Críticas de We the Animals (2018) - FilmAffinity
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We the Animals

Drama Manny, Joel y Jonah recorren el camino de su infancia soportando el volátil y conflictivo amor de sus padres. Mientras Manny y Joel van camino de convertirse en una versión de su padre, Jonah se entrega a un mundo imaginado por su propia cuenta. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coger una hoja, un Post-it, un trozo de papel, da igual, y rayarlo compulsivamente. Llenarlo de centenares de miles de garabatos aparentemente inconexos hasta que acaben formando un dibujo. El subconsciente tomando posesión de nuestra mano.

Esta es una acción levemente forzada o involuntariamente habitual en los niños. Un gesto o una práctica que, muy sutilmente, en “We the Animals” es usada como un valioso recurso narrativo, una línea argumental (a ratos paralela, a ratos principal) indispensable no solo para entender, sino para vivir en primera persona las dudas, miedos y sueños de Jonah.

Jonah es los ojos de esta película. Él, el menor, y sus dos hermanos, Manny y Joel, son los desatendidos hijos de una madre inestable y un padre irascible, el fruto de una relación tóxica. Tres niños que viven salvajemente entre el descontrol, el maltrato y la miseria.

Pero este no es únicamente otro retrato sobre la dureza de la infancia en barrios desfavorecidos y familias desestructuradas. La sorprendente ópera prima de Jeremiah Zagar es mucho más que eso, es sobre todo una historia de crecimiento.

Zagar, hasta ahora documentalista, busca meternos vívidamente en la mente de este niño de nueve años. La pérdida de la inocencia, el autodescubrimiento, las nuevas motivaciones, las nuevas frustraciones… Como en los primeros actos de “Moonlight” (Barry Jenkins, 2016) o en “Boyhood” (RichardLinklater, 2014), se parte del niño con el fin de entender al futuro adulto.

Pero, como señalaba al principio, la novedad viene en forma de trazos gruesos hechos con lápices de colores: donde no llegan las cámaras, los diálogos o hasta los silencios, llega el tesoro más preciado de Jonah, sus dibujos. La sutileza con que estos se fusionan con los fotogramas amplía el abanico argumental y abre progresiva y minuciosamente la puerta hacia el mundo interior del protagonista. Una nueva capa que se suma a la ya de por sí profunda narración.

Por simple que pueda ser el resultado, pintar o dibujar es un acto liberador. Propuestas cinéfilas como esta, claramente también.

www.cqn.cat
Xiclotró de partícules
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20 de marzo de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recorriendo algunos de los temas y recursos favoritos del cine independiente norteamericano, el hasta ahora documentalista Jeremiah Zagar ofrece en su debut en la ficción una bonita y reveladora obra que aborda principalmente la infancia desvalida y la desestructuración familiar causada por la pobreza, el racismo y la falta de expectativas, teniendo como consecuencia la dejación de funciones de unos padres abrumados por estas circunstancias socioeconómicas.

Esta especie de cruce entre "El árbol de la vida" (y en general la poesía melancólica de Malick) y "Moonlight", tiene virtudes y aciertos que la hacen especialmente atractiva, como es, por ejemplo, la creativa utilización de la fértil imaginación del pequeño de los tres niños protagonistas (el que ofrece el punto de vista de la narración), a través de los compulsivos dibujos que realiza cada noche debajo de su cama (que se muestran asimismo animados en la pantalla, en otro gran acierto artístico), y que revelan inconscientemente su personalidad e identidad en formación.

Gran acierto el casting de esos niños asilvestrados y casi permanentemente semidesnudos que corretean y juegan como lo harían despreocupadamente y correspondería a su edad... si no fuera porque la vida les ha golpeado haciéndoles tener que ver en ocasiones la desesperación, desidia y agresividad de sus progenitores.

Una sorpresa, muy rollo Sundance, que ofrece buenas ideas y una cuidada y atractiva fotografía, pero ante todo una gran capacidad de observación a través de la fascinante mirada de su menudo y magnífico personaje principal.
Amor Perro
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19 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sabor dulce que te deja esta película a pesar de los dramas que aborda, es sublime.
la fotografía, los planos, los paisajes y esos sonidos naturales te envuelven junto con la historia de estos tres niños, que se la pasan jugando y corriendo por el bosque semi-desnudos,despreocupados,instintivos, comportamientos propios de la niñez, que poco a poco y sutilmente se van empañando por la incertidumbre, el desconcierto y toxicidad que expresan sus padres en su relación y con ellos mismos.
La historia esta contada a través de los ojos del mas pequeño Jhona, quien va narrando esta historia y como va afectando su personalidad, lo va haciendo en un cuaderno, en donde dibuja y expresa cuestiones de su subconsciente que van marcando aspectos de su identidad en construcción.
Un lirismo visual y un cautivador retrato de los miedos, alegrías y cambios de la infancia.
Es de esas películas que te trasmiten muchas emociones y se quedan ocupando un lugar en tu corazón.
Marlene
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22 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estilo narrativo de We The Animals dicta una manera particular de conectar y transmitir su alegría - efímera - y su dolor. Con trazos firmes y sentidos, se dibuja una historia más fuerte de lo que aparente, con un tono agradable, digerible y disfrutable. Transcurre con tal ritmo que pareciera ser más corta de lo que es, y la sensación que deja es refrescante.

El sabor latino a través de de la música, sumados al entorno natural de sus escenarios, se conjugan para dar sabor a una pieza que mezcla muy bien la fantasía y la realidad. Además de encontrar en la técnica de animación una potente herramienta para ayudar a narrar mejor el acontecer. Es entonces uno de esos ejemplos donde prima la forma sobre el contenido, aunque estos encuentran su balance.

De un verano acalorado, ferviente y agitado, de pocas prendas y ante la desnudez de los sentimientos y la realidad de la familia pasamos a un invierno de intromisión y dolor, de dudas y temores. Un drama revelador y muy potente en su forma y fondo, con estupendas actuaciones y un ritmo cautivador.
jdvlazio
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