buen número de troneras por donde asestar las armas de fuego; y las mujeres, en vez de hacer compañía a las transidas cabalgaduras, pusiéronse a desatar los sacos de munición o pañuelos llenos de cartuchos deshechos, que los dragones llevaban atados a la cintura en defecto de cananas.
Eduardo Acevedo Díaz
Y mientras tanto, el Guacho, por una hora, encontraba la vida buena y digna de ser vivida; su caballo escondido en la hondonada de un médano, estaba él en acecho, con su fiel compañero, Baraja, un perro sin abolengo conocido, lo mismo que él, mirando ambos, sin moverse y sin respirar, la boca redonda de una cueva misteriosa, tratando de percibir cualquier ruido que de ella saliera.
Jinetes y cabalgaduras entre charcos de sangre, terceloras, sables y morriones caídos acá y acullá, tacos todavía humeantes, lanzones mal encajados en el suelo blando de la
hondonada con sus banderolas hechas flecos, algunos heridos revolviéndose en las hierbas, lívidos, exangües, sin alientos para alzar la voz: tal era el cuadro en el campo que ocupó el enemigo.
Eduardo Acevedo Díaz
Cómo explicarte el llanto que no inunda la
hondonada seca donde calló su ruido tras la bofetada bestia de un presente ausente y un futuro alerta por una manzana.
Antonio Domínguez Hidalgo
Había, además, algunas hazas sembradas de trigo, garbanzos y judías; y, por último, allá en la hondonada un frondoso sotillo, poblado de álamos negros y de mimbreras, hacia cuyo centro iba precipitándose el arroyo y formando, ya espumantes cascadas, ya serenos remansos.
A una cierta distancia de allí cruzaba el camino un arroyuelo que iba a dar a una hondonada fangosa muy poblada de árboles, conocida por el pantano de Wiley.
El trabajo de excavación ha abierto en ella una cava, que ya ofrece sombra cuando el calor arrecia, en aquella
hondonada que limitan dos taludes y que no refresca el abanicar del aire de la ría.
Emilia Pardo Bazán
El campo de concentración propiamente dicho, no tenía, al crearse, ni una tienda de campaña, ni una barraca, ni un cobertizo, ni un muro, ni una hondonada, ni una colina; ni tampoco árboles, arbustos ni piedras.
Un día me desafió en voz alta al pasar por su lado, a consecuencia de lo cual decidí que nos pegásemos. En una noche de verano, en una verde hondonada, en el rincón de una tapia, nos encontramos.
En esa posición, sin lanzar un grito, empezó a arrastrarse en medio de las malezas hacia lo intrincado del matorral, sobre el que apoyaba su ala Heitor. Una
hondonada cubierta de breñas favorecía sus movimientos.
Eduardo Acevedo Díaz
Henchía los pulmones un airecillo con aromas de espliegos y de tomillo; flotaban las neblinas en la
hondonada, bramaban los becerros en la majada, las alondras corrían por los caminos, las urracas chillaban en los espinos, silbaban los vaqueros, cantaba el cuco y graznaba el imbécil abejaruco.
José María Gabriel y Galán
En una pequeña elevación del terreno alzábanse la cabría, las chimeneas y los ahumados galpones de la mina. El caserío de los mineros estaba situado a la derecha en una pequeña
hondonada.
Baldomero Lillo