Once castillos de Francia para viajar a su esplendor medieval

Entre reyes y hadas

Once castillos de Francia para viajar a su esplendor medieval

Estos monumentos son una pequeña muestra que ayuda a imaginar la riqueza histórica desplegada en el vecino país.

El legado monumental de Francia es realmente descomunal. El país se enorgullece de su pasado, conservando y casi alardeando de su patrimonio. Rico en hitos trascendentales para la historia de Europa, en ese contexto destacan sus castillos. Desde la Edad Media hasta el siglo XVI, atayalas, fortines y fortalezas cumplieron un papel defensivo a la vez que «publicitaban» el poder de sus regentes.

 

Se conservan vestigios de torres almenadas, portones feroces y murallas de gran espesor. Luego, cuando ya no había duelos entre vecinos y no era tan necesario desconfiar, las fortificaciones se abrieron como ciudadelas y los antiguos bastiones se embellecieron como palacios envueltos por jardines y con tesoros artísticos en el interior. En esta selección de Viajes National Geographic te ofrecemos una pequeña muestra de este imponente legado francés.

Seguir viajando

Suscríbete a nuestra newsletter para descubrir cada domingo los viajes más sorprendentes

 

Haut-Koenigsbourg
Foto: Shutterstock

HAUT-KOENIGSBOURG

En la pequeña comuna alsaciana de Orschwiller se asienta el castillo de Haut-Koenigsbourg, uno de los grandes emblemas de la región, a pesar de su reconstrucción neogótica. El bastión fundacional se situaba a 755 metros en la cima del monte Stophanberch, donado el año 774 por Carlomagno a la abadía medieval de Lièpvre. En 1192, por su importancia ya ostentaba el sobrenombre de «castillo del rey». Luego, entre los siglos XIII y XIV pasó a manos de los duques de Lorena, los señores de Rathsamhausen y finalmente de los de Hohenstein.

 

Convertido en refugio de los llamados caballeros bandoleros (chevaliers brigands) que asolaron los campos de Alsacia durante la segunda mitad del siglo XV, el castillo fue asaltado e incendiado. Las reformas no llegaron hasta 1918 culminándose con el amueblado del interior. En la visita actual, tras atravesar la puerta que conduce al patio, se contempla un despliegue de murallas guarnecidas y sistemas de defensa, así como el pozo y los sistemas para recuperar el agua de lluvia. Y en el interior, donde sorprende la gran cantidad de mobiliario, se visitan estancias como la Sala del Trono, la de Recepciones, la bodega, la armería o la capilla.

Seguir viajando

Fougeres
Foto: Shutterstock

FOUGèRES

El castillo de Fougères mantiene intacta su fisonomía. Se trata de uno de los llamados chateau forts que poblaban Francia en el medievo. El conjunto, formado por varios grupos de edificios, se asienta sobre un promontorio de esta localidad de la Bretaña, circundado por el río Nançon, siendo considerado por muchos historiadores como «uno de los más imponentes castillos de Europa».

 

Sus dimensiones, ocupa más de 2 hectáreas, se justifican porque, alrededor de un primer bastión, fue creciendo una ciudadela que proporcionaba refugio a la población en caso de ataque. Fue entonces cuando se forjó su fama de inexpugnable, dada su posición de frontera entre el ducado de Bretaña y el reino de Francia. Hasta tres anillos de murallas reforzadas con bastiones y torreones protegían este gran complejo fundado en el siglo XII, que fue ampliándose hasta el XV cuando, con el fin de la independencia bretona, cedió su función militar.

Carcassonne
Foto: Shutterstock

CARCASONA

La visita a Carcasona hace viajar en el tiempo. La ciudad histórica, en una loma a orillas del río Aude (al otro lado se extiende la urbe nueva), está considerada el mejor ejemplo de ciudadela medieval de Francia y uno de los más completos de Europa. Es cierto que su aspecto se debe a la remodelación que realizó el ingeniero Violet-le-Duc en el siglo XIX, no sin cierta controversia. Tras atravesar la puerta almenada de Narbona y cruzar un puente levadizo sobre un foso hoy seco, se entra por fin en la inexpugnable ciudad-monumento.

 

Un paseo adoquinado discurre entre un doble lienzo amurallado de 3 km de longitud, forma ovalada y 52 torres rematadas por pináculos. La Cité está hoy repleta de tiendas de objetos artesanales y restaurantes que preparan el típico guiso cassoulet. Imprescindible la visita en el recinto al castillo del siglo XII y la catedral gótica. La ciudad es un enclave perfecto para iniciar la Ruta de los Castillos cátaros de Francia.

Seguir viajando

Ussé
Foto: Shutterstock

USSÉ

El fantasioso castillo de Ussé se enmarca en la región centro del Valle del Loira. Culminado por agujas y torreones que embellecen su visión, su origen se remonta el siglo XV, aunque luego fue remodelado sucesivamente por los distintos propietarios que tuvo hasta adquirir su fisonomía final renacentista. Con el tiempo se le añadió una capilla de estilo gótico dedicada a Santa Ana, los jardines de estilo francés y una terraza desde la que admirar un maravilloso panorama sobre el río Indre. La visita al interior permite admirar la gran escalinata, las bóvedas del vestíbulo y los apartamentos reales.

 

Desde el torreón central, otra escalera de caracol conduce a las llamadas pasarelas de de los Guardias y a otros salones suntuosos, con muebles de época, suelos de parquet y muchas piezas de arte. En la Sala de los Guardias sorprende una pintura en trampantojo que imita el mármol. También destaca la maravillosa galería con tapices de Bruselas del siglo XVI, diseñada por Vauban. En una de las torres se muestra una exposición dedicada a la Bella Durmiente en el Bosque. Y es que son muchas las leyendas que afirman que este fue uno de los castillos que inspiró a Disney para su película. Declarado Monumento Histórico de Francia, Ussé fue inscrito en la Unesco en 2002 como Patrimonio de la Humanidad, en el grupo de Castillos del Loira.

Seguir viajando

Suscinio
Foto: Shutterstock

SUSCINIO

Suscinio es una pequeña comuna francesa de la región de Bretaña, asentada entre la Península de Rhys y el océano Atlántico. Su armonioso castillo empezó a erigirse en el siglo XIII en el solar de un priorato religioso alrededor del cual se desarrolló al inicio una finca agrícola. Enseguida adquirió relevancia y fue convertido en residencia de los duques de Bretaña, que apreciaron el lugar como punto estratégico para la defensa de la había de Mor Braz, frente al golfo de Morbihan, y se enamoraron de este territorio que avanza entre marismas y costas rocosas, playas suaves y puertos encantadores.

 

Tras la Revolución Francesa de 1789, fue expoliado y vendido por partes, cosa que lo condujo a la ruina. La reconstrucción iniciada en la década de 1980 recuperó la estructura y salones del interior. La importancia arquitectónica del recinto es tal que, aún cuando estaba en ruinas, ya fue incluido en la primera lista de 1840 de los Monumentos de Francia.

Seguir viajando

Pierrefonds
Foto: Shutterstock

PIERREFONDS

Pierrefonds es una pequeña comuna del departamento de Oise, en la región de Haut France. Su escueto tamaño contrasta con la potente imagen de su castillo, declarado Monumento Histórico de Francia. Las raíces del recinto se hallan en un fortín del siglo XIV, aunque su aspecto actual se debe a la reconstrucción realizada en la segunda mitad del XIX por Eugène Viollet-le-Duc, el mismo que rehabilitó Carcassona. No estaba previsto más que restaurar un torreón para servir de residencia ocasional al emperador Napoléon.

 

Pero el arquitecto lo convenció de edificar sobre los vestigios del fortín una residencia fastuosa que culminó con torres circulares de aspecto gótico en la fachada y una pequeña capilla en el interior. El castillo de Pierrefonds está abrazado por el frondoso bosque público de Compiégne, de 14.417 hectáreas que lo convierten en el tercero más extenso de Francia.

Castelnaud
Foto: Getty Images

CASTELNAUD-LA-CHAPELLE

En el valle del Dordoña se localiza Castelnaud-la-Chapelle, uno de los pueblos en la lista de «los más bonitos de Francia». Fue fundado en el siglo XII a partir de un enclave cátaro de 1214. Durante el XV, al igual que otros enclaves fortificados del Périgord, el pueblo fue transformándose en un agradable enclave en el que vivir. Su castillo se alza sobre un espolón, siendo su ubicación en una colina que mira al río su principal atractivo como uno de los pueblos colgantes de Francia.

 

La imponente fortaleza medieval que lo corona está asimismo clasificada como uno los monumentos históricos más bellos del país. Su silueta confiere un aspecto desafiante y además permite disfrutar de vistas que incluyen las cercanas y fotogénicas villas colgadas de Beynac y La Roque-Gageac. La fortaleza aloja un Museo de la Guerra en la Edad Media, donde se recrean artilugios de tortura y se exhibe una importante colección de armas y armaduras. 

Peyrepertuse
Foto: Shutterstock

PEYREPERTUSE

El castillo de Peyrepertuse se alza como flotando en el aire sobre el municipio de Duilhac-sous-Peyrepertuse, en el sur de Francia. Este emblemático nido de águila es un majestuosos testimonio de los cátaros, los monjes-soldados de este movimiento religiosos medieval, que convulsionó la historia de Europa. Alzado sobre una escarpada cresta pétrea de unos 800 metros de altitud, se accede hasta él por un camino de ronda, boscoso al inicio, pero que al ganar altura se va volviendo empinado y desnudo de vegetación.

 

Las murallas hoy en ruinas se extienden a lo largo de unos 300 metros horizontales en un recinto de unos 50 metros de anchura, aferradas a la estrecha cima con paredes verticales alcanzan los 80 m de alto. Al penetrar en la fortificación, curiosamente por una pequeña y simple puerta defendida por una barbacana, uno siente que más que un castillo entra en una pequeña villa medieval. Se considera el castillo cátaro más remarcable y un ejemplo de la arquitectura militar de la Edad Media en el sur de Francia.

Seguir viajando

Bonaguil
Foto: iStock

BONAGUIL

En la región de Nueva Aquitania se asienta la coqueta localidad de Bonaguil, extendida entre las comunas de Saint-Front-sur-Lémance y Fumel, está dominada por un fotogénico castillo que se erige en un altonazo sobre el pueblo. El nombre del bastión deriva de bonne aiguille (buena aguja) en referencia al sitio defensivo que ocupaba.

 

Construido entre los siglos XV y XVI sobre un fortín anterior, está considerado «uno de los ejemplos más majestuosos que se conserva de la arquitectura militar de su época en Francia». Dos puentes levadizos permiten el acceso a su patio de honor, mientras la estructura erizada de torreones está rodeada por una doble muralla de la que sobresale la Torre del Homenaje, un estrecho y agudo torreón, al oeste de la Gran Torre, de planta circular. El castillo está catalogado como Monumento Histórico desde el año 1862.

Vitré
Foto: Shutterstock

VITRÉ

La visita a la histórica provincia de Champaña despierta los sentidos al contemplar sus ciudades, monumentos y laderas cubiertas de viñedos. En ese entorno brilló Vitré, que entre los siglos XV y XVII nutría de tejidos de lino a media Europa, siendo uno de los centros manufactureros más prósperos de Francia. La ciudad conserva aquella atmósfera y muchos monumentos, sobresaliendo su Castillo, bien preservado y extendido en un altozano desde el que se domina el valle del río Vilaine.

 

El conjunto, declarado Monumento Histórico de Francia, tiene base triangular y está precedido por un foso hoy seco, que refuerzan torres y torreones cilíndricos. Hasta él se llega desde el centro histórico, aún hoy en parte amurallado, caminando por callejuelas medievales con casas con tejados de madera y torreone del siglo XIII. La ciudadela está en realidad formada por distintos grupos arquitectónicos, el más antiguo del siglo XI y el último, una refinada residencia, del XVI. Uno de los edificios aloja un museo con tapices de Aubusson y de Flandes y otro es la actual sede del Ayuntamiento de la ciudad.

Mont Saint-MIchel
Foto: iStock

MONT SAINT-MICHEL

Es la joya de Normandía, el sitio más visitado de Francia y también, un viaje en el tiempo repleto de leyendas. La imponente abadía-fortaleza del Mont Saint-Michel, destino de peregrinaje desde la Edad Media, hace siglos que empezó a ser conocida como «La Maravilla». El monumento emerge sobre esta amplia bahía donde el Atlántico coincide con el estuario del río Couesnon, frontera natural entre esta región y la también francesa Bretaña. El impactante recinto, en un islote de apenas 4 kilómetros cuadrados o 960 metros de circunferencia, abraza un pequeño burgo y la famosa abadía, ambos de origen medieval. El conjunto fue uno de los primeros Patrimonio de la Humanidad de la Unesco (1996) que tuvo Francia.