Crítica: Atheist - Unquestionable Presence | El Portal del METAL

Atheist - Unquestionable Presence

Enviado por stalker213 el Dom, 10/04/2011 - 22:46
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1. Mother Man (4:34)
2. Unquestionable Presence (4:07)
3. Your Life's Retribution (3:17)
4. Enthralled In Essence (3:38)
5. An Incarnation's Dream (4:53)
6. The Formative Years (3:30)
7. Brains (3:41)
8. And the Psychic Saw (4:45)

Qué equivocada está la gente que etiqueta vulgarmente a los americanos ATHEIST como simple y mundano “Death Metal Técnico”, de verás. Parece mentira que precisamente yo esté diciendo esto, pero es que llega un punto en el que uno tiene que cuadrarse y llamar a las cosas por su nombre, y es que aquel género que como los también yanquis CYNIC cultivaron los amigos de Kelly Shaefer, no puede sino denominarse como Imposible Metal. Imposible, sí, aunque suene ridículo. Aunque no únicamente por la casi incomprensible complejidad e infinita riqueza en matices que encierra cada uno de los acordes de su enrevesada obra, sino por el increíble hecho de que llegó al planeta tierra con nada menos que diez años de antelación a lo que debiera haber sido normal.

El comentario que sigue no pretende ser una burda metáfora o siquiera una chistosa y barata ironía para que nadie sonría y pase página justo después, sino más bien un intento de aproximación a lo que tanto las huestes de Shaefer como las de Masvidal llevaron a cabo durante el primer tercio de la década de los 90’s, y es que si a alguien por algún casual se le ocurre sintetizar al trabajo de esta gente con la grotesca postilla de “ésta es la obra de unos privilegiados músicos” es como para prenderlo de la melena, enchufarle un rodillazo en la cara, escupirle a la espalda y empujarlo al vacío por un jodido precipicio de tres mil metros de caída; Así sin más preámbulos. ¿Pero por qué? ¿Por qué la sentencia a la cual hacíamos referencia hace tan solo un instante no refleja fielmente a un trabajo como por ejemplo este ‘Unquestionable Presence’?

Bien. La respuesta (o respuestas) se antoja cuanto menos compleja. Ardua. Terrible incluso. Ahora bien, como tampoco tenemos toda la semana para discutir el asunto, lo dejaremos simplemente en que estos tíos debieron ser abducidos, alguna tarde durante uno de sus apacibles paseos por los cayos, a manos de algún platillo extraterrestre, para ser inmediatamente inoculados con algo que el resto de artistas mortales no llevan de serie en la cabeza, porque de cualquier otro modo me declaro totalmente inoperante para descifrar cómo cojones esta gente con apenas veinte añitos a sus espaldas fue capaz de estampar tamaña obra en el firmamento underground de una época donde ser el más burro era en primera y última instancia el principal objetivo. Curioso ¿verdad?

Curioso, porque además de imposiblemente trabajada, esquizofrénicamente metódica y perfeccionista hasta el paroxismo más agobiante, una obra como ‘Unquestionable Presence’ ya no sólo es un producto que brinda unos niveles de técnica únicamente vistos en la sublime obra de sus compinches CYNIC, sino que además no le pierde la cara a muchos otros discos de otras bandas (decididamente afincadas en un Death, digamos que más burro) en cuanto a brutalidad e intensidad respecta, con la excepción –claro está- de los inclasificables DEATH y su alienígena ‘Human’ de 1991. Pero eso no es todo, señores; Eso no es todo ¡pero es que ni por asomo! Porque al margen de las comprensibles dificultades y el milagroso mérito que entrañan nacer en un desierto y ser el mejor de los jardineros, ATHEIST fueron una banda (no lo olvidáramos: formada por adolescentes) que además de vencer a todos y cada uno de los obstáculos que se interpusieron en su camino, tuvieron además que hacer frente exactamente a la misma tragedia que partió en dos al devenir de los que innegablemente hubieran sido los legítimos reyes del Metal de no haberse producido una fatídica desgracia, METALLICA.

Cosas de la vida, como suele decirse ¿no es cierto? Pero el destino y nada más que el destino sabe todavía porqué en aquel crítico doce de febrero de 1991, el joven y talentoso bajista Roger Patterson tuvo que abandonar este mundo tras perder la vida en un catastrófico accidente de caravana cuando la banda se encontraba de gira promocionando su álbum de despegue ‘Piece of Time’ (Active, 1989). Son acontecimientos ante los que uno no puede sino pestañear boquiabierto y aceptarlos; Sencillamente porque no queda otra. Y así, sin más remedio que el de verse solos, desasistidos, salvajemente golpeados en medio de una carretera desierta, cubiertos de sangre y tatuados con mil magulladuras sobre el cuerpo, ATHEIST tuvieron que hacer de tripas corazón para seguir adelante, como fuera, sin el aliento de cientos de miles de fans que los arroparan o el apoyo y las condolencias en forma de sentida esquela a través de tropecientas publicaciones de todo el mundo. Sencillamente, esos chavales vieron como uno de sus mejores amigos se había ido por siempre más y que aquello que más amaban por encima del resto de cosas, tocar juntos, quedaba en serio entredicho al romperse la química de un grupo que sólo parecía tener sentido con Roger castigando las cuatro cuerdas.

Con semejante percal sobre los hombros, dejarlo fue posiblemente el primer impulso que tanto a Shaefer como al resto les impidió vislumbrar el más mínimo atisbo de vida tras la violenta y súbita desaparición del colega y virtuoso bajista, pero imagino que tirando de ese cliché tan y tan manido (aunque no menos cierto) que dice aquello de que “él lo hubiera querido así” pronto se pusieron manos a la obra para terminar de dar los últimos repuntes a un trabajo que estando ya casi completado antes de la muerte de Patterson, vería la luz el mismo año del desgraciado y aciago evento.

Si el título va enfocado a resaltar la situación del momento, eso ya es algo que desconozco por completo (la interpretación de que la presencia a la cual se está haciendo alusión es la de Dios, también quedaría abierta echando un ojo a la portada), pero desde luego lo que resulta muy obvio es como a pesar de no contar con él en el estudio para la grabación de las tomas definitivas, ‘Unquestionable Presence’ es un trabajo en el cual Roger Patterson incuestionablemente está presente, ya que con el desgarbado bajista no tan solo partió una de las piezas clave de la banda sobre el escenario, sino también uno de los engranajes maestros a la hora de componer sus temas; Aunque nadie dijo nunca que las cosas fueran siempre fáciles, y en esas, los de Sarasota ya no solo es que igualaron a la descomunal magnanimidad de su anterior obra, sino que por momentos incluso la superaban.

La razón, tan misteriosa como obvia, hay que buscarla irremediablemente en el inagotable y arrebatador talento de un hombre llamado Kelly Shaefer, y es que intentar definir, dibujar o siquiera perfilar la dimensión del trabajo de este tipo es simplemente inútil. Exactamente lo mismo que tratar de señalar a un corte del disco como el mejor, porque sencillamente esa es una misión imposible. No obstante, haremos hincapié en dos secciones que nos hablan sobradamente de la insondable e insultante destreza de estos “músicos” (término que insisto: se me antoja pobre, y en última instancia inadecuado) como son la que va de (01:36) a (02:38) en la alucinante ‘Unquestionable Presence’ o la encapsulada entre (01:41) y (02:19) de ‘Enthralled In Essence’, en las que la formación al completo se muestra en plena forma (¿es Steve Flynn humano?) y en las que ni por un solo momento desentona el rol desempeñado por el reemplazo del amigo ausente; Enorme Tony Choy.

En definitiva, ‘Unquestionable Presence’ es un disco que refleja claramente dos cosas: Por un lado la superlativa y sobrenatural calidad de ATHEIST como artistas, y del otro: las manifiestas carencias del resto de bandas del planeta, incapaces siquiera de empezar a imaginar la vasta e inabarcable gama de sutiles matices de una odisea sónica como la encarnada por la onírica y cautivadora ‘An Incarnation's Dream’. Sencillamente, como en el caso de CYNIC (y de Chuck ya ni os cuento), hablamos de tipos intocables en lo suyo; Y sí, cada vez la tendencia en la escena extrema tira más hacia complejizar lo que ya de per se parece imposible de retorcer más, pero para mí el diagnóstico es meridiano: ‘Human’, ‘Piece of Time’, ‘Unquestionable Presence’ y ‘Focus’ se miran –todo lo que ustedes quieran, adelante- pero no se tocan ni de coña. ¿Algún defecto? Pues ahora que lo preguntáis, sí. Lo corto que se hace; Aunque fuera de eso, todo lo demás es pura y exquisita perfección. De la que duele.

Los pobretes mortales a lo suyo y los Dioses con lo propio.

Valoración: 9.8

Kelly Shaefer: Voz & Guitarra
Rand Burkey: Guitarra
Tony Choy: Bajo
Steve Flynn: Percusiones

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