La mansión Playboy se queda sin su gruta del amor | Gente | EL PAÍS
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La mansión Playboy se queda sin su gruta del amor

El nuevo propietario de la famosa casa que compró a Hugh Hefner ha derribado todos los recuerdos de las noches de sexo y fiestas

La piscina de la Mansión Playboy, en Los Ángeles.
La piscina de la Mansión Playboy, en Los Ángeles.FREDERIC J. BROWN (AFP)

La mansión de 29 habitaciones en Holmby Hills que perteneció al magnate de Playboy, Hugh Herfner, durante 43 años y hasta su muerte en 2017 a los 91 años, está siendo completamente remodelada. La residencia fue comprada por el millonario Daren Metropoulos por 100 millones un año antes del fallecimiento de su propietario, a quien permitió vivir allí hasta el final de sus días. Entre las modificaciones de la famosa casa está la desaparición de la famosa gruta del amor que se utilizaba para sus memorables fiestas.

La casa, símbolo durante años del culto al sexo, fue durante mucho tiempo la única residencia privada en Los Ángeles con licencia para fuegos artificiales y una de las pocas que tenía permiso para tener un zoo. También contaba con la famosa gruta del amor, una piscina de agua caliente dentro de una falsa cueva y rodeada de colchones en los que los invitados "se echaban la siesta”, como explicaban sus guías en las visitas oficiales.

El inmueble de piedra de inspiración gótica fue erigido en 1927 en el número 10.236 de la calle Charing Cross pero no fue hasta 44 años más tarde cuando Hefner la adquirió por 1,1 millones de dólares. En aquella época supuso el movimiento inmobiliario más caro de la ciudad de las estrellas. Apareció en capítulos de series como Sexo en Nueva York, El príncipe de Bel Air y Entourage. Contaba con 29 habitaciones, varias cocinas, una sala de juegos, una bodega y una sala de cine.

Hefner presumió en esa casa de una vida de excesos, en fiesta permanente y rodeado de modelos. Allí invitaba a todo Hollywood. Estar en la mansión era ser alguien en Los Ángeles. Earvin Magic Johnson, la estrella de Los Lakers en los ochenta, relataba en un documental que asistió a fiestas en las que había 100 mujeres para 10 hombres. Ser invitado a la Mansión Playboy se convirtió en una especie de ritual para reconocer que te habías hecho famoso en Hollywood.

La mansión Playboy tenía una gruta artificial con agua, islotes, colchonetas y luces tenues, en la que era posible bañarse, descansar, tomar una copa y entablar conversación con los demás invitados.
La mansión Playboy tenía una gruta artificial con agua, islotes, colchonetas y luces tenues, en la que era posible bañarse, descansar, tomar una copa y entablar conversación con los demás invitados.Foto: Flickr

Daren Metropoulos el nuevo dueño de la mansión Playboy se considera un tipo normal, un exponente de la clase media estadounidense, amante de la cerveza en lata y los aperitivos que dejan los dedos grasientos. La diferencia con los demás está en que la bebida, la pasta precocinada y los bocaditos de atún forman parte de su fortuna. La popular marca estadounidense de cerveza PBR (Pabst Blue Ribbon), las conservas de pescado Bumble Bee y Chef Boyardee, que hace comida de inspiración italiana en lata, son las estrellas de su catálogo de inversiones. También tiene una participación en el famoso chocolate de San Francisco Ghirardelli. Además, a Metropoulos, de origen griego como delata su apellido, se le conoce por salvar a un icono de Estados Unidos, los bollos Twinkies, algo así como el Tigretón y la Pantera Rosa en España. De sus planes para la famosa mansión no ha dado ninguna pista de momento.

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