Crítica de Civil War (2024) | Reseña y Opiniones de la Película

Crítica de Civil War (2024): reseña y opinión de la película

Nadie está preparado para enfrentarse a Alex Garland 

Puntuación ⭐⭐⭐⭐½ (4,5/5)

Me enfrento al blanco más abrumador, pues las palabras no salen. A pesar de haber sido víctima del deleite y los maltratos del hipnotismo cinematográfico, esta puede que sea la primera vez que he sentido miedo de verdad en una sala de cine. Soy incapaz de enfrentarme al blanco de la hoja, no por falta de talento o inspiración, sino por el recuerdo de ese último fundido a blanco con el que Alex Garland, al igual que el tramoyista del teatro, sentencia su nueva obra, Civil War (2024).

Garland es de esos directores que con poco ha conseguido mucho. Con tan solo tres películas se ha consagrado como uno de los nombres a seguir en la industria: Ex Machina (2014), Aniquilación (2018) y Men (2022). Civil War, que se estrena el 19 de abril, será su cuarta y, por qué dudar en decirlo, la más grande de su filmografía. Y no dista de sus anteriores. De hecho, la tónica es la misma, a pesar de unos pequeños detalles. Siguen siendo pocos protagonistas; un grupo de cuatro reporteros de guerra: Lee (Kristen Dunst), Joel (Wagner Moura), Jessie (Cailee Spaeny) y Sammy (Stephen McKinley). No obstante, al tratarse de una road movie, el número de nombres aumenta, destacando el de Nick Offerman, Nelson Lee y Jesse Plemons.

Este grupo de reporteros emprenden un viaje por carretera con el objetivo de llegar a Washington DC para entrevistar al presidente de los Estados Unidos antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca. La premisa, que podría, engañosamente, evocar a otras cintas como Objetivo: La Casa Blanca (2013), resulta desconcertante a los 20 minutos de película. Creo que nadie de los que asistieron ese dichoso día a los cines MK2 Paz de la calle Fuencarral en Madrid, tenían en mente enfrentarse a semejante película.

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Póster de la cinta

En menos de dos minutos, Garland introduce su banda sonora con tanta magia que uno se da cuenta de que la película va a ser una genialidad. Y aun así nos equivocamos, porque es mucho mejor. El londinense empieza fuerte y desconcierta, pero nos guía con un dedo mientras prepara la otra mano para soltarnos una hostia con mala leche. El viaje comienza con una ilusión tremenda, pero al poco tiempo te das cuenta de que has caído en una trampa de la que no puedes escapar. Ahora te toca enfrentarte al espanto desmedido de la guerra.

Creeréis que estoy desvariando. “Hay centenares de películas sobre los horrores de la guerra”, dirán algunos. Y están en lo cierto. Pero Garland se las ingenia para que Civil War sea única en su desagradable naturaleza. Salvar al soldado Ryan (1998), por ejemplo, inicia con la representación del desembarco de Normandía. Asistimos a un espectáculo terrible: soldados cercenados, tripas, llantos, sangre. Pero, claro, es Spielberg y lo que vemos, aunque nos parezca horrible, es “espectacular”; es Hollywood. Por otro lado, existe esa obra maestra del soviético Elem Klimov, Masacre. Ven y mira (1985) —película en la que, por cierto, Garland ha afirmado inspirarse— que resulta atroz gracias a su estilo frío, a sus primeros planos de miradas perdidas, a las voces quebradas y a los sonidos desasosegantes. Su terror reside en las consecuencias de la guerra y tampoco consigue igualar a la nueva de Garland.

Antes de dictar sentencia, dejad que me explique: mientras que en la de Klimov vemos las consecuencias de la guerra, en la de Garland estamos en la guerra. Cada bala roza nuestro cogote —¡vayan al cine con mejor sonido de su barrio! —, cada grito nos hace menos humanos. Incluso, se puede llegar a oler la combustión provocada por la pólvora. Si esperan piedad, vayan preparándose, porque Garland muestra el horror de los pasillos sin salida; del detenimiento de darse cuenta de que uno estará muerto en unos segundos. Y tú, con cara de tonto, que no paras de dar vergüenza ajena con cada saltito que das en tu butaca, tapándote los ojos y deseando salir corriendo, acabas siendo humillado cuando, tras experimentar la ferocidad de un intercambio de disparos, terminas escuchando una canción de hip hop de De la Soul —muy similar a la disonancia que consigue Coppola entre imagen y música en la secuencia del puente de Do Lung de Apocalypse Now (1979) , y ahí es donde tu corazoncito no aguanta más. De hecho, te pones a llorar mientras Garland se ríe de ti. Te ha manejado como a un muñeco y ni te has dado cuenta.

Tráiler de Civil War (2024)

Y sigue así, con ese sinsentido, hasta el final. Pero tiene lógica, pues Civil War está ambientada en un futuro cercano y en sus personajes queda reflejada la actual cultura postmoderna: pelos teñidos, uñas pintadas, accesorios coloridos que contrastan con los uniformes militares… ¡Esas malditas gafas de sol rojas que lleva Plemons! Aparte de decirnos “¡Peligro! ¡Peligro!” —cómo no, tratándose de Jesse Plemons—, reafirman ese caos cultural de la postmodernidad que recuerda a la guerra de Liberia, donde los combatientes luchaban disfrazados. Esta frivolización tan nuestra acaba siendo espeluznante.

Es un no parar que agota; que hace que te duela el cuerpo. Pero esta tensión constante consigue, en cierta medida, ser aliviada por algún que otro toque de comedia o por la belleza captada por el director de fotografía, Rob Hardy. Sin embargo, destaca sobremanera el que podamos ver las fotos que toman los personajes de Lee y Jessie en el mismo instante en el que accionan el disparador de sus cámaras. En ese momento, la tensión se rompe por un silencio sepulcral, y el estruendo queda sellado entre los límites del carrete, en una especie de zona inaccesible de otro mundo; de otro espacio-tiempo.

Estas fotos declaran la intencionalidad de la película. Los protagonistas de Civil War no están en un bando u otro, solo son testigos de lo que ocurre en la guerra. La principal crítica —cómo no, estadounidense— a Garland viene del lado político. ¿Cómo es posible que no haya política en Civil War? Política hay, pero qué se espera de una cinta que se titula “Guerra Civil”. Acaba por destaparse que esta necesidad crónica por mostrar algo de política —el concepto de “política” entendido como algo incomprensible de cuatro dimensiones— es, en realidad, una necesidad por reafirmar la propia ideología.

La gente necesita un bueno y un malo, y, si puede ser, que el bueno sea «el que yo elija». ¿Nadie se ha preguntado si la nula decantación ideológica es una clara posición política? ¿Es ambiguo, políticamente hablando, que los ciudadanos de un mismo país se maten entre ellos? ¿Qué nivel de disociación con la realidad se debe tener para no sentir un gran pesar con las imágenes de Civil War y frustrarse por no encontrar a los representantes elegidos en un sistema bipartidista fraudulento, fracasado y criminal? Posiblemente, esta reacción del público estadounidense sea un fiel representante del problema que proyecta Garland en su cinta. Y eso, que nos queda bien cerca, hace que Civil War sea, en palabras de Paul Schrader, “una cinta de terror”.

Ficha técnica:

Civil War (2024)

  • Estados Unidos
  • Duración 109 min.
  • Dirección: Alex Garland
  • Guion: Alex Garland
  • Música: Geoff Barrow, Ben Salisbury
  • Dirección de fotografía: Rob Hardy
  • Productora: A24, DNA Films, IPR.VC. Distribuidora: DeAPlaneta
  • Género: Acción