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Japón no es un país de tradición católica y tiene tradiciones propias en cuanto a las decoraciones típicas en las fechas navideñas. Así que aunque veamos árboles de Navidad y muchos Santa Claus por las calles, con iluminaciones y decoraciones que nos resultan familiares, todas esas son occidentales.
En cuanto a lasa decoraciones típicamente japonesas es importante recalcar que no se tratan tanto de decoraciones navideñas como de decoraciones de fin de año. Y es que, al contrario que Navidad —que es un día laborable—, Año Nuevo es una de las festividades más importantes en Japón.
A continuación os mencionamos las decoraciones navideñas o de Año Nuevo más típicas de Japón. Las veréis en muchas partes si viajáis a Japón en diciembre y comienzos de enero.
Tradiciones de Fin de Año y Año Nuevo en Japón en el podcast
Si quieres saber cuáles son las tradiciones de Fin de Año y Año Nuevo en Japón (estas decoraciones son ejemplo de ello), pero en formato podcast, ¡dale al play!
El kadomatsu (門松), un adorno compuesto por bambú, pino y ciruelo que se coloca a la entrada de las casas o edificios. Se utiliza para dar la bienvenida al dios del año o toshigami, con el fin de que el dios del año establezca en esa casa, oficina o edificio su hogar temporal durante estos días.
La parte principal del kadomatsu está formada por tres ramas de bambú de alturas distintas cortadas en diagonal que representan el cielo, la humanidad y la tierra, siendo el cielo la más alta y la tierra la más baja. Luego se añaden ramas de pino y de ciruelo y se ata todo con una cuerda de paja. Se coloca, como decíamos, en la entrada de los edificios y siempre en parejas, representando así al hombre y a la mujer.
Lo cierto es que el kadomatsu más simple y en su versión original sólo lleva pino, que al fin y al cabo es lo que nos dice su nombre —la traducción sería «puerta de pino»—. Es curioso también que la palabra matsu, además de pino, también es el verbo «esperar», por lo que la colocación del kadomatsu implica que esperamos que el dios del año llegue a nuestra casa.
Como todo en Japón, el kadomatsu está cargado de simbolismo: el bambú representa la fortaleza y flexibilidad; el pino representa la constancia y la longevidad y el ciruelo aporta los significados de nuevos comienzos y pureza. Así, todos los elementos que lo componen ayudan a traer esa buena suerte para el año que empieza.
Colocar el kadomatsu es una tradición que se remonta al periodo Edo (1600-1868) y, desde entonces, las cosas han cambiado ligeramente, aunque el significado al final sea el mismo. De hecho, antes de la Segunda Guerra Mundial, el día 13 de diciembre solía ser el día escogido para ir a cortar ramas de bambú y de pino para luego hacer el kadomatsu, que se colocaba el día 28 de diciembre.
Hoy, la fecha de colocación del kadomatsu se sigue manteniendo, pero lógicamente la gente ya no va a cortar ramas de bambú o de pino, sino que las compran ya cortadas. Y en algunos casos, hasta se utilizan ramas de plástico.
Esta decoración se mantiene hasta el 7 de enero, aunque en el periodo Edo se mantenía hasta el 15 de enero. Y en este día se quema el kadomatsu a modo de ofrenda y también para liberar al dios que ha estado residiendo ahí durante estos días. De esta forma se espera conseguir buenas cosechas y un próspero año. Ahora que queda poca gente en Japón que se dedique a la agricultura, en lugar de buenas cosechas lo que se espera conseguir es un buen año laboral, suerte en todo lo que se emprenda, etc. Cambian los tiempos, pero el sentido es el mismo.
Shimekazari, la decoración con mandarinas
Otra de las decoraciones típicas del Año Nuevo japonés es el shimekazari (注連飾り). El shimekazari está compuesto por una cuerda sagrada hecha de paja de arroz, llamada shimenawa (注連縄). Además de esto, normalmente lleva colgada unas tiras de papel en zig-zag, llamadas shide (紙垂).
Además, también suele llevar otras decoraciones en función de si se desea una larga vida, felicidad, o una familia con muchos descendientes. Por eso, encontraremos shimekazari decorados con una pequeña naranja o mandarina llamada daidai (que suena igual que «de generación en generación»), con alga konbu, con langosta, con pequeños abanicos, con un manekineko, con una grulla, etc. Es decir, se añaden al shimekazari símbolos de prosperidad, salud, larga vida, etc.
En el caso de los santuarios sintoístas, la cuerda shimenawa y los papeles shide están todo el año presentes. Son los que marcan ese lugar como sagrado, puro, y como el hogar de las deidades sintoístas, previniendo que los malos espíritus entren en el santuario.
Y según la tradición, la cuerda shimenawa debe cambiarse el día de Nochevieja. Así que si estáis por Japón el día 31 de diciembre, acercaros a algún santuario para verlo, que seguro que os resultará interesante.
Aunque el shimekazari sólo se utiliza alrededor del año nuevo, el significado es el mismo que el del kadomatsu: marcar la casa como el hogar temporal del dios del año o toshigami para evitar que entren malos espíritus. La principal diferencia, además de las fechas, es la inclusión de esos otros elementos propicios que hemos mencionado.
Además, en estas fechas hasta podemos ver algunos coches que llevan el shimekazari en su parrilla frontal, para protegerse frente a accidentes de tráfico.
Kagamimochi, mochi y mandarinas
Otra de las decoraciones típicas en Japón durante las fiestas de Año Nuevo es el kagamimochi (鏡餅). Hablamos de una ofrenda al dios del año nuevo a base de mochi (pasta de arroz) y daidai (naranja amarga); por su forma, recuerda a un muñeco de nieve y se suele mantener hasta mediados de enero.
Así pues, el kagamimochi consiste de dos piezas de mochi redondeadas de diferentes tamaños, situadas una encima de la otra. Encima del mochi, encontramos una naranja amarga japonesa o daidai.
Pero la tradición no sólo nos dice cómo debe ser el kagamimochi, sino también dónde debe estar: debemos colocarlo encima de un soporte llamado sanpō (三宝) y sobre una tela llamada shihōbeni (四方紅).
El kagamimochi es una decoración que surgió en el periodo Muromachi, entre los siglos XIV y XVI; se dice que las dos piezas de mochi representan la luna y el sol, el ying y el yang, o los años que vienen y los que se van.
Y al igual que ocurre cuando incluimos la naranja amarga o daidai en el shimekazari, aquí también se incluye. Y es que la palabra «de generación en generación» se lee igual, aunque con kanjis o ideogramas diferentes (代々) y simboliza así la perduración de la familia a través de sucesivas generaciones. El nombre también tiene que ver con el periodo Muromachi, porque en este periodo japonés eran típicos los espejos de cobre con forma redondeada, que se llamaban kagami, y es que se dice que los dos pasteles de mochi tienen una forma parecida.
¿Y dónde colocamos el kagamimochi en casa? Pues aunque originalmente se podía poner en diversos lugares del hogar, la tradición actual nos dice que debe ponerse en el kamidana (神棚),un pequeño altar sintoísta situado en la parte alta de alguna pared del hogar. También puede ponerse en el tokonoma (床の間), una especie de hornacina situada en la habitación principal de la casa que suele contener una muestra de caligrafía y algún arreglo floral.
Actualmente, sin embargo, ya encontramos muchos kagamimochi de muchos tipos, algunos de formas curiosas como de Totoro y otras figuras populares. Y como ocurre con el shimekazari y el kadomatsu, el kagamimochi tiene también «fecha de caducidad». En este caso, el kagamimochi se come en un ritual llamado kagami biraki (鏡開き) que suele tener lugar el 11 de enero o bien el segundo sábado o domingo de enero.
En este ritual —que también se utiliza en varias artes marciales japonesas— se rompe el kagamimochi en pequeños trozos antes de comerlo, o bien con las manos o con unos martillos. Lo que nunca se debe hacer es cortarlo, porque entonces tendría connotaciones negativas ya que sería lo mismo que cortar los lazos que te unen a la gente que te importa y a la gente con la que compartes el ritual. Además de comerse el kagamimochi, en este ritual también se abren barriles de sake.
Otras decoraciones y tradiciones
Como hemos comentado al comienzo, si bien en Japón la Navidad no es tan importante como la festividad del Año Nuevo, sí podemos encontrar decoraciones navideñas típicamente occidentales como muñecos de Papa Noel o Santa Claus, árboles de Navidad o música navideña.
Pero una de las decoraciones navideñas que más merece la pena mencionar son las grandes exhibiciones de luces o iluminaciones navideñas que podemos encontrar por todo Japón.
Luis es ingeniero de telecomunicación y máster en Estudios de China y Japón: Mundo Contemporáneo. Ha trabajado en grandes empresas como Vodafone y Google (en Londres), y también en agencias de comunicación. Puedes encontrarle en el blog Profundidad de Campo.