En diversos
foros de nuestro medio se ha vitalizado por estos d�as la discusi�n sobre la
funci�n y el lugar de la cr�tica. Sobre el particular gusto del cr�tico/a y
sus preferencias personales. Personalmente, mis preferencias est�n por
aquellas pel�culas que no s�lo cuentan una historia �tampoco son
imprescindibles las historias, aunque me gusten mucho� sino que traen alguna
propuesta, o hacen un nuevo aporte al cine. Pel�culas que apelan al
espectador como parte del hecho cinematogr�fico, que estimulan nuestra
imaginaci�n, que sugieren en vez de explicitar. Pel�culas que juegan con el
concepto de g�nero, que se resisten a encasillamientos, que se apartan de
los clis�s o, para decirlo de otro modo, que perforan y atraviesan el
t�pico. Pel�culas lo suficientemente ambiguas como para admitir �y
estimular� distintos niveles de lectura.
De all� mi
inter�s por Cravan vs. Cravan. En una primera instancia, podr�a
decirse que se trata de un documental. Pero inmediatamente vemos que el film
pone en crisis el g�nero, establece una tensi�n entre ficci�n y realidad,
cuando crea una historia y tambi�n un personaje.
Primero, la
elecci�n del protagonista: �qui�n fue Cravan? Arthur Cravan se llamaba en
realidad Fabian Avenarius Lloyd y era un hijo del siglo, poeta dada�sta
suizo y tambi�n boxeador, tal vez pintor, y sobrino de Oscar Wilde. Desde
joven, mostr� su esp�ritu rebelde, inconformista y transgresor, y decidi�
crear y promover su propio personaje, siguiendo las consignas de su t�o, a
quien consideraba su padre espiritual. Seg�n Wilde, la naturaleza imita al
arte, y Cravan decidi� hacer de su propia vida una obra art�stica.
Pero �c�mo
filmar un documental de un desaparecido, de alguien que no admite certezas,
de quien s�lo han quedado algunos poemas, algunas revistas que �l mismo
escrib�a y editaba, unas pocas fotos y dos minutos de filmaci�n, en una
copia borrosa, casi irreconocible? El film no cesa de plantear ese
interrogante, y elige seguir el camino de su documentado: reconstruye la
realidad. Todo all� es creaci�n y transposici�n, como el modo elegido para
armar una historia org�nica de un personaje que siempre est� en fuga. Al
tiempo que evoca la biograf�a del artista, recrea momentos de �poca con
pasajes a la manera del cine mudo, realiza actualizaciones dram�ticas de
fotograf�as, establece paralelismos entre escenas actuales y otras que
podr�a haber vivido Cravan, en un permanente pliegue de la imagen sobre s�
misma (reiteraci�n que corre el riesgo de resultar excesiva). El personaje
Cravan ha sido reemplazado por un film que resulta emanaci�n del dada�smo,
pero es tambi�n un producto de la posmodernidad.
El documental
parece perseguir un fantasma: desde su nacimiento en Suiza, su madurez
literaria en Par�s junto a los surrealistas, su dedicaci�n al boxeo �uniendo
en s� mismo el cuerpo y la palabra�, su posible aunque incierta dedicaci�n a
la pintura, su v�nculo con el circo, su mistificada estancia box�stica en
Barcelona, su viaje a Nueva York para evitar la guerra, el final en M�xico.
El sonido acompa�a ese itinerario, pasando del franc�s al ingl�s, del
castellano al catal�n, mientras en un xilof�n suenan unos tanguitos
europeos. La muerte del personaje es su �ltimo acto creativo: en 1918
desapareci� en el mar, rumbo a una nueva vida en Argentina. La historia de
Cravan es la del arte y las vanguardias de principios del siglo XX, y el
pretexto para construir a su vez �con mucho ingenio y buena dosis de humor�
una recreaci�n de la Europa de esa �poca.
Los
entrevistados reiteradamente expresan su asombro por no haber encontrado
menci�n alguna de Cravan en las enciclopedias. Tal vez porque era un
provocador, que propiciaba la pol�mica y el esc�ndalo con el fin de sacudir
las estructuras y convenciones, un precursor del arte del comportamiento. En
cambio, se destacan las citas admirativas que de �l han dejado los famosos:
Marcel Duchamp, Kees van Dongen, Blaise Cendrars, Francis Picabia, Andr�
Breton. Incluso el film arriesga la teor�a de que el corto Entreacto,
de Marcel Carn�, encierra un velado homenaje a Cravan. Son muchas las voces
que opinan sobre el biografiado, voces que se superponen, descripciones que
desplazan las anteriores, y el documental acent�a esa dial�ctica, con la
contig�idad de dos opiniones totalmente contradictorias o provocando el
choque entre palabra e imagen, que no siempre guardan unidad entre s�.
Tambi�n es dis�mil el tono de los entrevistados: artistas circenses y ex
boxeadores cruzan sus reflexiones intuitivas con el rigor de la bi�grafa de
Cravan, la cr�tica e historiadora de arte Maria Llu�sa Borr�s.
�Acept�monos
m�ltiples�, dec�a Cravan. Y el director de Cravan vs. Cravan se vale
de un alter ego, Frank Nicotra, que realiza una investigaci�n siguiendo las
huellas del personaje. Pero Nicotra, adem�s de director de cine, tambi�n es
boxeador y escritor, da carnadura al fantasma y funciona como alter ego de
Cravan. Cravan imita a Wilde y Nicotra y el film imitan a Cravan.
En su primer
largometraje, el catal�n Isaki Lacuesta sigue los pasos de sus compatriotas
V�ctor Erice y Jos� Luis Guer�n. En �ltima instancia, su pel�cula constituye
una reflexi�n sobre el acto f�lmico y el hecho art�stico, e instala la
incertidumbre acerca de la veracidad. En un punto, el espectador puede
llegar incluso a preguntarse si Cravan existi� realmente, aunque esto
carezca de relevancia. Sin embargo, no es �ste un falso documental, sino un
film ensayo sobre las potencias de lo falso, seg�n la expresi�n de
Gilles Deleuze. Todo el film est� atravesado por la evocaci�n del c�lebre
F de Falso (o Fraude), de Orson Welles, que tambi�n trabajaba
sobre el ilusionismo, el armado de rompecabezas y el juego de cajas chinas
en el cine. En Cravan vs. Cravan, lo real y lo virtual se cruzan, se
intercambian, hasta no poder discernir el car�cter de la imagen, que deja de
lado la intenci�n de verdad y se ha transformado en un hecho creativo.
Ejercicio l�dico, polifac�tico, sobre las maneras de ser m�ltiple, o varias
personas a la vez. Para decirlo con palabras de Cravan: �Soy todas las
cosas, todos los hombres, todos los animales�.
Josefina Sartora
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