Crítica: Church of Misery - Master of Brutality | El Portal del METAL

Church of Misery - Master of Brutality

Enviado por Junkhead el Dom, 28/09/2014 - 23:34
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“Odiamos las modas.
Odiamos las actitudes corporativas.
Odiamos la palabra Stoner
Muerte a los falsos “Stoners”
Hágase el Doom!”

Con ese contundente mensaje impreso en la contratapa de su primer full-lenght oficial, los nipones Church of Misery se erigian como una banda de Doom Metal dispuesta a devorarse el mundo sin dejar migas. Y es que desde sus inicios, los doomers oriundos de Tokio, Japón, no han dejado de mover los cimientos con su irresistible propuesta, la cual los ha llevado a realizar giras junto a pesos pesados como Cathedral, Eyehategod, Angel Witch, entre otros. Moco de pavo, ¿verdad?

Formados en 1995 a cargo del ex Salem (banda cruza entre Heavy/Thrash cuyo período de actividad comprendió los años 1984 y 1994) Tatsu Mikami, Church of Misery es una banda cuyo estilo (100% bebedor de los primeros Sabbath) se podría definir entre el Doom y el Stoner, aunque por ahí se dejan entrever ramalazos Hard Rock clásico. Sumado a la oscuridad propia del Doom, el escabroso concepto bajo el que los nipones se basan a la hora de escribir sus letras (asesinos seriales) da como resultado una propuesta cuyo contenido rezuma decadencia por todos los costados.

“Master of Brutality” (obvia referencia al tercer trabajo de Black Sabbath) lanzado en 2001, supone el primer Lp oficial de Church of Misery (su primer trabajo, editado por Doom Records como bootleg, se remonta a 1996) y en él se encuentran cinco temas (seis si contamos un cover de Blue Öyster Cult) de los cuales absolutamente todos rebosan oscuridad y esa decadencia de la cual se advertía más arriba. Vamos que desde la portada con esa foto en primer plano de John Wayne Gacy (mejor conocido como “Pogo, el payaso asesino”) ya se dejan entrever por donde van los tiros de estos tipos.

“Soy un americano, y he asesinado americanos”

Esas palabras son las que inician el perturbador discurso de Ed Kemper que sirve de introducción a “Killfornia”, la cual desde su comienzo con ese aplastante riff de bajo a cargo de Mikami (que nos plantea un “N.I.B” más regordete y abrasivo) nos transporta rápidamente en el tiempo hacia el nacimiento de la década de los ’70, momentos en los que el “Riff Master” se sacaba de la manga todo un género con sus cuerdas destenzadas. Como cabe esperar, Church of Misery se lo toma todo a base del medio tiempo, en el que cada nota emitida por la guitarra de Tomohiro Nishimura parece respirar y tener vida propia. La voz a cargo de Yoshiaki Negishi le va como anillo al dedo a todo lo que se cuece a nivel instrumental. El vocalista, con un estilo rasgado que recuerda bastante al inigualable Lemmy, nos ilustra soberbiamente lo más oscuro de la mente humana, narrando en perspectiva de primera persona los pensamientos y las oscuras intenciones de distintos asesinos seriales que han existido a lo largo de los años. Lo dicho, Nishimura en su naturaleza “100% Iommi” realiza un trabajo sublime, tanto en el tema riffs (irresistibles cada uno de ellos) como también en el ámbito de los solos (tremendo eso de 05:14).

Pero si bien “Killifornia” supone un buen inicio para “Master of Brutality”, son “Ripping Into Pieces” (basada en el asesino serial británico Peter Sutcliffe) y sobre todo “Megalomania” (basada en otro enfermo mental de cuidado, Herbert Mullin) los ejemplares con los que el disco sencillamente se sale de la estratosfera. “Ripping Into Pieces” siguiendo la estela midtempera de su antecesora, nos regala un estribillo tremendo (impagable Negishi) y pasajes para enmarcar pordoquier (momentazos como el sucedido en 01:54 o el período comprendido entre 04:00 y 05:55 son oro puro. ¡Cómo se las gasta Nishimura!). “Megalomania” es otro cañonazo para llevarse a la tumba. Esta última con un poder más tirando al Hard Rock es toda una inyección de adrenalina adictiva hasta decir basta (he llegado a pasar horas escuchando este martillazo una y otra vez). Negishi con su rasposo estilo se sale otra vez, esta ocasión dejando caer unos inevitables “All right now!” y “Won’t you listen?” los cuales juntos formaban el grito de guerra de Ozzy Osbourne en la legendaria “Sweet Leaf”. Otra cosa, eso de 02:05 no tiene nombre.

Con esos dos temas erigiéndose como lo mejor de “Master of Brutality”, la segunda mitad del disco sigue suponiendo toda una delicia de espíritu oscuro/setentero. Y es que ni la instrumental “Green River” (100% psicodelia setentera) o el mencionado cover (bastante bueno, de hecho) de “Cities on Flame” de Blue Öyster Cult no bajan el listón ni un milímetro.

Mucho menos lo hace el tema que le da nombre al disco y que también se encarga de cerrarlo. Con sus once minutos de duración, “Master of Brutality” nos regresa a los Church of Misery más abrasivos y densos, con el toque Doom más marcado. Tema que al igual que los dos cortes de apertura, se toma las cosas con una destructiva calma de la mano de un aplastante medio tiempo que arrasa sin parar (dicho esto, soberbio el trabajo a las percusiones de Junji Narita y el bajo a cargo de Mikami, los cuales juntos conforman una base rítmica sublime). Este último número se basa en el mencionado John Wayne Gacy, conocido por haber violado y asesinado a más de 30 personas durante la década de los ’70. Lo dicho es que uno se pone a investigar sobre las atrocidades que Mikami toma como punto de partida para esciribir las letras y la verdad es que es para cagarse, sin más.

Concluyendo, “Master of Brutality” esta lejos de ser un disco que destaque por su originalidad, sino por lo enormemente atrapante que resulta. Su propuesta bebedora 100% de Black Sabbath (aunque por ahí se notan retazos de Pentagram, Saint Vitus o incluso Cathedral) encandila y se erige como una completa delicia (¡¡¡que grande es ese dúo conformado por “Ripping into Pieces” y “Megalomania” redioss!!!). Vamos que aunque estos tipos no tienen ni la mitad de talento que pueda haber en una uña del “Riff Master” Iommi (porque eso es algo imposible para el 99% de los mortales) no les vamos a negar que tienen una actitud y una pegada que provoca adicción a cualquiera. Discazo y párele de contar.

Antes de terminar, curiosa la portada de la reedición de 2012 a cargo de Metal Blade, ¿no? Por si quieren echarle un vistazo: http://thumbs4.ebaystatic.com/d/l225/m/mEuTCFGYp2xXA0YMoI8z2xw.jpg

Yoshiaki Negishi: Voz
Tomohiro Nishimura: Guitarra
Tatsu Mikami: Bajo
Junji Narita: Batería

Sello
Southern Lord