25 de Abril · Fundación Malvinas
  • 25 de Abril


    =En las Georgias =La lucha comenzó en la madrugada del 25 de abril =Comunicados de la Junta Militar =Comunicados de Gran Bretaña

Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado


En las Islas Georgias

25 de Abril

 

La lucha comenzó en la madrugada del 25 de abril.


A las 05,30 (08.30Z), el helicóptero Wessex 3 procedente del HMS “Antrim” detectó al viejo submarino “Santa Fe” cuando abandonaba la bahía de Cumberland en busca de un lugar de inmersión.

Como se recordará, el sumergible había integrado la flota invasora que el 2 de abril tomó el archipiélago malvinense, llevando a bordo una sección de buzos tácticos que tenían como misión el marcado de la playa para el desembarco de la infantería de marina. Cinco días después, en la madrugada del 7, el “Santa Fe” regresó a Mar del Plata con sus baterías extenuadas, su radio con servicio disminuido, el teletipo (RATT) descompuesto, las bombas de achique funcionando a profundidad de periscopio y los motores evidenciando una sensible pérdida de aceite.

Sometido a reparaciones, a las 23,00 hs. del 16 de abril volvió a partir en una nueva misión: debía desembarcar una fracción de 11 efectivos del Batallón de Infantería de Marina 1 (BIM1), para reforzar a la guarnición apostada en las islas Georgias y lo que era más importante, atacar la línea de reabastecimiento británica entre Ascensión y la fuerza de tareas, dentro de las 200 millas de exclusión impuestas por los británicos en torno a las Malvinas.

Los planes contemplaban también mimetizarse en alguna de las innumerables caletas de la isla San Pedro y efectuar las reparaciones que fueran necesarias mientras se recargaban las baterías.

Cinco días antes, había zarpado de Mar del Plata el ARA “San Luis” para cumplir con las pruebas de rigor destinadas a ajustar sus mecanismos de funcionamiento, efectuando maniobras de inmersión frente a las costas de la ciudad balnearia. Como las mismas dieron buenos resultados, el 17 se le ordenó dirigirse al este del Golfo San Jorge, en la costa patagónica y mantenerse allí en espera de instrucciones.

El “Santa Fe” hizo gran parte del trayecto en inmersión, navegando lentamente debido a las pésimas condiciones climáticas. La noche del 24 de abril llegó a la bahía Cumberland y cuando los relojes de a bordo marcaban las 23.00, salió a la superficie y comenzó a bordear despaciosamente las escarpadas costas de la ría que formaba la bahía con la caleta Capitán Vago. El riesgo de los radares enemigos era alto, pero las peligrosas rocas cerca de las rompientes, lo eran mucho más y eso obligaba a la tripulación a mantener su concentración al máximo.

Las precauciones del comandante tenían un motivo: el visor nocturno que utilizaba el personal de vigilancia apostado en la vela era poco efectivo y por esa razón temía impactar contra una saliente.

Una vez dentro de la caleta, imposibilitados como estaban de emitir señales (la proximidad de la costa lo impedía), el capitán Horacio Bicain, se comunicó con el jefe de la sección de Infantería de Marina en Grytviken, capitán de corbeta Luis Lagos, y le solicitó el envío de la embarcación requisada a la BAS para transferir a la sección y el armamento que transportaban.

El contacto se estableció en clave (23,45 horas), utilizando un canal de radio internacional, generando el consabido nerviosismo en la tripulación porque desde hacía varios minutos el sonar captaba rumores hidrofónicos que indicaban la presencia de naves enemigas a 50 millas al norte del archipiélago.

A poco de establecida la comunicación, la lancha del BAS se acercó lentamente y una vez junto al “Santa Fe”, comenzó a embarcar a los efectivos, las municiones y un cañón sin retroceso destinado a la guarnición (debió hacer tres viajes).
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El capitán Bicain tenía previsto dejar la caleta a las 04:00 hs., pero la partida debió postergarse porque el desembarco de los infantes de marina llevó más de la cuenta. Recién cuando el último efectivo abandonó la nave, ordenó dar potencia a sus motores y poner proa al este, mimetizándose contra los acantilados para no ser detectado. El submarino viró lentamente y se dirigió a mar abierto siguiendo la misma ruta que había utilizado al llegar.

Salir de la caleta insumió cerca de 50 minutos, de ahí la preocupación del capitán que no quería ser sorprendido a plena luz navegando en aguas poco profundas. Lo que ignoraban todos a bordo era que el Wessex HAS.Mk. 3 del destructor “Antrim”, acababa de detectarlos.

El viejo sumergible diesel se deslizaba sobre la superficie cuando el aparato británico dio aviso a los buques. Minutos después, despegaron desde las cubiertas del “Plymouth” y el “Endurance” dos Wasp HAS.Mk 1 con la misión de atacar y hundir a la nave argentina.

El cabo principal Héctor Oscar Feldman y el suboficial segundo Enrique Julio Muraciole hacían guardia en la parte superior de la vela cuando a las 05.40 vieron emerger de las nubes al Wessex 3.

La aeronave se acercó por el lado de popa y desde una distancia de 200 metros, les arrojó dos bombas de profundidad que explotaron cerca del tanque de seguridad, provocando la interrupción del suministro de energía y el corte de comunicaciones. 
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Mientras a bordo sonaban insistentemente las alarmas de colisión, Bicain ordenó dar mayor potencia a los motores y ocupar puestos de combate.

Como el submarino no podía sumergirse por la escasa profundidad de las aguas, inició maniobras en zigzag al tiempo que viraba de regreso a King Edward Point.

En ese preciso instante aparecieron otros tres aparatos para lanzar dos torpedos buscadores que, debido a la poca profundidad, no fueron efectivos.
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En la década del setenta los argentinos habían hecho modificaciones en el submarino, reemplazando su vela original por una de plástico reforzado de fabricación nacional, lo que tendría efectos providenciales a la hora del combate.

El cabo Feldman, un bravo misionero de ascendencia alemana que como se dijo, hacia guardia en la vela, corrió escaleras abajo para pedir a los gritos que le alcanzasen armas. Le extendieron dos fusiles ametralladora de la dotación, un FAL y un GARANT, con los que volvió a subir entregándole uno a Muraciole.

Asomados ambos por la parte superior de la vela comenzaron a disparar, intentando desesperadamente repeler el ataque. En ese mismo momento se les unieron el cabo principal Jorge Omar Horacio Ghiglione, el cabo primero cocinero José Vicente Mareco, el cabo camarero Alberto Esteban Macias, el cabo electricista José Salvador Silva y el cabo primero sonarista Norberto Arnaldo Bustamante, quienes también abrieron fuego con los fusiles automáticos de la nave.

La acción negó a los helicópteros la vertical del buque y eso les impidió lanzar más torpedos. Sólo pudieron disparar a distancia con sus armas livianas ya que el fuego reunido de los hombres de Feldman era intenso y no les permitía acercarse. Sin embargo, un nuevo Wasp apareció de la nada y de una distancia aproximada de 150 metros les lanzó un misil Aerospatiale AS-12 que impactó de lleno en la vela. El proyectil atravesó la estructura sin estallar gracias a su compuesto de plástico reforzado y cayó inofensivamente al mar por el lado de estribor.
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Momentos del ataque al submarino


El capitán Bicain pensó que los hombres allí apostados habían muerto, pero al preguntar cuales eran las novedades le informaron que sólo había resultado herido uno de ellos, el cabo camarero Macías, cuando disparaba desde el tren de amunicionamiento a la vela. El misil le había arrancado la pierna derecha y perdía mucha sangre.

El infortunado marinero fue evacuado por varios de sus compañeros mientras Feldman y sus hombres continuaban disparando. El suboficial enfermero Funes le aplicó una dosis de morfina para aligerar sus dolores e inmediatamente después procedió a efectuar las primeras curaciones practicándole un fuerte torniquete por encima del corte y colocándole un gran apósito sobre el muñón para evitar que las hemorragias acabasen con su vida.

Pero dejemos que el propio Feldman relate lo sucedido:

La zona todavía estaba oscura y con buen tiempo. Yo conformaba el grupo de vigías de guardia, [cuando] en un momento, oculto entre las sombras producidas por las montañas del lugar y por la popa del submarino, a muy baja altura observo un elemento que no condecía con el horizonte, agudizo la vista y grito en forma desaforada: ‘¡¡¡Helicóptero a popa, helicóptero a popa!!!’.

El oficial de Guardia accionó inmediatamente la alarma de colisión. El helicóptero que se encontraba muy próximo a la aleta de babor, pasó a estribor a una distancia aproximada de 180 metros realizando una rápida maniobra y soltó dos cilindros que relacioné de inmediato con torpedos, por lo que doy el grito de ‘¡¡¡Top torpedo!!!’. No hubo tiempo de volver a gritar; el lapso entre el avistaje y la explosión fue incalculable; fueron dos bombas que impactaron en el tanque de seguridad ubicado debajo de la estructura de la vela [la torreta] provocando una explosión que levantó la proa del submarino. En busca de protección descendimos (por el interior de la vela) hasta el puesto de comando que se encontraba con la escotilla cerrada, producto de la alarma de colisión. Al abrirse, el comandante, capitán de fragata Horacio Bicain, preguntó enérgicamente que había pasado. Al enterarlo de la presencia del helicóptero, yo desciendo por la escalera y en el entrepuente me cruzo con él y le grito: “¡Voy a traer fusiles Señor!”, a lo que él respondió: “¡Adelante Gringo”; me acompañaba un compañero, el cabo Muracioli. Para ese instante el Comandante se había hecho cargo de la situación.

Al llegar al Cuarto de Control junto con el oficial de guardia (teniente Argañarás) gritamos, ‘¡¡¡Traigan fusiles!!!’ e inmediatamente aparecieron los GARANT y FAL [de la dotación de a bordo]. Estábamos en el compartimiento, con Muracioli, Mareco con su delantal de cocinero, Macías con su repasador de camarero, Silva electricista, Giglione de Armas Submarinas y Bustamante sonarista, metiéndose cada uno cargadores en la cintura y en la camisa mientras me decían: “Te acompañamos Chacho”. Había otros que formaban una cadena de aprovisionamiento de municiones y cuando subo al compartimiento de comando y me asomo por la escotilla escucho al comandante que gritaba: ‘¡¡¡Se vienen gringo, se vienen!!!’. Al asomarnos vimos a los helicópteros que se venían a toda velocidad.

Comenzamos a disparar. La misión de los ingleses era pasar sobre el submarino y arrojar bombas similares a las dos primeras, pero no se animaban, se encontraron con una cortina de balas y el coraje criollo. El comandante en el compartimiento de comando, evaluaba los daños y subía a la vela nuevamente.

Uno de los helicópteros nos acosaba con ametralladoras, el otro se colocaba a una distancia prudencial donde no llegaban nuestros disparos. De pronto vimos un hilo de luz que se convirtió en pocos instantes en una bola de fuego que avanzaba hacia nosotros, ‘¡¡Zas!!! – grito alguien ¡¡Misiles!!’. Una explosión hizo temblar el tubo y mientras nosotros nos amontonamos en el Compartimiento de Comando, el comandante gritó: ‘¡¡¡Se vienen gringo!!!’ y todos nuevamente arriba comenzando el tiroteo. Los fusiles en el momento de bajar los dejábamos en el piso de la vela, pero al subir ya teníamos otro en nuestro poder, porque el grupo que nos aprovisionaba ya los tenía listos.

El tiroteo era intenso, los ingleses si bien se cubrían con ametralladoras no se acercaban demasiado. Nosotros en el fragor de la lucha y con el deseo de eliminar al enemigo, gritábamos con toda la fuerza de nuestra garganta ‘¡¡Diosito acercalos un poquito más a estos bastardos!!’. Pero Dios en ese momento no tenía el mando de los helicópteros. Por eso renuncie a Él por un tiempo.

Nunca había visto un lanzamiento de misil, pero les puedo asegurar que con dos que exploten cerca, uno se vuelve un experto. Por eso cada vez que un helicóptero nos apuntaba con su proa nosotros gritábamos ‘¡¡¡Abajo todo el mundo!!!’, dejábamos los fusiles en el piso y saltando de posta en posta desde la parte superior, descendíamos hasta Control.

En ese trayecto se escuchaban las explosiones y el temblor y también los gritos del comandante alertando la aproximación de los atacantes. Mientras tanto el submarino navegaba a máxima velocidad hacia Grytviken.

Recuerdo que en una de esas estábamos meta tiro y tiro, los fusiles que se trababan, los tirábamos al agua cuando con el comandante vimos un helicóptero que se venia hacia nosotros cubriéndose con ametralladoras.

Los piques de los proyectiles marcaban una línea en el agua por lo que los dos nos tiramos al piso de la vela (aquel que conoce un submarino sabe que ese espacio es muy reducido) y mirábamos las flores que se formaban en la fibra de vidrio de la estructura al ser atravesada por los disparos.

Las balas pasaban muy cerca nuestro; cuando no escuchábamos el repique de las municiones, sabíamos que era el momento de reincorporarse y repeler el ataque nuevamente.

Ahora quiero hacer un alto en el combate y mencionar a un nombre que merece que su apellido se escriba siempre con mayúsculas, MACIAS.

Su trabajo era el de camarero. En esos tiempos era un joven muchacho, lleno de sueños, siempre listo para desempeñar sus tareas; joven total. En oportunidades subía a la vela por las noches a brindarnos una taza de café o agua caliente para el mate, y así poder paliar el frío lacerante de los inviernos en la torreta del submarino, durante las navegaciones en superficie.

Este hombre, cuya edad no recuerdo, no tenía la baquía (experiencia) de un vigía o de un oficial para desalojar el puente. Nosotros practicábamos y nos tomábamos los tiempos de descenso, porque dependía de nuestra celeridad que el submarino comenzara su inmersión.

Macías no tenía la práctica suficiente para bajar de un salto los diez peldaños de cada una de las escaleras. Pero aquella carencia suya no fue impedimento para demostrar su valor y amor por la patria.

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En uno de los ataques con misiles doy la orden de desalojar la vela. Mis fusileros acatan […] y se lanzan hacia el Comando. Quedando Mareco por saltar, lo hace normalmente, seguido detrás por Alberto Macías poniendo el pie izquierdo y buscando un lugar libre para saltar. En ese instante un misil que no se activó atravesó el mamparo de fibra de vidrio de la vela justo por el centro de ese espacio y al pasar, se llevó la pierna de Macias y estalló en el exterior por la banda de estribor.

La onda expansiva me tiró contra el TBT y a Macías hacia abajo. En la confusión se produjo un incendio tipo fosforado por lo que, sin pensarlo, me tiré hacia el compartimiento de Control, donde me encuentro con mis fusileros y al mismo Macías tratando de subir de nuevo; no se había dado cuenta que le faltaba la pierna derecha.

El ‘Brujo’ Funes (suboficial enfermero), ya con su morfina, le hizo un torniquete y lo asistió, mientras nosotros seguíamos combatiendo. Así también transcurrió la defensa de nuestro querido “Santa Fe”, en la que cada tripulante entregó lo suyo, sin la necesidad de pedir nada.

Un ejemplo de esto fue cuando disparábamos nuestros fusiles. Cuando se sentía el golpe seco al gatillar, era porque el arma ya no tenía balas, entonces aparecía alguien que de inmediato colocaba uno nuevo y con solo accionar el cerrojo se podía continuar disparando sin parar. Defendiéndonos con los dientes apretados llegamos al muelle.

El capitán Bicain atracó el submarino en forma suave y con la rapidez de los que saben. De inmediato recibimos su orden por el 1 MC (comunicaciones internas) de “desembarcar por los lugares habituales” – Quiero remarcar que la orden fue “desembarcar” y no abandonar la unidad.


A los Wessex y los Wasp se les unieron los Lynx de la fragata “Brillant” que llegaron disparando sus misiles Sea Scua, sin alcanzar el objetivo.
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A pesar de los daños, el “Santa Fe” pudo llegar el muelle de la estación científica británica en Punta Coronel Zelaya (King Edward Point), cubierto por las armas de los infantes de marina del capitán Lagos y el teniente Luna, que disparaban desde sus posiciones en Grytviken, a 400 metros de distancia. Incluso les lanzaron misiles antitanque Bantam que forzaron a los helicópteros a retirarse mar afuera.

El submarino atracó utilizando el periscopio (07,30 hs), permitiendo a la tripulación descender a tierra y emprender una veloz carrera en dirección a Grytviken, desde donde la gente de Lagos disparaba constantemente.

Con algunos de sus tanques perforados, la nave comenzó a hundirse muy despaciosamente, hasta apoyar su quilla sobre el lecho marino.
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En vista de ello, el segundo de a bordo, capitán de corbeta Carlos Michelis, le sugirió a Bicain alejar el submarino de la costa y hundirlo, pero existiendo la posibilidad de que aún pudiese navegar, su comandante se negó. Ordenó esperar hasta la noche para evaluar los daños y de ser posible, retirarse bajo la protección de la oscuridad.
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El soldado Delfor Bravo del BIM1, disparaba desde la costa cuando vio a los tripulantes del “Santa Fe” correr por el muelle “…era impresionante ver eso… parecía una película... soldados argentinos corriendo, disparando a los helicópteros con el armamento que tenían…”. Justo en ese momento, cayó herido el teniente de corbeta Giusti, a cargo de 14 infantes de marina y una ametralladora. Al verlo tirado, sus compañeros le gritaron que se mantuviese a cubierto porque las balas de los cañones le pegaban cerca.

El soldado Víctor Gramajo vio la escena desde la trinchera en la que se encontraba apostado, detrás de las edificaciones y presa de la furia vació su cargador intentando impactar a uno de los helicópteros. Había sufrido mucho en aquel clima gélido, durmiendo a la intemperie, con nieve y vientos helados de hasta 200 km/h. Ignoraba que en esos momentos submarinos británicos se aproximaban a la caleta para brindar apoyo, uno de ellos el HMS “Conqueror”.

Carlos Marcelo Patané, encargado de los treinta y nueve operarios civiles que trabajaban en Puerto Leith, confirmará los hechos (en especial el tiempo que duraron las acciones) en un subjetivo “informe especial” elaborado por el programa Telenoche, que se emitió por Canal 13 en el año 2007: “Al otro día, a la mañana, escuchamos el combate en el otro puerto de Grytviken donde había 40 conscriptos de infantería de Marina con dos oficiales que habían quedado allí desde el día 3 de abril y el submarino “Santa Fe” que teóricamente, según decían, había ido a buscarnos a nosotros y a sacarnos, pero entró primero en la bahía de Grytviken a desembarcar cosas y demás, y ahí lo agarraron los helicópteros de la fuerza inglesa que estaban afuera. Le rompieron la vela, [y como] no podía sumergirse, volvió a puerto y desembarcaron. Combatieron una hora [ya que] se escuchaban los bombazos y demás cosas”.

El día anterior, Alfredo Astiz le había dicho a Patané que iba a haber problemas y que debían estar preparados. “Astiz me hizo preparar el refugio para los civiles. Ellos [los lagartos] minaron todo alrededor de la factoría. Ya no se podía salir […] si no era con un hombre de Astiz porque había cazabobos por todos lados. El día antes del ataque ellos [la gente de Astiz] habían visto el convoy desde una altura, que había venido a desalojarlos de la bahía.

Él me dijo que al día siguiente íbamos a tener problemas, que cuando él me dijera, llevara a todo el mundo al refugio
”.

Un par de horas después, 150 efectivos del SAS y el SBS al mando del mayor Guy Sheridan efectuaron un helidesembarco en Hestesletten, punto en la costa oeste del fiordo Moraine, para iniciar desde allí la marcha sobre Grytviken. Contaban con el apoyo del puesto de observación del capitán Chris Brown, de la 148º Battery del 29º Commando Artillery Regiment de los Royal Marines, quien se hallaba apostado en las alturas próximas para reglar el fuego de artillería de los buques.
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En ese momento (16,15), las piezas de 4,5 pulgadas del destructor “Antrim” comenzaron a batir las posiciones de Lagos con fuego de saturación mientras un helicóptero Wasp suspendido sobre la caleta hacía las veces de spotter. Diez minutos después, se le sumaron el HMS “Plymouth” y el “HMS “Brillant”.

El soldado Gramajo apenas podía asomar la cabeza fuera de su trinchera porque los grandes trozos de piedra y las esquirlas volaban por todas partes y eran realmente mortíferos.

Mientras tanto, los comandos británicos seguían avanzando hacia la población, apoyados por la desmesurada cobertura naval.

Tanto Lagos como Astiz, este último en Puerto Leith, tenían instrucciones del contralmirante Lombardo de resistir solamente a grupos pequeños que intentasen desembarcos aislados, pero bajo ningún punto de vista acometer acciones que condujesen al exterminio inútil de sus dotaciones. Aun así, se mantuvieron firmes en sus posiciones.

Desde las 16.25 hs., los atacaban un destructor y dos fragatas, apoyados por un transporte logístico, un buque polar, numerosos helicópteros lanzamisiles dotados de poderosas ametralladoras y grupos comandos que convergían sobre ellos.
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Dada la embestida británica, a las 17.15 el jefe de los infantes de marina argentinos le comunicó a Bicain que se hallaba desbordado, con sus posiciones sometidas a intenso fuego naval y rodeados por fuerzas terrestres, lo que hacía imposible seguir resistiendo. No quedaba otro camino que deponer las armas si lo que se quería era evitar una masacre innecesaria.

La guarnición había cumplido las directivas del alto mando, distrayendo hacia su posición a parte de las fuerzas enemigas para tomar las Georgias.

En vista de esa decisión, el comandante del submarino ordenó destruir las claves y los sistemas de comunicación al tiempo que la gente de Lago arrojaba al mar el armamento pesado y las municiones, para evitar su captura por parte del enemigo.

Después de colocar trapos blancos en las ventanas de los principales edificios y sin posibilidad alguna de rechazar el ataque, a las 17.30 hs. de aquel agitado 25 de abril, la sección del capitán Lagos y los tripulantes del submarino “Santa Fe”, realizaron formación general para el arriado del pabellón argentino y depusieron las armas.

Antes de tomar esa decisión, el jefe de los infantes de marina se comunicó con Astiz para informarle que, de acuerdo a las directivas del comando naval, iba a capitular. Astiz, que junto a sus hombres tenía a su cargo la custodia de los treinta y nueve operarios de Davidoff -entre ellos un médico-, escuchó la novedad y anunció que no se iba a rendir.

Al día siguiente, mientras en la Argentina se inventaba toda una fábula en torno a los lagartos y su resistencia “hollywoodense”, Astiz dispuso que los civiles se dirigiesen hacia el asentamiento de Stromness, lejos del peligro de un ataque y ordenó a sus comandos tomar posiciones de combate. “Astiz nos mandó a todos al refugio y ahí estaban [por los infantes de Marina a su cargo] como en trance, todos pintados, ya no hablaban, monotemáticos. Me dio un handy y me dijo: ‘Vos y tu gente al refugio’”, afirmará años después Patané, para el programa de Telenoche.

Al día siguiente, los ingleses intimaron a los lagartos apostados en Puerto Leith. Astiz decidió resistir y fue entonces que envió aquel mensaje “rompo la radio y reviento los pacos” con el que la prensa amarilla, encabezada por la revista “Gente”, generó la mencionada fábula. Decía el mismo: “La fragata está cerca. Se está poniendo obscuro. Está un poco lejos. Aparentemente son muchos. Creo que desembarcaron detrás de la loma y vienen caminando. Terreno preparado. Los civiles se destacaron. Van para Stromness. La fragata apunta hacia acá. Empezó el fuego. Rompo la radio y reviento los pacos (se refería a las claves) Julito, un abrazo y un beso grande para todos. Viva la Patria. 17.10”.

Como se ha dicho, los efectivos argentinos en Puerto Leith eran apenas catorce y aún así, no acataron la orden de rendición. Por el contrario, Astiz le ordenó a sus hombres batir el sector donde se presumía había desembarcado el enemigo, intentando atraerlo hacia un campo minado en los lindes del perímetro defensivo. Fue el primero en disparar, seguido inmediatamente por sus hombres pero los royal marines no respondieron. En lugar de ello, los británicos intimaron a rendición y al no obtener respuesta, iniciaron el cañoneo naval. Durante la acción, el suboficial enfermero (buzo táctico) R. Ramos y el cabo principal Zamudio creyeron notar movimientos en un punto situado a la izquierda y sobre el mismo concentraron el fuego de sus fusiles pero nadie les contestó.

Veinticinco años después, Carlos Patané recordaría esos momentos como si los estuviera viviendo. “Yo escuché los bombazos porque entraron dos corbetas a la bahía y tiraban contra la factoría. Y [fue entonces] que por el handy [escuché que] en perfecto español le decían ‘¡Astiz, ríndase. No queremos bajas!’”. Por su parte, su hermano Antonio agrega en el mismo reportaje: “Comentó un comando que estaba ahí, con el cual tengo determinada amistad, [que] era tal, pero tal, pero tal la lluvia de balas desde todos lados que lo único que [se] podía hacer era estar tirados en el piso viendo como pasaban porque no se podía hacer nada. Era una lluvia de balas”.

Ante la negativa de Astiz de deponer las armas, una segunda andanada del “Plymouth” y el “Antrim” (al que en Buenos Aires se confundió con el “Exeter”), no le dejó otra alternativa que aceptar el alto el fuego. El combate de las Georgias había finalizado.

Según explica Carlos Patané, el oficial argentino les dijo a los ingleses que tenía treinta y nueve civiles a su cargo y que de acuerdo a lo que establecía la Convención de Ginebra, debían ser evacuados. Se acordó, entonces, una tregua de tres horas para facilitar la salida de los trabajadores en tanto los royal marines iniciaban lo aprestos para ocupar el poblado. “Ahí vino Astiz al refugio y dijo: ‘Así como están, salgan. No se lleven nada. Se van caminando, bandera blanca adelante y atrás’. Tomamos por el caminito de los renos; había que subir un cerro, pasar una laguna, bajar del otro lado de la Bahía Stromness y entregarse a las fuerzas británicas”.








El día anterior, 25 de abril de 1982, la Fuerza Aérea Argentina planificó su primera misión de combate, honor que le cupo a los Canberra MK-62 de la escuadrilla del Grupo 2 de Bombardeo desplegados en el aeropuerto de Trelew.

El objetivo eran los cinco buques británicos que en esos momentos atacaban la isla San Pedro, en las Georgias del Sur, debiendo recorrer para ello una distancia de 4000 kilómetros entre ida y vuelta.

Confirmada la presencia de las unidades enemigas por un Boeing 707 que acababa de sobrevolar la zona, los Canberra recibieron la orden de partir hacia la base aérea de Río Grande, en Tierra del Fuego y tomar las precauciones necesarias para lanzar el ataque desde esa posición.

La escuadrilla, integrada por tres bombarderos, un Boeing 707 y un Hércules C-130 de exploración lejana -su misión era detectar los blancos-, despegó pasado el mediodía sabiendo que tenía que lograr la sorpresa total del enemigo para asegurar los impactos y evitar ser derribados. Debían localizar al “Tidespring”, al “Endurance”, a la fragata “Plymouth” (todavía se desconocía la presencia del “Brillant”) y el destructor “Antrim”, dotados ambos de defensas antiaéreas.

Los pilotos eran conscientes de la lentitud de los aparatos y que, por esa razón, constituían blancos sumamente fáciles, pero tenían plena confianza en su preparación. Además, esperaban que los barcos estuviesen fuera de la Bahía Cumberland, lejos de las elevadas pendientes del sector oeste que les podían servir de resguardo. Esto último era imperioso porque el ataque se debía llevar a cabo por ese lado pues los bombarderos necesitaban espacio para descender y las elevaciones se lo iban a impedir.

Los Canberra despegaron de Río Grande directamente hacia el este y así volaron durante tres horas y media hasta que hallándose muy próximos a las islas, el Hércules informó que las condiciones climáticas eran malas y que los barcos se hallaban en la bahía.
25 de Abril
La misión fue suspendida y los aviones regresaron al continente sin poder concretar el ataque.

La guerra había estallado en el Atlántico Sur y ante el reinicio de las hostilidades, el mundo aguardaba expectante una salida diplomática que detuviera la escalada de violencia. 





- El canciller Costa Méndez se enteró que los ingleses habían recuperado las Georgias a bordo del avión que lo llevaba a Washington junto a su comitiva. Por esa razón llamó inmediatamente a la embajada argentina para solicitar al Departamento de Estado el aplazamiento de la reunión con Haig que tendría lugar a las 16.00 hs. Necesitaba evaluar la situación y elaborar una nueva estrategia.

Luego en Washington manifestó que consideraba rota la negociación con Gran Bretaña, aunque no consideraba terminada la intervención de los Estados Unidos a través de su secretario de Estado.

- Londres: El líder del partido Laborista, Michael Foot, reaccionó hoy contra el ataque llevado a cabo por los helicópteros a un submarino argentino, criticando duramente al gobierno de Margaret Thatcher. A su vez el líder del ala izquierda del Partido Laborista, Tony Benn, ratificó hoy su negativa a recurrir a la fuerza en el conflicto de las Malvinas y calificó como "insostenible" la posición del gabinete conservador.

- El Papa Juan Pablo II formuló un nuevo llamado a una solución pacífica en torno al conflicto de las islas Malvinas.

- "El Perú considera que provocar una guerra en el Atlántico Sur constituirá un crimen de lesa humanidad", afirmó en Lima el presidente Belaúnde Terry.

- El gobierno español dio a conocer un comunicado en el que reafirma su oposición al uso de la fuerza en el conflicto de las Malvinas, luego del ataque y desembarco de tropas británicas sobre las islas Georgias del Sur.

- El secretario de Defensa británico John Nott, a cuyo lado se encontraba la primera ministra Thatcher, anunció que las fuerzas inglesas ocuparon las islas Georgias del Sur. Posteriormente Margaret Thatcher informó a la reina Isabel, que se encontraba en el castillo de Windsor, sobre esa ocupación.

- El Reino Unido presenta una nota ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas justificando la reocupación miliar de las Islas Georgias del Sur

- El 25 de abril el Jefe de Regimiento de Infantería 12 recibió la orden de trasladarse a la localidad de Darwin, situada a 80 km de distancia de Puerto Argentino.








Las fuerzas británicas reusurpan Grytviken

25 de Abril

El 25 de abril elementos británicos atacan a las fuerzas argentinas apostadas en las Islas Georgias del Sur, las cuales son ampliamente sobrepasadas en número. La Aviación Naval y la Fuerza Aérea Argentina continúan desplegando medios en territorio continental y en las Islas Malvinas. El Ejercito continua con el arribo de tropas en las islas, continuando con el redespliegue hacia la Isla Gran Malvina.


Continua el alistamiento de medios aeronavales


El día 25, tres (3) helicópteros AI03 Allouette III que habían sido embarcados a bordo del Portaviones A.R.A “25 de Mayo” el 28 de marzo, matrículas 3-H-105, 3-H-111 y 3-H-112 regresan a la Base Aeronaval Comandante Espora, donde permanecen a la orden para futuras operaciones.
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La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, integrada por Helicópteros SH-3 “Sea King” efectuó vuelos de traslado de personal desde el Portaviones A.R.A. “25 de mayo”. También la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil realiza vuelos de traslado de personal con aviones Fokker F-28 (matrícula 5-T-20).

La Fuerza Aérea Argentina despliega en la Base Aérea Militar San Julián (BAM San Julián) un segundo escuadrón de cazabombarderos Mirage V Dagger, incrementando inmediatamente la actividad en la Base.


Frente: Islas Georgias


A las 11:00hs, el helicóptero Wessex 3 del destructor H.M.S. Antrim detecta al submarino A.R.A. Santa Fe (S-21), para acto seguido lanzar dos cargas de profundidad, explotando una de ellas cerca del casco del submarino, el cual se vio obligado a navegar en superficie intentando arribar a la bahía de Grytviken. Luego se produce un ataque por parte de helicópteros Westand Wasp y Westland Lynx, de los cuales uno dispara dos misiles filoguiados AS-12 impactando en la vela del submarino. Desde el mismo, se responde al ataque con fuego de armas livianas y ametralladoras.
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Mientras tanto, infantes de marina británicos, juntos al S.A.S (Special Air Service) y el S.B.S. (Special Boat Service) continúan su marcha hacia Grytviken, culminando con la capitulación de las Fuerzas Argentinas allí localizadas, y la captura del Submarino A.R.A. Santa Fe (S-21). Poco más de un centenar de efectivos argentinos son tomados como prisioneros de guerra. Culmina de esta forma la primera fase de la Operación Paraquet, quedando por resolver la situación en Puerto Leith. La operación está encabezada por el destructor H.M.S. Antrim, junto al H.M.S. Endurance, el H.M.S. Tidespring y las fragata H.M.S. Brillant y H.M.S. Plymouth.


Frente: Malvinas


Una sección de aviones Aermacchi MB-339 (MC-33) matriculas 4-A-113 y 4-A-116 realizan su primer vuelo de reconocimiento sobre las Islas Malvinas.

El Ejército Argentino culmina con el arribo del Regimiento de Infantería Nº 7 (Ri 7) y el Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 (GADA 601) a Puerto Argentino. Asimismo, arriba el Comando de la Fuerza de Tarea Conjunta “Guarnición Militar Malvinas” designándose jefe de su Estado Mayor al Gral. de Brigada Daher.

Dentro de los reposicionamientos de tropas en las islas, el RI 12 se desplaza en dos escalones motorizados hacia una zona al Sud Oeste del Monte Challenger, cercado a Fitz Roy; mientras que el RI5 permanece en la zona del aeropuerto hasta que se concreta su traslado a Puerto Howard, en la Isla Gran Malvina.

Según la orden del Comandante del V cuerpo de Ejército, se procede a embarcar en el buque ELMA Córdoba el equipamiento de la Gran Unidad de Combate (GUC) de la Brigada de Infantería III, incluyendo munición y víveres para diez (10) días. La Agrupación de Ejercito “Litoral” (integrada por subunidades del RI4, RI 12 y RI 5) es trasladada a Darwin y a posiciones en la Isla Gran Malvina.

También lo hace el Grupo de Artillería Aerotransportado Nº4 (Ga Aerot 4) desde Comodoro Rivadavia, permaneciendo en la zona del aeropuerto de la BAM Malvinas. La Compañía de Comandos 601 (Ca Cdo(s) 601) recibe la orden de alistar la subunidad para su transporte al Teatro de Operaciones Atlántico Sur (TOAS) a partir del día 27 de abril.


Movimientos británicos


El Portaviones H.M.S. Invincible llega al Teatro de Operaciones. Asimismo, arriban las Fragatas H.M.S. Arrow y H.M.S. Alacrity. Continua el traslado hacia la isla ascensión de material y tropas, destacándose el aterrizaje de cuatro (4) aviones Boeing 747 requisados, y aviones de la Royal Air Force (R.A.F).



Fuente: https://www.zona-militar.com/










Comunicados de la Junta Militar


Comunicado de la Junta Militar nº 27: "Se comunica al pueblo de la Nación Argentina que en la madrugada de hoy, 2 helicópteros británicos ametrallaron el puerto Grytviken, en las islas Georgias del Sur, siendo rechazados por los efectivos argentinos asentados en la misma.

Se destaca que la actitud asumida por las unidades navales británicas configura una flagrante violación a la Resolución 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, colocando al Reino Unido en la situación de país agresor".

Comunicado de la Junta Militar nº 28: "La Junta Militar comunica al pueblo de la Nación que un submarino argentino fue atacado en la madrugada de hoy por helicópteros británicos mientras se encontraba en superficie, desembarcando víveres, medicinas y correspondencia destinados a la dotación que se encuentra en las islas Georgias del Sur, y a la treintena de operarios civiles que continúan en las tareas de desmantelamiento de la ex factoría pesquera adquirida por una firma comercial argentina".

Comunicado de la Junta Militar nº 29: "La Junta Militar comunica al pueblo de la Nación Argentina que:

Continúan las acciones militares iniciadas esta mañana con el ataque al destacamento argentino en Georgias y al submarino que se encontraba fondeado en la zona, abasteciendo la isla.

Los efectivos argentinos resisten el intenso cañoneo de las unidades navales británicas y el fuego de ametralladoras que le infringen desde el aire los atacantes, observando la más elevada moral y capacidad combativa, lo que torna muy dificultosa la operación desplegada por las fuerzas de ataque.

La agresión británica ya juzgada internacionalmente como una flagrante violación a la resolución 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no logrará quebrar la alta moral de combate de los efectivos que defienden las islas, duramente reconquistadas por nuestras fuerzas, por lo cual la ciudadanía puede confiar que tanto en la faz militar, como en la diplomática, la situación continúa siendo favorable para nuestro país".

Comunicado de la Junta Militar nº 30: "La Junta militar informa que se ha recibido un despacho de Grytviken dando cuenta de los detalles de la acción ofensiva desarrollada en el curso de la mañana en las Georgias del Sur por unidades británicas.

El mismo señala que durante más de 4 horas la dotación defensiva soportó un cañoneo constante del Destructor HMS Exeter, además de las incursiones de Helicópteros, fuertemente artillados, que ametrallaron las posiciones defensivas.

Luego de un repliegue táctico de corta duración el HMS Exeter se apostó en proximidades de Puerto Leith con el apoyo del resto de las unidades integrantes de la Grupo de Tareas (un buque tanque, un buque de transporte de tropas y un buque logístico), presumiblemente a la espera de condiciones propicias para un nuevo asalto a la posición argentina"..

Comunicado de la Junta Militar nº 31: "La Junta Militar comunica que una última información sobre los sucesos de Puerto Leith al Noreste de Grytviken, consigna que la reducida dotación naval allí acantonada ha resuelto resistir en la posición hasta agotar su capacidad defensiva.

El comandante del grupo, en su último mensaje comunicó que ha destruido sus claves y que hará lo propio con sus equipos de radio, antes de enfrentar el combate final".

Comunicado de la Junta Militar nº 32: "La Junta Militar comunica al pueblo de la Nación Argentina, que por razones tácticas se han cortado las comunicaciones con las fuerzas navales que defienden las Islas Georgias.

Que el aparente triunfo inicial de las fuerzas británicas se debió a la notable superioridad numérica de sus tropas, pero que no significa que ejerzan el control irrestricto de las Islas.

Que nuestras fuerzas se replegaron de sus posiciones iniciales, y continúan combatiendo en zonas interiores, con un inquebrantable espíritu de combate, basado en la superioridad moral de quien defiende el territorio de la patria.

Que independientemente del resultado final de esta dura lucha, se mantendrán vigentes los objetivos básicos fijados por la Junta Militar en relación con la recuperación de las Islas, quedando expresamente sentado que la soberanía no será negociada ni vulnerada la dignidad nacional bajo ningún concepto".




Comunicados de Gran Bretaña


Inglaterra, Abril 25, nº 20: Tropas británicas desembarcaron en Georgias del Sur, esta tarde, poco después de las 4 de la tarde, hora de Londres. Ya han tomado control de Grytviken. Alrededor de las 6 de la tarde, hora de Londres, la bandera blanca fue izada en Grytviken junto a la bandera argentina y poco después fuerzas argentinas se rindieron a las fuerzas británicas.

Las fuerzas argentinas sólo ofrecieron una resistencia limitada a las tropas británicas. Nuestras fuerzas desembarcaron utilizando helicópteros y estuvieron apoyadas por un número de naves de guerra, así como por una nave auxiliar.

Durante la primera fase de esta operación, nuevos helicópteros dispararon sobre el submarino argentino Santa Fé, en las inmediaciones de Georgias del Sur. Este submarino fue detectado con las primeras luces del día y fue atacado porque representaba una amenaza a nuestros hombres y a las naves británicas. Todavía no tenemos información sobre las bajas argentina.

El comandante de la operación ha enviado el siguiente mensaje:

«Ruego informar a Su Majestad que la Insignia Blanca flamea junto a la Unión Jack en Georgias del Sur. Dios salve a la reina».

La operación fue desarrollada cumpliendo con nuestro derecho inherente de auto defensa, según el artículo 51 de la Carta de la ONU.

El gobierno de Su Majestad, de todas maneras, continúa comprometido (de acuerdo con la resolución 502 del Consejo de Seguridad) en la búsqueda intensiva de una solución a través de negociaciones para la crisis provocada por la agresión argentina. Pero en todo momento hemos dejado en claro que nuestra búsqueda de una solución negociada no excluye el uso de la fuerza.

Inglaterra, Abril 25, nº 21: En cumplimiento de nuestro derecho inherente de auto defensa, según el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, helicópteros británicos atacaron hoy a un submarino argentino hostil, en las vecindades de Georgias del Sur. No hay todavía información adicional.

Inglaterra, Abril 25, nº 22: Según nuestras últimas informaciones, el submarino argentino Santa Fé, que fue atacado por helicópteros británicos, se encuentra ahora en King Edward Point, Gritvyken. La gravedad de los daños que experimentó todavía no es conocida. Pero todavía está humeando, perdiendo combustible y escorado. Podría incluso haber encallado. Consideramos que las averías internas son graves.

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