Crítica: The Penitent – A Rational Man - Cineuropa

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VENECIA 2023 Fuera de competición

Crítica: The Penitent – A Rational Man

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- VENECIA 2023: La película de Luca Barbareschi es un torpe intento de construir un discurso en contra de la trituradora de los medios, la cultura de la cancelación y la corrección política

Crítica: The Penitent – A Rational Man
Luca Barbareschi en The Penitent – A Rational Man

En el último trabajo de Luca Barbareschi, The Penitent – A Rational Man [+lee también:
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, que se proyecta fuera de competición en el Festival de Venecia de este año, el protagonismo recae sobre algunos de los temas más candentes y las posturas más polémicas de la opinión pública. La historia, ambientada íntegramente en Nueva York y basada en la obra homónima de David Mamet, gira en torno a un psiquiatra judío llamado Carlos Hirsch (Barbareschi), cuya carrera y vida privada dan un vuelco repentino al negarse a testificar a favor de un joven paciente latino (Fabrizio Ciavoni) que ha asesinado a ocho personas.

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La película no tarda mucho en mostrar que el paciente pertenece a la comunidad LGBT, y que un error de impresión —que no da la “impresión” de ser fruto de la casualidad— cometido por un redactor de un periódico, en el que se citan los escritos del médico sobre la homosexualidad publicados con anterioridad al caso, atrae la atención de los medios de comunicación y del sistema judicial. Técnicamente, Hirsch no ha cometido ningún delito, pero el psiquiatra se enfrenta a un dilema moral, ya que se refugia en el juramento hipocrático durante los interrogatorios y se niega a revelar el expediente de su paciente para no traicionarlo.

En sí mismo, el hilo argumental es suficientemente atractivo, oportuno y original. Lo que parece no funcionar, no obstante, son algunas de las decisiones de dirección y puesta en escena. La película parece más bien una obra de teatro, ya que no se ven más de dos o tres personajes en ninguna de las escenas de la película, y la mayoría de ellas se desarrollan en interiores bastante claustrofóbicos.

Por desgracia, los actores sobreactúan en todo momento. Es cierto que las situaciones a las que se enfrentan los personajes son extremadamente tensas, pero esto hace que les veamos gritar y poner demasiado énfasis en ciertas palabras durante la mayor parte del tiempo. Y aunque el personaje de Barbareschi es el verdadero protagonista (y el que debería estar más enfadado), Catherine McCormack (que interpreta a su preocupada esposa) hace un trabajo mucho más cuestionable, ya que exagera su interpretación con una histeria insoportable de principio a fin. Si bien es cierto que Barbareschi opta por un enfoque más equilibrado, las limitaciones de su interpretación van siendo cada vez más visibles y evidentes a medida que aumenta la tensión.

Se trata de una película muy farragosa, pero la mayoría de los diálogos —sobre todo los que mantienen Barbareschi, su abogado Richard (Adam James) y el fiscal (Adrian Lester)— pueden contener ideas y perspectivas intelectualmente estimulantes que resulta interesante analizar con detenimiento, estés o no de acuerdo con sus respectivas posturas sobre la situación. La puesta en escena los convierte en la encarnación cinematográfica de los diálogos de Platón, y este es quizá el elemento más atractivo de la película, aunque se trate de diálogos difíciles de seguir y cargados de repeticiones y figuras retóricas pomposas. En un monólogo en concreto, pronunciado por Barbareschi en la segunda mitad de la película, se hace un intento más abierto de criticar la cultura de la cancelación y de lo políticamente correcto, pero parece más un desvarío que la expresión de un tema subyacente que pudiera dar lugar a la acción o al conflicto.

El cierre del arco narrativo vuelve a ponerlo todo patas arriba. En definitiva, el conjunto parece constituir el intento de un experimento que tenía  —al menos sobre el papel— mucho más potencial. El resultado final es torpe, y parece bastante improbable que vaya a tener mucha repercusión en el debate público actual.

The Penitent – A Rational Man ha sido producida por la italiana Eliseo Entertainment y RAI Cinema. Goodfellas, con sede en París, se encarga de las ventas internacionales del largometraje.

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(Traducción del inglés)

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