Desaparecida sin rastro (2022), de Brian Goodman

El empresario de bienes raíces Will Spang atraviesa una crisis con su esposa, Lisa, porque pasa demasiado tiempo en el trabajo y apenas la hace caso. La acompaña en un viaje en coche a casa de sus padres, donde ella se quedará por un tiempo, hasta que se resuelva la situación. Por el camino, el matrimonio para en una gasolinera, pero mientras Will llena el depósito, Lisa desaparece sin dejar rastro. Desesperado, Will removerá cielo y tierra con tal de dar con su esposa…

Gerard Butler se convirtió en una estrella con 300, pero después ha ido dilapidando su fama al empeñarse en estirar hasta el infinito la saga iniciada con Objetivo: La Casa Blanca, o aparecer en subproductos como Movie 43, una de las peores comedias de todos los tiempos. Esta vez vuelve a explotar su faceta de héroe de acción, empeñado en heredar el trono de Arnold Schwarzenegger y otros reyezuelos del género.

Quizás no ha tenido demasiado ojo Butler al ponerse a las órdenes de Brian Goodman, habitual actor con dos insulsos filmes como director. No es que éste naufrague del todo, pero tampoco consigue ni una sola escena brillante, ni incorporar algún elemento que otorgue un poco de personalidad propia a una historia más vista que el tebeo, que de hecho se parece bastante a la de la muy superior Breakdown, con Kurt Russell. El protagonista interpreta con el piloto automático, sin que su trabajo se distinga demasiado de otros anteriores, mientras que del resto del reparto se salvaría Russell Hornsby, que da vida al policía encargado de resolver el caso, que sospecha del marido de la víctima.