Gobernadores de Filipinas (II): Guido de Lavezaris, un sevillano de origen genovés, consiguió derrotar al pirata chino Li-Ma-Hong y establecer relaciones con la propia China
El segundo gobernador de las Filipinas fue Guido de Lavezaris. Gobernador durante dos años, desde agosto de 1572 hasta el mismo mes de 1575. Había nacido en Sevilla y era hijo de un librero genovés. Pasó por Nueva España y formó parte de la expedición de Ruy López de Villalobos a las islas de poniente como contador real.
Regresó a la península por la ruta portuguesa de Cabo de Buena Esperanza. Más tarde volvió a Nueva España y formó parte de la expedición de Legazpi a Filipinas como tesorero pero, además, portaba una provisión de la Real Audiencia de Méjico por la cual pasaría a ser gobernador y capitán general en el caso de que faltara Legazpi.
Su segundo en el mando y maestre general fue nombrado Martín de Goiti (de origen vasco y compañero de viaje con Legazpi).
Siguiendo la política de su antecesor, Lavezaris distribuyó sus fuerzas en distintos frentes dedicados a la conquista de las áreas de Luzón, Camarines y otras pendientes de pacificas.
Mientras tanto, en Manila, la población española vivía confiada a pesar de su muy escasa guarnición porque la población parecía tranquila, además, fruto de tal tranquilidad no se mantuvieron adecuadamente los fuertes existentes e, incluso, se desmontaron algunos cañones.
Tampoco se temía una nueva llegada de portugueses reclamando las islas, solo sucedían algunos ataques de piratas moros de Borneo (la tercera isla más grande del mundo, actualmente repartida entre tres países Indonesia, Malasia y Brunéi) en las proximidades de Manila en búsqueda y captura de esclavos.
Por entonces, el gobernador estaba pensando cambiar la capital, Manila, por Gagayán (al norte de la isla de Luzón, la misma isla que donde está ubicada Manila) por ser un puerto de mejor acceso para las naves que venían de Nueva España.
Pero ocurrió un suceso que cambió su idea. Un noble chino se rebeló contra su emperador e, incapaz de hacer frente a las fuerzas leales, se dedicó a la piratería.
El pirata se llamaba Li-Ma-Hong y tenía a sus órdenes una formidable armada de 62 champanes artillados, unos dos mil marineros y otros tanto soldados y se dirigió al sur hacia los territorios españoles.
En el camino asaltó a una galeota con 20 soldados españoles mandada por Francisco Bazán. Enfrentados a los chinos, aunque combatieron duramente, fueron arrollados por el enemigo y hechos prisioneros. Algunos lograron saltar al mar buscando la salvación en la costa.
Los primeros fueron asesinados después de ser torturados por los chinos para obtener información sobre la situación de Manila, los otros murieron salvajemente asesinados por los nativos en tierra firme.
Enterado de las escasas fuerzas que defendían la Manila, el pirata puso rumbo a la ciudad con una gran flota, llegando a la entrada de la bahía de Manila el día 23 de noviembre de 1574.
Aprovechando la oscuridad de la noche, hizo desembarcar a unos 600 soldados a las órdenes de un japones llamado Sioco con órdenes de atacar la ciudad.
Al amanecer del día 30 de noviembre, los atacantes lograron sorprender a la escasa guardia y antes que esta pudiera reaccionar, llegaron a la casa del maestre de campo, Martín de Goiti al que mataron junto a tres soldados.
En el caos consiguiente, unos cuantos soldados salieron a combatir a la playa a los asaltantes. Lograron contenerlos y a dar tiempo al gobernador Lavezaris a reunir más gente y contratacar y, aun siendo pocos, les hicieron tal número de muertos que los atacantes se retiraron en busca de su flota que estaba entrando en el puerto de Cavite.
Tres días más tarde, los piratas volvieron a atacar, pero este tiempo fue aprovechado por el gobernador para preparar atrincheramientos provisionales reforzados con cuatro piezas de artillería y llamar a todos los soldados dispersos por los pueblos inmediatos
Con la llegada de 50 soldados de refuerzo que trajo consigo Juan Salcedo, logró reunir unos 150 soldados que puso a las órdenes del propio Salcedo como maestre decampo.
Esta segunda vez los piratas pusieron en tierra a 1.500 hombres divididos en tres columnas.
Los españoles resistieron en sus atrincheramientos. Los chinos, con más de cuatrocientos muertos, se vieron obligados a retirarse a sus naves siendo perseguidos por los vencedores. En el ataque murió el japones Sioco. Los españoles perdieron a cincuenta soldados, al alférez Ortiz y al alcalde de la ciudad Francisco León.
Li-Ma-Hong se vio obligado a retirarse a la desembocadura del río Agno en Pangasinán (una provincia en la región de Ilocos, en el noroeste de la isla de Luzón).
El pirata se estableció en una isla del río que fortificó y se hizo reconocer como rey después de engañar a los nativos diciéndoles que había vencido y destruido Manila.
El gobernador Lavezaris procedió a poner Manila en condiciones de defensa. Preocupado por la posibilidad de que el ataque del pirata chino influyera en los nativos y estos se rebelasen, reclamó a todos los españoles disponibles.
Una vez asegurada la ciudad, envió exploradores para conocer las intenciones del pirata mientras preparaba lo necesario para enviar una expedición de castigo contra él.
El 21 de marzo se puso en marcha la expedición mandada por el maestre de campo Juan de Salcedo, compuesta por unos 250 soldados españoles y alrededor de 2.000 nativos embarcados en sesenta embarcaciones con 400 marineros. Todos bien armados y con suficientes bastimentos y pólvora. Constituían la máxima fuerza posible sin dejar desamparadas las provincias.
Tomando las debidas precauciones para no ser sorprendido por Li-Ma-Hong, la expedición llegó a Bolinao sin incidentes (Bolinao es un pueblo de la provincia de Pangasinán, en Ilocos).
Salcedo desembarcó y fue informado por los nativos, de los dañados producidos por las tropelías de los piratas y le dieron información de la situación. Estos habían construido un fuerte de madera a unas siete leguas del pueblo donde se alojaba una guarnición de unos 1.000 soldados.
Le propusieron una solución para evitar ser vistos por los piratas que consistía en resguardarse detrás de un islote próximo a la desembocadura del río Ango en las cercanías del fuerte.
En la noche del 30 de marzo, Salcedo bloqueó el rio con sus buques mayores y logró sorprender al enemigo, incendiar gran parte de sus champanes que estaban fondeados en el río y penetrar en el primer recinto del fuerte.
Pero considerándose vencedores, las tropas nativas, y algunos españoles, abandonaron la lucha y se dedicaron a saquear los edificios del recinto fortificado, dando ocasión a un contrataque de los piratas que hizo retroceder a los españoles bajo el fuego enemigo.
A partir de este ataque, Salcedo decidió organizar un sitio en toda regla del fuerte. Bloqueó el río con una estacada, estableció posiciones de artillería y excavó trincheras.
Mientras ambas fuerzas escaramuceaban y se rechazaban las salidas de los sitiados, estos construyeron treinta y tres nuevas embarcaciones y excavaron un canal oculto que comunicaba directamente el fuerte con el mar.
En la noche del tres de agosto, el pirata y toda su gente escapó sin que los españoles se enteraran y pudieran realizar ninguna acción para impedirlo después de cuatro meses de cerco.
Durante el cerco arribaron al río Ango dos barcos chinos, un champán de guerra y otor buque cargado con mercancías, bajo el mando del embajador Aumon (llamado Omoncón) que venía a conocer el estado en el que se encontraba Li-Ma-Hong y sus secuaces. Descubrió que estaba sitiado y sin posibilidades de escape.
A continuación, se dirigió a Manila donde se entrevistó con el gobernador Lavezaris.
El embajador, satisfecho con los resultados de la lucha contra el pirata, ofreció llevar a China a un grupo de españoles.
El gobernador propuso enviar dos frailes y dos soldados con algunos chinos mercaderes que había ayudado mucho durante el ataque del pirata.
Los elegidos fueron dos agustinos: Fray Martín de Rada, un navarro de Pamplona, y Fray Martín de Rada.
Como soldados fueron propuesto Pedro de Sarmiento que era Alguacil Mayor de Cebú y Miguel de Loarca.
Zarparon el 26 de junio y embarcaron devuelta el 14 de septiembre.
A pesar del poco tiempo, la visita tuvo repercusiones en el futuro.
En agosto de 1575, Lavezaris fue sustituido como gobernador por Francisco de Sande.
Joaquín de la Santa Cinta, autor de «50 héroes españoles olvidados» y «135 Presidentes del Ejecutivo español en la Decadencia española (1788 -1905)»
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Fernández Duro, Cesáreo. Historia de la Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. VII, Expediciones a Ultramar. Instituto de Historia y Cultura Naval.
- Caro y Mora, Juan. Ataque de Li-Ma-Hong a Manila en 1574. Reseña histórica de aquella memorable jornada.
- Lavezares, Guido de. Relación del suceso de la venida del tirano chino sobre este campo y demás cosas sucedidas acerca dello.
- Moncó, Beatriz. Entre la imagen y la realidad: los viajes a China de Miguel Loarca y Adriano de las Cortes. Universidad Complutense.