[Ruslan i Ljudmila]. Poema épico de Alejandro Pushkin (Aleksandr Sergeevic Puskin, 1799-1837), escrito entre 1817 y 1820, que no llegó a publicarse hasta 1822 a causa de sobrevenir el destierro del autor, acusado de ideas demasiado liberales. Constituye el primer trabajo serio de este poeta, pero en él se nota todavía la influencia de sus lecturas juveniles. En muchos aspectos, Ruslan y Ludmila guarda relación con la «bylina», la antigua canción épica rusa, pero la materia del poema está tomada de la epopeya humorística de Ariosto. Al valeroso príncipe Ruslan le raptan, la misma noche de su boda, a su esposa Ludmila.
El raptor es un mago, un horrible jorobado, el cual en vano trata de conquistar el favor de su prisionera. Ruslan, con la ayuda de otro mago, tras muchas y diversas peripecias que recuerdan las del esforzado Roldán (v.), llega al gélido reino del raptor, situado más allá de las montañas del Norte; después de una violenta batalla que dura tres días, ata al mago y encuentra, en un jardín encantado, a Ludmila y con ella su felicidad. Las aventuras de Ruslan aparecen continuamente complicadas con luchas tragicómicas, sostenidas con espíritus y con caballeros: unas veces combate el príncipe con una enorme cabeza sin tronco, la cual pretende matarlo con la potencia de su soplo; otras veces contra un rival en amor y finalmente con el mago jorobado, quien, en el furor de la batalla, obliga a que Ruslan haga un largo viaje por los aires, llevándole prendido de sus larguísimas barbas. El poema es, realmente, la obra de un principiante, un mosaico de influencias extrañas a la inspiración espontánea del poeta; no obstante, ya se percibe en él la maestría de lenguaje y aquella facilidad poética que hicieron de Pushkin el más grande de los poetas rusos.
M. Kraisky
* Del poema del Pushkin se extrajo el libreto para el melodrama fantástico en cinco actos Ruslan y Ludmjila, de Michail Glinka (180-1857). Esta ópera, la segunda del compositor, fue estrenada en San Petersburgo en el año 1842. La música, aparte de algunas páginas de gusto italiano, sigue estrechamente el programa «nacionalista» de los «Cinco». Es muy refinada y fantástica, favorecida en este aspecto por el asunto, que participa de la fábula, del ambiente y de la época en que se desarrolla. Como las demás óperas de los componentes del grupo de los «Cinco», sin exceptuar a Mussorgsky, también ésta se complace en un orientalismo que no debía hallar el favor del público y de la crítica, y por ello el éxito de la primera representación fue muy inferior al obtenido por la primera ópera de Glinka, La vida por el zar (v.). No obstante, la obertura, el prólogo del bardo Bayan (que es presentado como si la acción que va a desarrollarse fuese narrada y evocada por él), los coros nupciales, los cantos del mago Finn y de la maga Naina, el coro persa, el nocturno de Ratmir, las danzas en el jardín encantado del mago y el final son páginas dignas de mención.
E. M. Duffolcq
Producto de un ingenio maduro que alcanzó el último estadio de su evolución… Es una ópera de primer orden y puede parangonarse con las grandes obras maestras de su género. En ella, Glinka señala nuevos horizontes y abre nuevos caminos que antes de él eran insospechados. (Cui)
El ingenio de Glinka es esencialmente dúctil y vario. Su estilo tiene la rara condición de saberse adaptar, según el deseo del compositor, a las exigencias y al carácter del tema tratado. Glinka puede ser sencillo e incluso ingenuo sin verse obligado a transigir con una frase vulgar. Sus melodías presentan desarrollos insospechados y están construidas sobre temas que desconciertan por su singularidad y rareza. Es un gran orquestador, y el cuidado con que emplea los instrumentos y el perfecto conocimiento de sus más íntimos recursos, convierten su orquesta en una de las más nuevas, brillantes y modernas que sea posible oír. (Berlioz)