Juan Ambrocio Jiménez
@linea_th
Tehuacán además de ser considerada “Ciudad de Indios”, por muchos años también fue conocida como una de las zonas con aguas minerales únicas, lo que la proyectó económicamente a generar la industria refresquera.
Y es que pocas ciudades en nuestro país han trascendido de una forma saludable como pasó en Tehuacán, un municipio situado en las faldas del Pico de Orizaba y que de forma natural recibe en su subsuelo los escurrimientos de los glaciares de la montaña.
Esto generó que al hablar de la ciudad se relacionara con agua mineral gasificada, lo que catapultó a su comercialización masiva.
Es de resaltar la cantidad de manantiales, escurrimientos y de galerías filtrantes de agua del subsuelo tehuacanero, los cuales atraviesan gran parte de la región, situación que dio pie a la aparición a mitad del siglo pasado de empresas como Balseca, Garci-Crespo, San Lorenzo, San Francisco, Etiqueta Azul, El Riego y Peñafiel, entre algunas otras que intentaron florecer y que detonaron la economía local y, mejor aún, elevaron el reconocimiento de la ciudad a nivel nacional e internacional.
Sobre todo porque a principios del siglo XX, al agua mineral de Tehuacán siempre se le atribuyeron propiedades curativas, tan es así que en aquellos tiempos los ciudadanos Anacarsis Peralta y Joaquín Pita emprendieron el embotellado de una marca de agua mineral nombrada como “Cruz Roja”, haciendo alusión a esa propiedad sanadoras, lo que propició que fuera aceptada por la gente de buena parte del país.
Ante esa situación, el poblano Miguel Mantilla, quien ya se dedicaba al embotellado de refrescos junto con su familia, intentó probar suerte en Tehuacán.
Para ello se trasladó a esta ciudad y emprendió el negocio con una inversión inicial de 25 mil pesos, siendo así como Miguel Mantilla inició operaciones en el año de 1905 en el manantial "El Riego" embotellando además del agua mineral y el resto de los refrescos que su familia también comercializaba en Puebla.
Poco a poco la empresa del joven empresario empezó a resaltar y tener gran éxito, sin embargo, la competencia no tardó y casi de manera inmediata surgió "San Lorenzo Mineral Waters Company", siendo el inversionista Leo Fleishman, de origen norteamericano, quien se instaló muy cerca de donde se ubica el balneario San Lorenzo.
Esto propició que otras marcas de refresco que comercializó el señor Mantilla surgieran como Estrella Roja, Estrella Verde y Águila Roja.
Sin embargo, fue hasta después de la revolución mexicana, cuando una vez más se pensó en invertir en Tehuacán.
Conocedores de las virtudes y fama de las aguas minerales, José María Garci-Crespo de la Vega y Carlos Silva fundaron en junio de 1928 la empresa "Manantiales de Tehuacán S.A.", quienes empezaron a embotellar y distribuir agua mineral en la zona centro del país.
Aunque fue en 1937 cuando la empresa cambia su razón social a "Manantiales Garci Crespo S.A. de C.V. y dos años después abren una distribuidora en el Valle de México.
Para el año de 1948, el señor Garci-Crespo deja la sociedad y con su salida la empresa cambia su denominación a "Manantiales Peñafiel S.A".
Cabe mencionar que este nombre se debe a la roca o peña que obstaculiza las corrientes subterráneas, y da lugar a los manantiales.
Mientras tanto José Garci-Crespo decidió poner una embotelladora con capital único y fundó en 1949 "Embotelladora Garci-Crespo S.A. de C.V".
Poco a poco la industria refresquera empezó a ganar fama en la década de los años 50 y 70, en donde fue su mayor impacto comercial y de renombre a nivel internacional.
Lo que trajo consigo un crecimiento en cuanto a infraestructura se refiere, ya que se edificaron hoteles e incluso un campo de golf, todo con patrocinio de las embotelladoras.
Tal fue el impacto que se generó, que la competencia aumentó y la ciudad se llenó de embotelladoras, generando fuentes de empleo, así, Tehuacán fue (muy de lejos) uno de los 217 municipios de la entidad poblana que más recursos generara.
Sin embargo, hoy en día solo se recuerda la importancia que tuvo la industria y que dejó marcas como Garci-Crespo, San Lorenzo, El Riego, Etiqueta Azul, San Francisco y la ahora única y autosuficiente Peñafiel, que perdura en el mercado de las bebidas gaseosas como la más preponderante.
La industria prodigiosa que elevó a Tehuacán hoy un mito que busca sostenerse con museos, motes y apenas recuerdos de algunos cuantos que vieron el bello momento que las embotelladoras dejaron en esta tierra.