El misil Condor II de Cabo Raso que casi desata una crisis internacional

El misil Condor II de Cabo Raso que casi desata una crisis internacional

La Fuerza Aérea tenía planeado lanzar el misil Cóndor II en Cabo Raso, Chubut, a finales de los años '80. El proyecto fue diseñado por el comodoro Miguel Vicente Guerrero. El misil casi desata una crisis política con los Estados Unidos e Inglaterra. La hija, María Victoria, visitó el búnker y reveló una historia poco conocida en Chubut. Una trama oculta que involucra al gobierno de Alfonsín, los espías norteamericanos, las Malvinas y los países de Medio Oriente

20 DIC 2023 - 18:04 | Actualizado 20 DIC 2023 - 19:12

En agosto de 1988 el gobierno de Raúl Alfonsín iba a lanzar en Cabo Raso, al sur de Punta Tombo en Chubut, el Cóndor II, con la presencia del embajador norteamericano Gildred.

El acto oficial serviría para mostrar al mundo el proyecto que había cobrado un fuerte impulso durante la Guerra de Malvinas y que ahora desataba fuertes tensiones diplomáticas con Estados Unidos y Gran Bretaña.

El misil iba a ser lanzado en dirección este hacia el Atlántico. No obstante, en el mundo del espionaje internacional había rumores que podía ser lanzado en dirección sudeste y que alcanzaría las Malvinas. La elección de Cabo Raso alimentaba las suspicacias.

El cerebro detrás del Condor II es el comodoro Miguel Vicente Guerrero, ingeniero electrónico y aeronáutico, nacido en San Juan en el seno de una familia humilde, que llegó ser condecorado en ocho países y recibió 30 premios por su aporte al campo científico.


La hija del comodoro, María Victoria Guerrero, el sábado pasado visitó por primera vez Cabo Raso, donde están las ruinas del bunker construido para el lanzamiento del Cóndor II, que forma parte una trama de intriga internacional poco conocida en Chubut.

El homenaje fue organizado por la Asociación Civil Amigos de Cabo Raso, que encabeza Juan José Trucco, y que reúne a vecinos del paraje, hijos y nietos de los pioneros que buscan rescatar el patrimonio histórico de Cabo Raso.

Victoria, acompañada de su esposo e hijos, visitó el cenotafio que los vecinos erigieron en el cementerio el 6 de junio de 2022 con la presencia del entonces senador Ignacio “Nacho” Torres, hoy gobernador de Chubut.

Reconocieron la antigua pista de aterrizaje, la plataforma con la función de helipuerto, el bunker y los rieles de la que sería la plataforma de lanzamiento.

También ubicaron la comisaría donde armaron un comedor de campaña y la vivienda de uno de los pobladores que vivía allí, que se dedicaba a recolectar algas.

A su vez, la diputada Jacqueline Caminoa les hizo entrega de la Declaración de Interés Legislativo. La idea es declarar a Cabo Raso un lugar histórico.


El proyecto Condor II dividió las aguas entre civiles y militares que pretendían que el país se desarrollara con recursos propios y los otros que consideraban que había que salir a buscar la tecnología en el extranjero.

El comodoro Guerrero, en ese sentido, ya en los años ’70 era un visionario cuando las discusiones en el campo científico pasaban por seguir la línea iniciada por Arturo Frondizi hacía más de una década o pasar a ser subsidiarios de las potencias extranjeras.

Papá decía que la guerra era por el petróleo y la próxima iba a ser por el agua. El misil es para Defensa además de poner un satélite en órbita y no depender de tecnología extranjera”, cuenta Victoria Guerrero quien habló con el programa Fuera de Hora por Cadena Tiempo.

EL MISIL Y LA CRISIS

El Cóndor II es un misil desarrollado por la Fuerza Aérea con fines de exploración científica y defensa, pero cuyo alcance permitiría llegar hasta las Islas Malvinas, lo que sembraba sospechas de que podría ser utilizado con fines bélicos.

El gobierno de Alfonsín, asediado por los levantamientos carapintadas y la crisis económica, se veía en la disyuntiva de seguir adelante con el proyecto de tecnología avanzada -como pretendía Jaunarena en Defensa- o bien frenarlo como aconsejaba el canciller Dante Caputo.

El Condor II lo desarrollaron los militares en Falda del Carmen, Córdoba. La idea era lanzarlo en una base con litoral marítimo. Había un centro de operaciones en Mar Chiquita, cerca del Mar del Plata, pero el lugar estaba rodeado de población civil.

El comodoro Ricardo Maggi, asignado a esa tarea, barajó entre 56 campos probables con baja población y eligió Cabo Raso donde solamente vivían dos personas. En marzo de 1987 comenzaron con las obras del búnker y la pista de aterrizaje.

EN EL OJO DE LA TORMENTA

En el pueblo se instalaron unas 130 personas, repararon un molino para sacar agua, se alojaron en una comisaría, en una escuela y en la oficina el telégrafo, cuenta María Victoria Guerrero.

El Cóndor II alimentaba toda clase de sospechas que amenazaban los intereses de los Estados Unidos en su zona de influencia en Medio Oriente.

El misil fue desarrollado a partir de 1979 con tecnología de Alemania Federal y de Italia. Después de la Guerra de Malvinas, el proyecto mutó en el Cóndor II y las tensiones se incrementaron por las sospechas de que pudiera llevar armas nucleares.

En los años 80 los Estados Unidos, las potencias europeas y los países de Medio Oriente, empiezan a disputarse la posibilidad de tener el misil como una forma de acrecentar su poder de destrucción.

Detrás del Cóndor II estaba negociando Egipto con el gobierno de Irak de Saddam Hussein, lo que hacía peligrar la posición de la Argentina en su relación con los Estados Unidos, Inglaterra e Israel.

Hay otras versiones que indican que Alfonsín habría apoyado la continuidad del proyecto como guiño a la Fuerza Aérea, a cambio de apoyo durante los levantamientos carapintadas.

Nada se sabía en Trelew donde los militares iban a las tiendas a comprar camperas térmicas y provisiones para avanzar con el búnker.

Cuando ultimaban el lanzamiento del misil, apareció en Cabo Raso un geólogo que resultó ser un “espía norteamericano” que filtraba información del proyecto a través de la Embajada, según cuenta Guerrero.


ABORTAN LA MISIÓN

Alfonsín, siguiendo el consejo de Dante Caputo, prefirió no lanzar en aquel momento el misil Cóndor II en Cabo Raso para no ser visto como un presidente “belicista”, cuando la Argentina comenzaba a restablecer las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña.

En la prensa internacional hablaban de la “Conspiración Cóndor”, algo que nunca llegó probarse. Los Estados Unidos veía amenazada su supremacía frente a la posibilidad de que la Argentina entre otros países, se convirtiera en proveedora de armas a Medio Oriente.

María Victoria Guerrero desmiente que su padre haya tenido fines belicistas con el proyecto y asegura que los norteamericanos estaban al tanto de los fines exploratorios que tenía esa misión.

“La Argentina tenía acuerdos internacionales firmados para utilizar le vector para poner un satélite en órbita con Estados Unidos, que sabían de la existencia del reactor, el país tenía un lugar en la órbita asignada”, comenta.


La decisión de Alfonsín de frenar el proyecto no implicó que este no siguiera desarrollándose. Sin embargo, por aquellos años suceden una serie cambios en el tablero internacional que hacen que el proyecto se desinfle.

Egipto e Irak, los interesados, se retiran del proyecto que pasaría a depender exclusivamente de la Fuerza Aérea argentina.

Cuando Carlos Menem llega a la presidencia en 1989, empieza a circular la versión que la Argentina podría transferir tecnología del Cóndor II, esta vez a Siria,yEstados Unidos empieza a seguirle los pasos.

Finalmente, Menem cede al pedido del embajador norteamericano, Terence Todman, quien a poco de haber asumido le pide que desarticule el proyecto Condor II para “pacificar” la región y desterrar cualquier posibilidad de conflicto.

En 1990, cuando Irak invade Kuwait, la situación internacional era tan tensa que el gobierno de Menem se preocupa de desmarcarse de cualquier tipo de vinculación que pudieran endilgarle con el régimen de Saddam Hussein.

20 DIC 2023 - 18:04

En agosto de 1988 el gobierno de Raúl Alfonsín iba a lanzar en Cabo Raso, al sur de Punta Tombo en Chubut, el Cóndor II, con la presencia del embajador norteamericano Gildred.

El acto oficial serviría para mostrar al mundo el proyecto que había cobrado un fuerte impulso durante la Guerra de Malvinas y que ahora desataba fuertes tensiones diplomáticas con Estados Unidos y Gran Bretaña.

El misil iba a ser lanzado en dirección este hacia el Atlántico. No obstante, en el mundo del espionaje internacional había rumores que podía ser lanzado en dirección sudeste y que alcanzaría las Malvinas. La elección de Cabo Raso alimentaba las suspicacias.

El cerebro detrás del Condor II es el comodoro Miguel Vicente Guerrero, ingeniero electrónico y aeronáutico, nacido en San Juan en el seno de una familia humilde, que llegó ser condecorado en ocho países y recibió 30 premios por su aporte al campo científico.


La hija del comodoro, María Victoria Guerrero, el sábado pasado visitó por primera vez Cabo Raso, donde están las ruinas del bunker construido para el lanzamiento del Cóndor II, que forma parte una trama de intriga internacional poco conocida en Chubut.

El homenaje fue organizado por la Asociación Civil Amigos de Cabo Raso, que encabeza Juan José Trucco, y que reúne a vecinos del paraje, hijos y nietos de los pioneros que buscan rescatar el patrimonio histórico de Cabo Raso.

Victoria, acompañada de su esposo e hijos, visitó el cenotafio que los vecinos erigieron en el cementerio el 6 de junio de 2022 con la presencia del entonces senador Ignacio “Nacho” Torres, hoy gobernador de Chubut.

Reconocieron la antigua pista de aterrizaje, la plataforma con la función de helipuerto, el bunker y los rieles de la que sería la plataforma de lanzamiento.

También ubicaron la comisaría donde armaron un comedor de campaña y la vivienda de uno de los pobladores que vivía allí, que se dedicaba a recolectar algas.

A su vez, la diputada Jacqueline Caminoa les hizo entrega de la Declaración de Interés Legislativo. La idea es declarar a Cabo Raso un lugar histórico.


El proyecto Condor II dividió las aguas entre civiles y militares que pretendían que el país se desarrollara con recursos propios y los otros que consideraban que había que salir a buscar la tecnología en el extranjero.

El comodoro Guerrero, en ese sentido, ya en los años ’70 era un visionario cuando las discusiones en el campo científico pasaban por seguir la línea iniciada por Arturo Frondizi hacía más de una década o pasar a ser subsidiarios de las potencias extranjeras.

Papá decía que la guerra era por el petróleo y la próxima iba a ser por el agua. El misil es para Defensa además de poner un satélite en órbita y no depender de tecnología extranjera”, cuenta Victoria Guerrero quien habló con el programa Fuera de Hora por Cadena Tiempo.

EL MISIL Y LA CRISIS

El Cóndor II es un misil desarrollado por la Fuerza Aérea con fines de exploración científica y defensa, pero cuyo alcance permitiría llegar hasta las Islas Malvinas, lo que sembraba sospechas de que podría ser utilizado con fines bélicos.

El gobierno de Alfonsín, asediado por los levantamientos carapintadas y la crisis económica, se veía en la disyuntiva de seguir adelante con el proyecto de tecnología avanzada -como pretendía Jaunarena en Defensa- o bien frenarlo como aconsejaba el canciller Dante Caputo.

El Condor II lo desarrollaron los militares en Falda del Carmen, Córdoba. La idea era lanzarlo en una base con litoral marítimo. Había un centro de operaciones en Mar Chiquita, cerca del Mar del Plata, pero el lugar estaba rodeado de población civil.

El comodoro Ricardo Maggi, asignado a esa tarea, barajó entre 56 campos probables con baja población y eligió Cabo Raso donde solamente vivían dos personas. En marzo de 1987 comenzaron con las obras del búnker y la pista de aterrizaje.

EN EL OJO DE LA TORMENTA

En el pueblo se instalaron unas 130 personas, repararon un molino para sacar agua, se alojaron en una comisaría, en una escuela y en la oficina el telégrafo, cuenta María Victoria Guerrero.

El Cóndor II alimentaba toda clase de sospechas que amenazaban los intereses de los Estados Unidos en su zona de influencia en Medio Oriente.

El misil fue desarrollado a partir de 1979 con tecnología de Alemania Federal y de Italia. Después de la Guerra de Malvinas, el proyecto mutó en el Cóndor II y las tensiones se incrementaron por las sospechas de que pudiera llevar armas nucleares.

En los años 80 los Estados Unidos, las potencias europeas y los países de Medio Oriente, empiezan a disputarse la posibilidad de tener el misil como una forma de acrecentar su poder de destrucción.

Detrás del Cóndor II estaba negociando Egipto con el gobierno de Irak de Saddam Hussein, lo que hacía peligrar la posición de la Argentina en su relación con los Estados Unidos, Inglaterra e Israel.

Hay otras versiones que indican que Alfonsín habría apoyado la continuidad del proyecto como guiño a la Fuerza Aérea, a cambio de apoyo durante los levantamientos carapintadas.

Nada se sabía en Trelew donde los militares iban a las tiendas a comprar camperas térmicas y provisiones para avanzar con el búnker.

Cuando ultimaban el lanzamiento del misil, apareció en Cabo Raso un geólogo que resultó ser un “espía norteamericano” que filtraba información del proyecto a través de la Embajada, según cuenta Guerrero.


ABORTAN LA MISIÓN

Alfonsín, siguiendo el consejo de Dante Caputo, prefirió no lanzar en aquel momento el misil Cóndor II en Cabo Raso para no ser visto como un presidente “belicista”, cuando la Argentina comenzaba a restablecer las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña.

En la prensa internacional hablaban de la “Conspiración Cóndor”, algo que nunca llegó probarse. Los Estados Unidos veía amenazada su supremacía frente a la posibilidad de que la Argentina entre otros países, se convirtiera en proveedora de armas a Medio Oriente.

María Victoria Guerrero desmiente que su padre haya tenido fines belicistas con el proyecto y asegura que los norteamericanos estaban al tanto de los fines exploratorios que tenía esa misión.

“La Argentina tenía acuerdos internacionales firmados para utilizar le vector para poner un satélite en órbita con Estados Unidos, que sabían de la existencia del reactor, el país tenía un lugar en la órbita asignada”, comenta.


La decisión de Alfonsín de frenar el proyecto no implicó que este no siguiera desarrollándose. Sin embargo, por aquellos años suceden una serie cambios en el tablero internacional que hacen que el proyecto se desinfle.

Egipto e Irak, los interesados, se retiran del proyecto que pasaría a depender exclusivamente de la Fuerza Aérea argentina.

Cuando Carlos Menem llega a la presidencia en 1989, empieza a circular la versión que la Argentina podría transferir tecnología del Cóndor II, esta vez a Siria,yEstados Unidos empieza a seguirle los pasos.

Finalmente, Menem cede al pedido del embajador norteamericano, Terence Todman, quien a poco de haber asumido le pide que desarticule el proyecto Condor II para “pacificar” la región y desterrar cualquier posibilidad de conflicto.

En 1990, cuando Irak invade Kuwait, la situación internacional era tan tensa que el gobierno de Menem se preocupa de desmarcarse de cualquier tipo de vinculación que pudieran endilgarle con el régimen de Saddam Hussein.


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