Nylander se crio entre Canadá y Estados Unidos, lo cual lo ayudó a impregnarse de la cultura y del modo de vida en esas dos naciones, aunque cuando la carrera profesional de su padre en la NHL concluyó, toda la familia se mudó a Europa, en particular a Estocolmo, la capital sueca.
Fue allá donde William siguió puliendo sus habilidades dentro del deporte mientras su padre continuaba su carrera profesional, la cual se hallaba ya en la parte final. A pesar de ello, en 2013-14, cuando tenía 17 años, cumplió el sueño de jugar con su padre en el equipo Södertälje SK de la Liga profesional de Suecia, instancia en la que su talento fue detectado por la NHL y desde donde daría el salto trasatlántico ahora a la inversa.
Prospecto bien valorado; debut en la NHL no inmediato
Las sólidas actuaciones de Nylander en la Liga de Suecia le abrieron los ojos a los buscadores de talento, quienes empezaron a ponerlo en una categoría aparte, aunque muchos de ellos ponían como un pero su estatura (1,75 metros) en 2014. Luego habría de crecer para alcanzar una talla de 1,83, definitivamente centímetros que le han ayudado sobremanera.
No obstante, fueron sus cualidades ofensivas y su talento para manejar el puck lo que empujó a los Toronto Maple Leafs a jugársela y reclutarlo como la octava selección global del Draft de la NHL de 2014; sin embargo, William no era un proyecto instantáneo, había que dedicarle tiempo a su maduración.
Es por eso que Nylander todavía se mantuvo jugando una temporada más en Suecia, en el equipo Modo Hockey en la campaña 2014-15, aunque ese mismo año se trasladó para integrarse con los Toronto Marlies, el equipo filial de los Maple Leafs en la American Hockey League (AHL), donde permaneció por espacio de dos campañas, depurando su estilo de juego y adaptándose al estilo norteamericano.