Bad Religion serán una de las atracciones principales de la próxima edición del festival Tsunami Xixón. Hablamos con su guitarrista Mike Dimkich sobre su entrada en la banda, sus experiencias con The Cult y Steve Jones, y su afición al ciclismo. 

Siempre me gustó cuando vi a Mike Dimkich tocar la segunda guitarra en The Cult. De hecho, cuando se fue de la banda para unirse a Bad Religion pensé que los de Duffy perdieron un gran efectivo y Bad Religion ganado uno. Debo reconocer que hasta el 2010 Bad Religion me gustaban moderadamente. Había escuchado sus discos más populares más porque los ponían amigos que por mí mismo. Me ganaron en la edición del 2010 del Azkena. Sin ser su mejor concierto, fue el primero que vi de ellos. Les pusieron el sábado a las tantas de la noche. A pesar de todo el cansancio acumulado de dos días de festival, me gustó realmente lo que allí vi. Y eso ha hecho que repitiera e incluso, por curiosidad morbosa, aparte de sus discos clásicos, escuchara su disco de rock progresivo.

A eso hay que añadir que en los últimos meses he leído varias entrevistas a Greg Graffin, después que de que un compañero y colega de la casa, Andrés Martínez, me hablara de la ética y filosofía de vida del cantante. Teniendo en cuenta todo eso hablar con Mike era un aliciente extra, que se alargó hablando de cómo poder viajar en tren por diferentes comunidades estatales y claro, mi ferviente sed de datos de The Cult para melómanos empedernidos que he ahorrado transcribir más que una respuesta. Aquí, lo importante es él y Bad Religion. Bueno, también un par de canciones asociadas a eventos deportivos. Los veremos el Tsunami Xixon. Si tenéis la oportunidad, no os lo perdáis, son una apuesta segura.

Vas a tocar en España este año ¿Qué sientes cuando tocas aquí? ¿Consideras que el público español es uno de los mejores del mundo?
MIKE DIMKICH
“Sí, claro que considero que es uno de los mejores. Y no exagero. El público español es muy entusiasta, como el público sudamericano: Argentina, Chile… todos los países de habla hispana. El público enloquece y eso es genial”.

¿Sigues montando en bicicleta durante las giras?
“Sí, siempre viajo con mi bicicleta. Queda guardada entre los equipos. Aunque en la última gira estuve corriendo, más que nada. Andar en bicicleta es más fácil en algunos lugares que en otros. Mi plan es volver a hacerlo en la próxima gira. España es un buen lugar para andar en bicicleta”.

«Steve Jones es uno de los músicos más increíbles que he conocido. Es el tipo con más talento» MIKE DIMKICH

¿Tenéis algo pensado para el próximo álbum de Bad Religion?
“Eso deberías preguntarle a Brian (Baker), Greg (Graffin) o Brett (Gurewitz). Sé que ha habido charlas, pero no podría responderte bien esa pregunta. Seguramente algo se hará”.

El único disco de Bad Religion que has grabado fue Age Of Unreason. ¿Qué recuerdos tienes?
“Fue una experiencia genial. No había grabado un disco desde 1996, cuando estaba en la banda Suckerpunch. En ese tiempo, ni siquiera existían los pro tools. Así que pasó mucho tiempo antes de grabar este disco”.

¿Cómo es el proceso de composición de Greg Graffin, Brett Gurewitz y Brian Baker?
“Sólo puedo hablar de un disco. Empiezan a trabajar a partir de los demos. Ven qué es lo que pueden cambiar. A veces, transforman por completo una demo original. Pero su forma de trabajar es muy organizada. No es que van al estudio y empiezan a sacar ideas de la nada. Se concentran y se organizan para cada canción. Cuando llegan al estudio ya saben lo que tienen que hacer”.

Me gustaría que me contaras cómo te uniste al grupo.
“Bueno, conocí a Brian cuando me mudé a Hollywood, en 1988. Desde ese momento, fuimos amigos, teníamos amigos en común y nos hicimos ambos fans de cada uno. En 1993 me sumé a The Cult hasta 2013, cuando me uní a Bad Religion. Ellos sabían que yo ya conocía todo sobre las giras y que había estado haciendo lo que ellos hacen. Fue extraño, porque Brian solía ir a ver a The Cult y yo solía ir a los conciertos de Bad Religion. En un momento tuve una banda de versiones que solía tocar en el Cat Club, en Hollywood. Brian solía ir y una vez le dijimos que subiera al escenario con nosotros. Hicimos canciones de T Rex, Sex Pistols y Ramones. Bebimos cerveza y la pasamos bien. Greg Hetson también subió al escenario con nosotros. Tocamos ‘Blitzkrieg Bop’, él tocó la guitarra y yo el bajo. Un día, mientras andaba en bicicleta, recibí un mensaje de voz de Brian. No solíamos hablar por teléfono, sólo nos veíamos en algún concierto de tanto en tanto. Regresé para encontrarme con mi esposa y mi hijo. Cuando escuché el mensaje, me decía que estaba volando para Europa y que quería que lo llamara. “Qué extraño”, pensé. Luego en Twitter, me di cuenta que Jay Bentley había empezado a seguirme. Todo eso en menos de una hora. No entendía por qué está gente estaba tratando de contactarme. Cuando por fin hablé con Brian, me preguntó si podía aprender un set de canciones de alrededor de cincuenta minutos y cubrirlos en unos conciertos que iban a hacer en dos semanas. Le dije que sí. Estaba contento de tener trabajo. Fui a una tienda de discos, me compré todos los CD’s que encontré y los aprendí. Unos diez días después estaba tocando con ellos en un festival en Tucson, Arizona. Y luego fuimos a Europa un par de veces. Fue todo un desafío, porque las canciones de The Cult son de medio tiempo y Bad Religión es una historia totalmente diferente. Es como jugar dos deportes diferentes. Como si hubiera estado jugando a baloncesto y luego a fútbol. Dos cosas muy distintas”.

Cuál es tu disco favorito del grupo. Y no vale decir el que tocaste.
“Me gusta nucho Suffer. Sabes, la realidad es que no podría elegir uno. Haría algo como en los viejos tiempos, una especie de cinta con canciones de varios discos. Muchas cosas de los primeros tiempos del grupo que tocamos en directo. Pero si me dijeran que tengo que decir sólo uno, sería Suffer”.

Hablemos de tus comienzos. Tu primera banda famosa fue Channel 3.
“Fue una etapa muy divertida, era muy joven, tenía dieciocho años y estaba empezando la Universidad. El resto de la banda eran más mayores que yo, alrededor de veinticinco años. Yo tocaba el bajo. Aprendí mucho en esa experiencia. Fue muy interesante porque eran más una banda de rock and roll que una banda punk cuando me uní a ellos, en 1984. Creo que muchos punks los odiaban porque habían empezado a dejarse crecer su pelo. Y si, teníamos el pelo largo y queríamos hacer rock and roll. Muchos habían sido fans de Kiss antes del punk, a mí personalmente nunca me gustaron. Escuchaba sus discos y me parecían estúpidos. Me gustaban los Beatles y los Monkees. Mi madre me hacía escuchar Eagles y ese tipo de bandas. Pero cuando apareció el punk, me voló la cabeza. Recuerdo que Brian contó en una entrevista que el punk te despierta y te enciende una llama de estar en una banda pero luego quieres hacer rock and roll. Eso era lo que hacía Channel 3. Hacíamos rock pero también canciones más rápidas. Y luego, a mis cuarenta y cuatros años volví a hacer lo mismo que hacía a los dieciocho, de tocar canciones más rápidas. Treinta años después, aquí estamos de nuevo (risas)«.

También tocaste para Steve Jones.
“Abrimos para The Cult en un par de ocasiones. Steve Jones es uno de mis viejos amigos. El disco Fire And Gasoline fue producido por Ian Astbury. Hicimos algunos conciertos con ellos y así fue cómo ingresé en ese círculo y conocí a The Cult. Y Steve es uno de los músicos más increíbles que he conocido. Es el tipo con más talento. Puede tocar la batería, el bajo y la guitarra por supuesto. Trabajar con él fue una verdadera experiencia de aprendizaje por su forma de tocar, tan natural y genial. También es muy meticuloso pero nunca lo vi nervioso por algo. Así que viéndolo tocar también aprendí a tocar en vivo. Nunca lo vi nervioso o enfadado por alguna falla técnica, o algo así. Simplemente seguía tocando sin preocuparse. Con los años, lo he comprendido más”.

Y te uniste a The Cult.
“Un día llegué muy temprano al ensayo con la banda, en un club de Hollywood, y ahí estaba Billy Duffy. Me preguntó si tenía planes para ese verano porque tenían que hacer una gira con Metallica y necesitaban una segunda guitarra. Le dije que no tenía nada para hacer, así que me dejó su número de teléfono. No quería dejar la banda pero por otro lado necesitaba el trabajo para pagar las cuentas. Una semana después lo llamé, tuve una pequeña audición para que Ian me escuchara y así fue como ingresé a la banda. Tocamos junto a Metallica, Megadeth y Suicidal Tendencies. El público alemán fue bastante violento con nosotros, lo que es entendible entre esas bandas. El primer concierto que hice con The Cult fue en Hanover en un estadio de fútbol frente a sesenta mil personas. Estaba acostumbrado a tocar en clubes pero sin embargo no estaba nervioso. El segundo concierto creo que fue en Mannheim. El público alemán empezó a llenar las bolsas de plástico que envolvían los sandwiches con pis y a lanzarlas al escenario. Una de esas bolsas me pegó a mí. Estaba furioso y horrorizado. Nunca me había pasado algo así. ¿A quién se le ocurre hacer algo así? Eso me hizo poner los pies en la tierra. Para la gira de 1994 no me llamaron, supongo que Billy quería a un músico inglés. Sin embargo, me hice amigo de ambos. Ian al principio me daba miedo pero luego me di cuenta que era una persona encantadora y nos hicimos amigos. En esa gira se separaron, creo que fue en Sudamérica, más precisamente en Argentina. Por suerte no estuve presente para ver todo el drama».

¿Qué pasó después?
«Estuve algo de bajón en los años siguientes, pero tuve mi banda Suckerpunch, logramos un acuerdo discográfico. Se trataba de una banda propia, no era ningún contratado. También en esos años tuve esa banda de versiones y ahí fue cuando Greg Hetson subió a tocar con nosotros una noche. Y también cuando Brian nos vio y me dijo cosas muy buenas sobre mí como guitarrista. No soy de creer en esas cuestiones espirituales, pero de alguna manera las cosas se dan porque se tienen que dar. Si hubiera seguido con The Cult, tal vez eso no hubiera pasado. Luego volví en 1999 a The Cult porque ya me conocían, sabían que conocía las canciones y no tuve que hacer audición. Tampoco tuve que hacer audición para Bad Religion”.

Participaste en el álbum de Cheap Trick The Latest.
“Esa es una historia muy graciosa. El productor del disco, Julian Raymond era muy fan de nuestra banda Suckerpunch. Había hecho algunas sesiones con él a lo largo de los años. Un viernes me llama de la nada para ver si estaba libre el lunes siguiente,  para grabar algo de Cheap Trick. Le dije que sí, además el estudio donde estaban grabando quedaba a una milla de mi casa. Fui ese día, ninguno de la banda estaba. Grabé algunos pasajes de una canción, creo que era una versión de The Move. Luego otra canción. Lo gracioso es que nunca me pagaron. Así que si Julian Raymond o alguno de los Cheap Trick me lee, quiero recordarles que aún me deben un cheque (risas). Trabajé toda una tarde y no recibí mi paga. Mi nombre está en los créditos, así que eso es bueno. Algo es algo…».

Sabiendo por tus gustos deportivos ¿Te consideras uno de los músicos más saludables?
“No (risas). No diría eso, hay otros que son más saludables, como mi amigo el batería de The Goo Goo Dolls. Yo suelo tomar productos que no son muy saludables que digamos. Tocar la guitarra es mi verdadera pasión, pero cuando me desilusiono de la música, los maratones, ultra maratones y el ciclismo llenan ese espacio».

¿Qué pasa por tu mente cuando corres o andas en bicicleta?
“Es un momento para estar conmigo mismo. No escucho música cuando corro, porque quiero escuchar mis pasos y disfrutar de la naturaleza. Si estoy haciendo una carrera muy exigente, no quiero asociar ese dolor con la música. Disfruto mucho de los paisajes también, hay mucho para ver en este mundo. Es una buena opción antes que quedarme en hoteles y además estamos mucho tiempo sentados en autobuses y aviones. También es una forma de relacionarme socialmente con gente. En las maratones hablas con mucha gente que no sabes sus nombres, nunca los volverás a ver, pero se produce una relación genial. Como me pasó con una persona hace unos años en Brasil, yo no hablo portugués y él me hablaba en español. De alguna forma nos entendíamos”.

Sabiendo tu afición al ciclismo, imagino que tendrás una opinión de la canción ‘Bicycle Race.’ (Risas)
“Oh, no es de mis canciones preferidas, pero se escucha siempre en las carreras de ciclismo. No necesito volver a escucharla (risas). Otra canción que suena mucho en las maratones es ‘Who Let The Dogs Out’. Y yo me pregunto, ¿Por qué? ¿Por qué tenemos que escuchar esa maldita canción una y otra vez? Definitivamente podría vivir sin volver a escuchar estas canciones nunca más (risas)«.

IGNACIO REYO