Alone in the Dark Remake - Análisis

Pierce y THQ consiguen hacernos sentir de nuevo ante un auténtico Alone in the Dark

A estas alturas de la película, hablar de Alone in the Dark resulta algo complicado. Tras un nacimiento exitoso, una evolución interesante, un par de películas y varios intentos de reboot, el nombre está tan trillado que, por sí solo, puede dar lugar a error si no lo acompañas, al menos, de una fecha o un año. Alone in the Dark, el primero, el 'de verdad', llegó en 1992 de la mano de Infogrames. Toda una revolución en su momento que mezclaba personajes en 3D con escenarios hechos a mano en 2D y cámaras fijas que impusieron, ya a principios de los 90, los cimientos del género. Una forma de hacer juegos de terror de la que bebería hasta el mismísimo Shinji Mikami con su posterior Resident Evil en 1996. Los fondos renderizados y los polígonos con su control tipo tanque se convertirían en la norma de una serie de entregas que fascinaron al público, aunque fueron perdiendo interés con el paso de los años.

Tras un intento de reboot en 2008 que nos dejó un título muy interesante pero muy alejado de lo que había hecho grande a la saga en sus inicios, Atari terminaría por dar carpetazo a la saga con un Illumination que no temía ni pies ni cabeza. Con los derechos en manos de THQ Nordic, 2019 sería el año en el que comenzaría el desarrollo de este nuevo reinicio de Alone in the Dark, uno que, podéis respirar tranquilos, respeta todos los elementos del clásico y se las arregla para presentar un sentido homenaje a los primeros episodios de la saga de forma original y con una historia totalmente nueva. O casi. Pero vayamos por partes...

¿Reboot o remake?

Alone in the Dark, el otro bueno, el de ahora, toma mucho de los elementos del primer lanzamiento de la saga para escribir su propuesta: una mansión misteriosa en la misteriosa New Orleans, dos personajes a elegir, un misterio por resolver, y mucho Lovecraft metido en el ajo para hacer las cosas más divertidas y jugar con la mente del jugador. Sin embargo, a partir de aquí la historia se reescribe con una trama totalmente nueva y una serie de personajes que rinden homenaje a los primeros capítulos de la saga. La mansión Derceto cambia su naturaleza por la de una residencia para pacientes con trastornos mentales, y el bueno de Jeremy Hartwood, tío de Emily, decide en esta ocasión desaparecer al principio del juego en vez de aparecer... en extrañas circunstancias como aparecía en el título original del 92.

La trama cambia por entero tanto en argumento como en duración y profundidad para crear una experiencia que, si bien mantiene algunos puntos en común con el juego original, se disfruta como algo diferente, novedoso, más largo y profundo que el primer lanzamiento de la saga en 1992. Retomando la trama, tendremos que elegir a nuestro protagonista entre Edward Carnby, investigador privado contratado por la señorita Hartwood; y la propia Emily para elegir quién vivirá esta nueva aventura en busca de descubrir el paradero de Jeremy y esclarecer los misterios de la mansión Derceto. Todo esto apunta a que estamos ante mucho más que un mero remake. Más allá del nuevo motor, Alone in the Dark, el de 2024, se presenta como una suerte de reinicio de la saga con un juego nuevo que se muestra fiel al original en las partes importantes a la vez que rinde homenaje a los personajes y acontecimientos de los primeros capítulos de la saga sin resistirse a crear una nueva historia que, al final, entra tan bien o mejor que la primera.

Ahora sí, survival horror

Nada más empezar, el nuevo Alone in the Dark nos deja todo bien claro. Podemos elegir entre varios modos de dificultad para ponernos las cosas más o menos difíciles en los combates, así como optar por dos modos de juego: clásico y con ayudas. En el primero, los objetos no brillarán, Edward y Emily no nos darán pistas con sus pensamientos, y el juego será mucho más complicado en lo que respecta a los puzles... justo como lo fue su predecesor en 1992. Alone in the Dark pone así el acento en su verdadera naturaleza, la de un juego de terror difícil plagado de rompecabezas complicados con un enfoque previo al nacimiento de la nomenclatura oficial de survival horror a mediados de los 90. A la vez, aprovecha todo lo aprendido por Capcom en los últimos remakes de Resident Evil y adopta mucho de lo que ha funcionado tan bien en este poner el ojo en el trabajo de Mikami en Resident Evil 4 y The Evil Within. Las cámaras fijas dan paso a cámaras libres con el punto de vista situado sobre el hombro del personaje, los escenarios en 2D renderizados se abandonan frente a los escenarios en 3D, y el control tipo tanque desaparece frente a un control más intuitivo y natural que, sin embargo, no renuncia a resultar lento y pesado, sobre todo en la piel de Edward, para poner las cosas un pelín más complicadas.

Más allá de viejas mecánicas mejoradas y algún que otro préstamo, el nuevo Alone in the Dark hace gala de un menú muy interesante que huye de maletines, mejoras de armas y piezas intercambiables. La gestión de recursos está ahí de manera simplificada, obligándonos a cuidar hasta la última bala y tener el ojo puesto en los objetos curativos y la durabilidad de nuestra arma cuerpo a cuerpo, pero sin necesidad de gestionar el espacio en ese agradable Tetris que era el maletín de Mikami. Lo que sí introduce el menú es un espacio para cada elemento: inventario, objetos clave, pistas y diario. Una organización imprescindible para salir airoso de los múltiples recovecos y rompecabezas que tendremos que solucionar en el caótico escenario cambiante de la New Orleans Lovecraftiana de los años 20.

Solo en la oscuridad

En lo técnico, Alone in the Dark salda la cuenta con un trabajo sobresaliente en el que, a pesar de notarse que no cuenta con un presupuesto triple A, consigue dejar el listón a la altura de su predecesor. Los modelados de Emily Hartwood y Edward Carnby, interpretados por Jodie Comer y David Harbour, son un regalito que nos permite manejar a un detective que se comporta como Jim Hopper en algunos momentos y una Elizabeth que saca lo mejor de la actriz con momentos brillantes en la trama. Destacan también el talento interpretativo de las voces, en inglés con subtítulos localizados al castellano, eso sí, que se complementan con el resto de personajes que a los más veteranos les sacarán más de una sonrisa.

Los escenarios, desde la mansión Derceto hasta las localizaciones que visitaremos a través de los portales y los flashbacks de Emily y Edward, cuentan con buen diseño tanto en el trazado como en lo artísticio, con mención especial del barrio Francés, el Bayou o el viejo barco de vapor. La iluminación está a la altura con un trabajo soberbio que ambienta en todo momento junto a la música y los sonidos que oiremos en la oscuridad y que nos alertarán de la presencia de los monstruos. Unas criaturas terroríficas que funcionan especialmente bien gracias al guion de Mikale Hedberg – Soma, Amnesia: The Dark Descent- y el modelado de Guy Davis -Sandman Mistey Theatre, The Marquise-. El resultado final es un título que funciona más que bien en la versión probada en PS5, con un rendimiento sólido, sin dramas ni parones, y una forma de recuperar el clásico que ha sido aplaudida por el propio Frédérick Raynal, creador del primer Alone in the Dark y del brillante Little Big Adventure.

Un reinicio a la altura

Alone in the Dark se las arregla para recuperar la sensación del primer título de la saga y traerla de vuelta 32 años después, intacta en su mensaje pero renovada, mejorada y potenciada por todas las posibilidades de la tecnología actual. El regreso a la mansión derceto nos cuenta una historia nueva que se disfruta de forma diferente según juegues con Edward o Emily, lo que hace que, como pasara antiguamente, Alone in the Dark sea dos juegos en uno con una rejugabilidad que va mucho más allá de los coleccionables que desbloquean secretos, curiosidades y hasta una escopeta. La mezcla de humor y terror, esa narrativa a caballo entre Lovecraft y Pratchett que ya estaba presente en el primer juego, se mantiene con la presencia de los dos protagonistas, los diálogos y los comentarios de los personajes. Y hablando de comentarios, todo un acierto los extras de la versión digital deluxe, que añade elementos como las skins clásicas de Edward y Emily de 1992, un pack de filtros vintage horror y la posibilidad de activar los comentarios del director para darle una tercera vuelta tras haber terminado la aventura con ambos protagonistas.

En definitiva, Alone in the Dark lo hace demasiado bien como para dejar pasar esta oportunidad de regresar a New Orleans en una aventura totalmente nueva interpretada por dos actores muy queridos. La forma que tiene de tratar los mitos de los dioses arquetípicos favoritos de Lovecraft mientras juega con la mente del jugador, la realidad y la física conjuga a la perfección con una propuesta de combate denso, su humor inteligente y una serie de rompecabezas que, aunque no sean lo mejor del género, consiguen recuperar la esencia de tiempos mejores, o al menos, más amables. Puede que el combate final sea desquiciante, que no estemos ante una experiencia triple A y que los enemigos pequeños sean un auténtico dolor de culo, pero el nuevo Alone in the Dark viene cargado de buenas intenciones. No os quedéis con la nota: Alone in the Dark es mucho más que el 8 y está cerca, muy cerca, de resultar sobresaliente. Un título que ojalá sea un auténtico reinicio y venga acompañado de nuevos lanzamientos futuros que lo conviertan en mucho más que un único juego anecdótico que nos hizo recordar uno de los clásicos más importantes del género.

El veredicto

Tras varias entregas que no han sabido hacer justicia al clásico de Infogrames, Alone in the Dark regresa en un nuevo episodio a caballo entre el reinicio y el remake. Una historia original con un reparto de lujo que moderniza el clásico y ofrece un nuevo punto de partida para esta mezcla de Lovecraft y humor inteligente

En este artículo
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  • PS5

Análisis de Alone in the Dark – El reinicio que la saga merecía

8
Muy bueno
Emily Hatwood y Edward Carnby regresan en el mejor homenaje que podía hacerse al Alone in the Dark de 1992
Alone in the Dark Remake
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