Críticas de Veredicto final (1982) - FilmAffinity
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Veredicto final

Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2009
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira esta crítica cuando hayas visto la peli. Como no me cabe toda, parte la cuento aquí y parte en el spoiler. Pero no te la pierdas: es una película imprescindible. Excelente.

La película comienza magistral: con un hombre cualquiera, jugando al pinball en un bar, bebiendo cerveza y la enorme luz de la vida fuera del bar. Después vamos descubriendo a un alcohólico, y después a un abogado de cuarta que va a buscarse la vida en los entierros.
Perdedor y héroe. ¿Quién le puede acusar de hacer algo malo a quien la vida le empuja hacia abajo y tiene que pagarse el alcohol para que cada mañana no le tiemble la mano?
Es un ser infantil y todavía inmaduro: está más preocupado por una partida de pinball que por acudir al Juzgado a seleccionar el jurado.
También se le dibuja como egoísta: no pide opinión a sus clientes sobre si prefieren aceptar el trato o pleitear; para él es una cuestión personal en la que obvia a sus clientes en beneficio de su delirio.
Colirio. Yo lo he hecho en mañanas duras tras una noche de copas. Esta película está inundada de estos pequeños detalles en los que te sientes identificado y la hacen creíble. La manera despreocupada de fumar, de coger los vasos, de beber…Narra con parsimonia y deleite su vida cotidiana de un hombre derrotado, muerto en vida por un pasado y una adicción.
Se van desvelando datos de su vida personal anterior a lo largo de toda la película: el personaje va creciendo y creciendo en guión y a la vez está excepcionalmente interpretado. Frankie Galvin no se transforma en mariposa inmediatamente. La transformación nunca es completa, sino que el personaje sigue recayendo a lo largo de toda la película. Cae y se levanta con la dignidad del que ya ha tocado fondo. Pero la película no es una depresión. Está siempre presente una oscura esperanza, una (limitada) capacidad de redención.
La escena en la que saca las fotos de la chica en coma es antológica. Soberbia. Y la inmediatamente siguiente en la que se entrevista con el Obispo Paul Newman vuelve a dar un recital. Sin estridencias. Lo fácil sería la sobreactuación. Presten atención. La interpretación es de 10. Retrata perfectamente a un maldito muy humano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MODIGLIANI
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4 de enero de 2010
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película de Lumet sobre el poder, la ambición, la verdad y la mentira, la lealtad, el amor. Constituye un retrato del alma humana apasionante. Como apasionante es la interpretación de Paul Newman, UNA DE LAS MEJORES DE LA HISTORIA DEL CINE, y sin duda la mejor de su larga y prolífica carrera, en mi opinión. El resto de los actores están también realmente inspirados en sus papeles, destacando el veterano James Mason, como retorcido abogado defensor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caratti
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31 de agosto de 2007
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he creído en la justicia, no en la ley. No dudo que ésta fue planteada en orden de aplicar la justicia, pero tampoco dudo que los jodidos poderosos pueden emplearla casi como les plazca y que tenga más agujeros que un colador. Quizá sea esa la razón de que las películas de juicios no me apasionen (ahora mismo no recuerdo ninguna), pero sí me suelan interesar.

"Veredicto final" es para mí otra película de juicios, no me vuelve loco, pero estoy todo el rato pendiente de lo que ocurre en la pantalla. Llego a identificarme con ese abogado perdedor que interpreta Newman y con sus posibles motivaciones que nunca llegan a aclararse del todo, pero que se intuyen, a lo que ayuda sobremanera la modélica interpretación de este peso pesado.

El reparto es excelente, desde la muy guapa Charlotte Rampling y Jack Warden, siempre eficaz secundario, hasta el prodigioso James Mason, grande entre los grandes. El papel de Mason es el de abogado implacable, vamos, el cabrón, personaje que sobre el papel no tiene mayor sustancia y al que el actor dota del necesario relieve para hacerlo impecable. Lástima que no tenga más minutos.

Es una película sobria, que sortea con agilidad la frialdad, y tremendamente efectiva en los momentos clave. Esto ocurre cuando detrás de las cámaras se esconde alguien que sabe lo que tiene que hacer, Sidney Lumet. Buena.
GVD
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19 de agosto de 2008
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para alguien poco acostumbrado a ver cine puede ser una película de juicios más. A mi me parece una obra maestra absoluta. Al fin y al cabo el director no es otro que el de Doce hombres sin piedad. Empezando por el indiscutible, Paul Newman, y el resto de los personajes: Como hablan, como miran, como callan; la profundidad psicologica del mundo que se intuye en sus actos y en sus ojos. Comenzando por el plano de apertura, vemos la sombra de algo que en un pasado pudo llegar a ser un hombre, bebiendo y jugando, en la oscuridad de cualquier antro de cualquier parte. Su vida ha perdido el norte por una traición profesional, en el ejercicio de la abogacía, y solo el horizonte de un nuevo caso puede ayudarle a redimirse. Pero le ha tocado el peor enemigo, esa fiera incontenible que es capaz de replegarse con toda su maldad: El obispado. Culpables de enviar a una mujer a un estado vegetativo de por vida, (magistral la escena en la que Newman decide ir a por todas, al comprobar en persona el lamentable estado de la mujer) han contratado al mejor bufet de abogados para darle la vuelta a la tortilla.Pero el atractivo perdedor, sabedor de que es esta su última oportunidad, no quiere dejar escapar la opción de volver a sentirse vencedor una vez más en la vida. Cuando a uno no le queda nada, la dignidad es la única tabla a la que aferrarse. Entonces aparece ella, en varios encuentros de factura impecable en el bar, y entiende su pasado, su presente y su causa. Pero la maquinaria sibilina del poder ha empezado a actuar, donde Newman descubre en una gran escena, que no fue él el único intento de soborno. A lo largo de la película, mediante esos profundos ojos azules, vamos cayendo poco a poco al interior de los sentimientos y pensamientos del protagonista, mediante una puesta en escena lenta pero firme, dura y fría como una roca, en un alarde interpretativo sin igual. La relación de la pareja es la de necesidad en época de crisis. Sus diálogos son excelentes:
- ¿Por qué eres tan dura?
-Te lo diré luego
-¿Tendremos un luego?

Fundamental verla en versión original para poder apreciar la interpretación de Newman, de las mejores de su carrera. El doblaje de ella es malísimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roberto Granda
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29 de diciembre de 2008
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el conocimiento profundo del alma humana del genial director Sidney Lumet (Doce hombres sin piedad, Tarde de perros...), Paul Newman se entrega al mejor trabajo de su
carrera, uno que le identifica con el fracaso como caída en picado de una manera de vivir en compañía de otros (algo que el propio actor experimentó cuando murió uno de sus hijos), y además se sumergió en las profundidades más abyectas del despreciable solitario que amarga la vida a quien más le quiere... hasta que, claro, estamos en el cine, y también en el teatro que Lumet siempre domina tan bien, así que el conflicto tiene que palpitar y hay que enfrentarse a él, aunque en la cima de la altísima, inexpugnable montaña social-económica-moral se encuentre un abogado tan feroz como para ser interpretado por James Mason (frío, pragmático hasta la náusea) y en el camino enamorarse de Charlote Rampling, la mujer que más hombres ha dejado en el camino como quien no quiere la cosa, casi sin belleza aparente, casi sin ganas pero con lascivia de órdago...

Así las cosas, Veredicto (tal el título original) se expande con la sabiduría de un grupo de incondicionales del talento con el gran Jack Warden como secundario de lujo (si no te acuerdas de él, en cuanto aparezca lo reconocerás) y además, Lindsay Crouse y, sobre todo, Milo O´Shea en el papel de un tipo tan extraordinariamente corrupto que es capaz de reírse en tu cara con la peor de las artes.

Veredicto: un grupo de grandes artistas que lo dan todo para ofrecer una obra maestra en la que se dirimen las cosas fundamentales de la vida: la solidaridad, la pobreza extrema, la necesidad de amar y ser amado, la búsqueda de un gramo de justicia en la opulenta sociedad del primer mundo.

Es una película de intensas y sutiles emociones, en la que de pronto alguien ofrece el primer as del superviviente: "Actúa como si tuvieras fe y la fe renacerá en ti".

Y como si esto fuera poco ofrece un final redondísimo y un epílogo muy teatral, lento cae el telón sobre una inquietante llamada telefónica.
horacio
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