El robo a Mussolini (2022), de Renato De Maria

1945, en Milán, cuando la Segunda Guerra Mundial está a punto de finalizar. Pese a ser hijo de un mártir de la Resistencia, Isola ha optado por convertirse en un ladrón, pues piensa que los delincuentes viven más años que los héroes. Planea robar junto a su novia, la cantante de cabaret Yvonne, el tesoro que Benito Mussolini dejó escondido en la ciudad antes de su muerte, y que va a ser trasladado a Suiza. Para ello reúnen junto a su socio Marcello a un variopinto grupo, que incluye al anarquista Molotov, el campeón de automovilismo Mille Miglia Giovanni Fabbri y a la heroica partisana negra Hessa.

El realizador italiano Renato De Maria está detrás de títulos poco reconocidos, como Los despiadados, de 2019. Aquí rinde tributo a las comedias de robos, al estilo de Rufufú, de su compatriota Mario Monicelli, con una premisa prometedora que podía haber dado bastante de sí, y un presupuesto amplio que permite una lujosa reconstrucción de la época histórica. Sin embargo, el resultado resulta bastante decepcionante, pues se opta por un tono tan disparatado que resulta difícil creerse nada. Todo se aceptaría si se lograran las deseadas carcajadas, pero al cineasta le falta la chispa de su modelo.

De esta forma, resulta imposible que los actores consigan construir a sus personajes, sobre todo porque estos están descritos en el guión con pocos trazos. En todo caso Pietro Castellitto y Matilda De Angelis salvan el tipo mínimamente, como Isola e Yvonne. Quizás se salvan también las secuencias animadas que se incluyen cuando los protagonistas hablan de las fases de su plan.