HISTORIA

Publicaci�n

Winston Churchill: genial, exc�ntrico, caprichoso y seductor

Churchill, entregado a una de sus pasiones, la pintura, en febrero de 1946.

Una biograf�a de Boris Johnson, el alcalde de Londres, revela las facetas m�s desconocidas de Winston Churchill. Era, sin duda, una personalidad poli�drica y compleja, pero su determinaci�n fue clave para derrotar a Hitler y cambiar el curso de la Historia

Extravagante, reportero de guerra, estadista, provocador, pintor aficionado, militar de oficio, incansable lector, escritor prol�fico y brillante parlamentario... �De qui�n hablamos? Naturalmente de Winston Churchill, el personaje europeo del siglo XX sobre el que han escrito m�s vol�menes despu�s de Adolf Hitler.

�Tiene sentido un nuevo libro sobre Churchill cuando se cumple medio siglo de su muerte y cuando ha pasado ya al pante�n de los hombres ilustres de todos los tiempos? El alcalde de Londres, Boris Johnson, que inici� su carrera en el periodismo, acaba de publicar un libro en el que intenta responder al desaf�o de por qu� debemos seguir admirando al ex primer ministro brit�nico y por qu� no debemos olvidar su legado.

Churchill es para la juventud brit�nica una estatua frente al Parlamento. Para esa generaci�n de brit�nicos que ignora el pasado, Johnson ha escrito m�s de 400 p�ginas en las que plantea un dilema apasionante: �Puede un solo hombre cambiar el curso de la historia? La respuesta es s�, Churchill lo consigui� y, de haber perdido la vida en sus muchas aventuras militares antes de 1939, la II Guerra Mundial habr�a tenido un diferente desenlace.

Por eso, Johnson, que trabaj� en The Times y The Daily Telegraph, titula su libro El factor Churchill (Alianza Editorial). La tesis que sostiene es que fue su inmensa voluntad la que dobleg� en la primavera de 1940 a la c�pula del Partido Conservador y a una amplia mayor�a de la sociedad brit�nica que eran partidarias de un pacto suicida con un Hitler que parec�a invencible.

Tras sustituir como jefe del Gobierno a Neville Chamberlain, un hombre alto y elegante que hab�a defendido la pol�tica de apaciguamiento con los nazis, Churchill convenci� a su Gobierno en la crucial reuni�n del 28 de mayo de 1940 en Westminster de que un armisticio con los alemanes despojar�a a Gran Breta�a de todo su imperio y convertir�a a la naci�n en un t�tere del nacionalsocialismo.

Ese fue el momento del "sangre, sudor, esfuerzo y l�grimas" que hizo llorar a decenas de parlamentarios que le abrazaban al final de la sesi�n y le vitoreaban como l�der indiscutible que pod�a llevar a su pa�s a la victoria. Churchill se atrevi� a decir en voz alta lo que muchos pensaban en voz baja y apel� a los sentimientos patri�ticos de toda la naci�n. Ese fue el momento culminante de su carrera y por el que merece ser recordado. �l solo fue capaz de cambiar el rumbo de la historia. Pero Churchill fue tambi�n un hombre poli�drico, contradictorio y hura�o a la vez que afable, carism�tico y seductor. Esos rasgos reaparecen a lo largo de su vida tanto en privado como en p�blico.

Seg�n sostiene Johnson, la existencia de Churchill estuvo marcada por la influencia de su padre, que le consideraba un fracasado. Randolph, su progenitor, fue alumno destacado de Oxford, miembro de la aristocracia brit�nica y brillante orador que lleg� a ser uno de los puntales de Stanley Baldwin, que le nombr� ministro de Hacienda.

Randolph Churchill muri� prematuramente y no pudo ver hasta d�nde fue capaz de llegar su hijo. Ello fue una herida incurable para el joven Winston, que, ya sexagenario, so�� un d�a que se le aparec�a su padre en su estudio y �l le contaba c�mo hab�a conducido a Gran Breta�a a una victoria sobre los nazis.

Churchill ten�a un sentido del deber espartano, pero disfrutaba del champ�n, los puros y la buena mesa. Es conocido que era amante de la velocidad y adicto al riesgo, de suerte que estuvo a punto de perecer en un accidente de aviaci�n cuando era joven.

La carrera de Churchill se forj� en el Ej�rcito donde demostr� un valor extraordinario. Luch� en la India, en Sud�n, en la guerra de los boers, donde fue hecho prisionero, y tambi�n se alist� como observador en el Ej�rcito espa�ol durante la Guerra de Cuba. Desde un ataque de caballer�a suicida a su conducta heroica al mando de un pelot�n de infanter�a acorralado por fuerzas muy superiores, acredit� un coraje temerario y fue distinguido con la Cruz de la Victoria.

Churchill se cre�a favorecido por la diosa Fortuna, pero ello tambi�n le empuj� a cometer grandes errores como su participaci�n en el desastre de Gallipoli o la fallida invasi�n de Noruega, que le ocasionaron un grave da�o a su reputaci�n. Sufri� diversos reveses electorales y abandon� el Partido Conservador para militar en las filas liberales durante dos d�cadas. Fue un gran triunfador que sufri� humillantes derrotas de las que siempre se recuper� porque ten�a una f�rrea voluntad y un gran concepto de s� mismo.

El paso del tiempo ha agrandado la figura del pol�tico m�s tierno y m�s gru��n del siglo XX, que se gan� la adhesi�n inquebrantable de todos sus colaboradores que valoraban su inteligencia y su liderazgo. Nunca dej� tirado a nadie de los que le sirvieron, ya que era un hombre de una lealtad indestructible.

Hay cientos de an�cdotas sobre sus mordaces salidas de tono. Unas son falsas y otras verdaderas. Johnson da como buena aquella ocasi�n en la que Churchill estaba visiblemente bebido y una se�ora le reproch� con acritud su afici�n al alcohol, a lo que �l respondi�: "Yo ma�ana estar� sobrio, pero usted seguir� siendo lo mismo de fea".

El dirigente brit�nico pod�a ser mal�volo para demostrar su ingenio, pero nunca se ensa�aba con sus adversarios e incluso les ayudaba en secreto. Por ejemplo, siempre defendi� a Lord Halifax, su ministro de Exteriores y luego embajador en Londres, con quien tuvo diferencias sobre la posici�n respecto a Hitler.

Una faceta desconocida que revela Johnson es la afici�n al desarrollo de nuevas armas que ten�a Churchill, que fue el padre de los tanques. A �l se le ocurri� la idea de una plataforma rodante con un ca��n que pudiera salvar las trincheras del enemigo. Gracias a su tenacidad, el Gobierno brit�nico financi� el desarrollo con una cuantiosa subvenci�n.

En el plano familiar, Churchill, que era aficionado a los sombreros y a vestir de forma exc�ntrica, siempre fue fiel a su esposa Clementine, con la que tuvo cinco hijos, que ejerci� una gran influencia sobre su car�cter. No dud� en enviarle una dura nota de reproche cuando era primer ministro por tratar con altivez a sus colaboradores. El jefe del Gabinete de guerra pidi� perd�n humildemente a su esposa y prometi� enmendarse. Era un hombre que sab�a escuchar y rectificar cuando hab�a cometido un error. Y prefer�a rodearse de colaboradores que le llevaban la contraria como el general Ismay, que atemper� algunas de sus impulsivas decisiones.

No es posible agotar las muchas facetas de Churchill en una biograf�a, pero Johnson traza un completo perfil humano y pol�tico de este personaje, al que en buena medida el azar le llev� a dirigir el esfuerzo de guerra contra Alemania. Nuestro mundo es mucho mejor gracias a este compulsivo fumador y bebedor que mantuvo siempre su fe en los principios.

7 Comentarios

6

Resumiendo, un pirata, como todos los ingleses. Si hubieran perdido la guerra, ahora serian los malos de la pelicula.

5

Dresde...

3

Un gran hombre, uno de los mejores del siglo XX.

2

Tanto puro no le sent� nada bien. De aquellos polvos estos lodos. Que mundo nos han dejado los vencedores de la II Guerra Mundial. Se crearon pa�ses ficticios con fronteras a convenir entre los vencedores etc ,,, en fin, estamos viendo los resultados sociales, econ�micos, pol�ticos y medio ambientales. Un desastre.

1

Tras la cumbre de El Cairo, la salud de Churchill hab�a sufrido un duro rev�s con una bronconeumon�a y su m�dico le aconsej� no volar. Los brit�nicos dise�aron una c�mara de presi�n para instalarla en los aviones que deb�a utilizar. Conoce esta historia y otras muchas en nuestra web de an�cdotas y curiosidades de la Segunda Guerra Mundial. http://www.historiassegundaguerramundial.com​/?p=9055