En 2022, el suicidio en España se mantuvo como la primera causa de muerte externa en España con un incremento del 5,6% con respecto al año anterior y una tendencia que vino agravándose desde 2018. Este escenario, desgraciadamente, no ha variado a grandes rasgos. El Ministerio de Sanidad ha publicado este viernes los datos recabados del servicio de prevención del suicidio a través del teléfono 024: un total de 260.033 llamadas en dos años de funcionamiento. A su vez, con datos de 2023, el Teléfono de la Esperanza, registró 187.592 llamadas, un 20% de ellas constitutivas de crisis de proyecto vital y conductas suicidas. 

Los números son sobrecogedores. De este cómputo de cifras, 12.846 fueron derivadas al servicio de emergencias 112 para ofrecer a los pacientes una atención de carácter más urgente. Cabe remarcar que una persona puede realizar más de una llamada al 024, por lo que esta suma final no es sinónimo de individuos únicos.

Las llamadas son clasificadas por el Ministerio dirigido por Mónica García según el nivel de gravedad. El 21,2% de ellas fueron consideradas de riesgo medio-alto, el 32,2% de riesgo medio -la más predominante, que supone una de cada tres recibidas-, mientras que el 24,9% fueron de riesgo bajo. Los casos más preocupantes se registraron bajo el parámetro de riesgo muy alto representando el 8,1% de las llamadas (11.995) y, a la par, en el 3,8% del total (5.668 llamadas) hubo un intento de suicidio. A la contra, el 9,7% del cómputo global fue etiquetado como riesgo muy bajo.

El 024 no sólo está indicado para aquellas personas que se estén planteando el suicidio, sino que a la vez es un servicio de apoyo para las familias y acompañantes de estos. Cabe hacer un nuevo desglose al respecto: 148.446 llamadas fueron de usuarios, 5.200 de familiares, 18.472 de allegados o del entorno educativo. El número de Sanidad también refleja que ha recibido en dos años un total de 23.419 llamadas silenciosas, otras 695 de Emergencias, 8.555 no pertinentes y otras 40.767 sin catalogar.

La línea de teléfono 024 se impulsó el 10 de mayo de 2022 como iniciativa del Gobierno central, constituyéndose como un servicio gratuito, confidencial y público de prevención de la conducta suicida y gestionado por Cruz Roja. Su fin último es proporcionar a las personas que lo necesiten una atención específica las 24 horas al día durante todo el año.

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Las mujeres de mediana edad y los jóvenes veinteañeros, los más afectados

Pese a que el suicidio, y más aún el trabajo de prevención para evitarlo, es una tarea sanitaria que radica en el epicentro de la sociedad, lo cierto es que hay ciertos grupos de la población que se ven más afectados por este fenómeno. Según se refleja en los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, son las mujeres de entre 50 y 59 años las que más han acudido en estos dos últimos años al servicio del 024, representando el 39,1% de las llamadas.

"Las mujeres tienen más facilidad para pedir ayuda. Por el contrario, los hombres somos los que más cometen suicidios. Parece que hace referencia a un rol de género en la petición de ayuda", asegura en declaraciones a este periódico el psicólogo del Teléfono de la Esperanza José Cabrera.

A la vez, la frecuencia de patrón entre grupos sociales sigue la pista, en una escala menor que la anterior, a los jóvenes en torno a la veintena, los cuales representan el 11% de las llamadas; mientras, los treintañeros, el 8,87%. ¿Qué aspectos hay de realidad en el prejuicio acuñado como ‘generación de cristal’? “Es un estereotipo con un nombre desafortunado. Más que una 'generación de cristal', la cuestión es que los jóvenes se están enfrentando a un contexto que no tuvieron generaciones anteriores y en el que prima el aislamiento. Entre los jóvenes hay mayor conciencia de la problemática de la salud mental, lo que también reduce el estigma. Tiene que ver dos factores: el ser una franja de población que presenta más problemas de salud mental, pero también que cada vez, de forma natural, tiende a expresar estos problemas", subraya el psicólogo consultado. 

En espectros de población más reducidos, se denotan las diferencias entre los grupos de edad más pequeños, con 3,87% de las llamadas procedentes de niños y jóvenes de entre 10 y 19 años; y 2,8% de mayores de 70 años.

Andalucía y Madrid registran el mayor número de llamadas

Al igual que la situación no es homogénea en la realidad de la población, tampoco lo es en lo que concierne al reparto de la geografía nacional. Al someter a las comunidades autónomas en una comparativa entre ellas, Sanidad destaca (con datos hasta diciembre de 2023) que Andalucía lidera como la región que más llamadas ha registrado en el 024.

En concreto, Andalucía registró el 19,3% de las llamadas totales; seguida por la Comunidad de Madrid (17,5%), Cataluña (14,9%) y la Comunidad Valenciana (10,1%).

Como bien se ha descrito en líneas anteriores, el suicidio se mantiene como la primera causa de muerte externa en España. Siguiendo los datos reflejados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 fallecieron 18.574 personas por esta causa, 1.743 más que en el ejercicio anterior (10,4%). Comprendiendo los datos en estos cinco años (desde 2018 a 2022), la mortandad por suicidio en nuestro país se incrementó en un 19,5%.

Necesidad de un Pacto de Estado contra el suicidio

Debido a que la concienciación social sobre la salud mental es cada vez mayor y que en los últimos años ha roto con muchos estereotipos y tabúes, además del trabajo ejercido al respecto por los actores sanitarios, urge con aún más tesón la necesidad de impulsar un Pacto de Estado contra el suicidio.

Tal y como desveló en conversaciones con este periódico el psicólogo Javier Urra, los puntos primordiales que debería llevar este acuerdo se centran en la contratación de más profesionales de salud mental -en España tan sólo hay seis psicólogos por 100.000 habitantes-, formación de profesorado, transmisión de trascendencia y focalizar la base en los problemas acuciantes que radican en una conducta suicida.

Cogiendo de referencia las llamadas al 024 y el cómputo de datos de los últimos años, lo cierto es que son los jóvenes de más de 15 años y los ya veinteañeros el grupo de población que presenta la mayor frecuencia en esta problemática. El número de jóvenes entre 15 y 19 años que han intentado dejar voluntariamente de vivir ha aumentado en un 41,5% entre 2020 y 2021, y el de suicidios en adolescentes es el más alto desde el año 2000. Si en 2021 llamó la atención la alta cifra de suicidios infantiles (cuando murieron 22 niños de entre 10 y 14 años), actualmente también destacan las muertes de menores de 30 años (descontando las infantiles), que han pasado de 316 a 341 (un 7,9% más). 

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