Premios: 2 Oscar (más 1 premios y 4 nominaciones) Ver más
El eterno galán
“Dicen que hacer de malo es difícil, pero yo creo que interpretar personajes buenos lo es mucho más, porque hay que hacerlos interesantes”, dijo una vez el legendario Gregory Peck. Y sin duda que él lo conseguía, pues se le recuerda más por personajes que encarnaban la honradez y la generosidad.
Nacido en La Jolla, California, el 5 de abril de 1916, Eldred Gregory Peck tuvo una infancia trágicamente marcada por el divorcio de sus padres. Se quedó bajo la custodia de su padre, farmacéutico, que trabajaba por las noches, así que pasaba mucho tiempo con sus abuelos. A los diez años ingresó en la Academia Militar de Los Angeles, y después se licenció en medicina, en la Universidad de Berkeley, por deseo de su padre.
Pero él no tenía inquietud de ejercer como médico, así que probó fortuna en los escenarios. Desde el principio estaba claro que tenía un enorme carisma y un desmesurado atractivo físico, por lo que enseguida le reclutaron para una obra de Broadway. En los escenarios, llamó la atención de los ejecutivos de Hollywood, que le ofrecieron un contrato. El éxito no se hizo de rogar, pues “Las llaves del reino” le convirtió en una estrella, por el talento con el que interpretó al padre Francis Chisholm, misionero que luchaba contra las adversidades en China.
Fue la estrella que menos suerte tuvo con Hitchcock, pues Recuerda y El proceso Paradine son cintas menores, con algunos hallazgos, del maestro del suspense. Duelo al sol no sorteaba con éxito los convencionalismos del melodrama, pero tiene momentos maravillosos. Tras la redonda El pistolero, el actor interpreta grandes papeles, como el corresponsal americano Joe Bradley, en Vacaciones en Roma. ¿Y qué decir de “el hombre de Boston”, icono del cine de aventuras en El mundo en sus manos? Igual de fuerza tenía El hidalgo de los mares, otro clásico del género. Tan bien hizo de héroe que al público le costó aceptarle como Ahab, un hombre obsesionado por la venganza, en Moby Dick, la película más vapuleada por la crítica de John Huston.
Tras un primer matrimonio, se casó en 1956 con la periodista Véronique Passani, que permaneció a su lado hasta su muerte. Entre títulos memorables, como Mi desconfiada esposa, Horizontes de grandeza, Los cañones de Navarone, El cabo del terror y tantos otros, su favorito siempre fue Matar a un ruiseñor, de Robert Mulligan. En esta brillante adaptación de la novela autobiográfica de Harper Lee, interpreta a Atticus Finch, honrado abogado que defiende a un negro injustamente acusado de violación, en un pueblo sureño. De paso, les ofrece una lección de ética a sus hijos. Este trabajo le hizo ser el primer californiano que ganó el Oscar al mejor actor.
Durante la guerra de Vietnam, supo conjugar su oposición a la intervención americana, con el apoyo a los soldados, pues entre ellos se contaba algún hijo suyo. El mayor, Jonathan, le dio el mayor disgusto de su vida, pues se suicidó con un disparo de escopeta. A finales de los 70, Peck seguía en activo, ofreciendo interpretaciones memorables en La profecía, MacArthur, el general rebelde y Los niños del Brasil.
El público le siguió apoyando siempre, pues cuando con más de setenta años protagonizó Gringo viejo, el film fue un gran éxito gracias a su presencia. El actor falleció el 12 de junio de 2003, en compañía de su esposa.
Premios
Ganador de 1 premio
- Actor principal Matar a un ruiseñor
Nominado a 1 premio
- Actor principal Almas en la hoguera
Nominado a 1 premio
- Actor principal La barrera invisible
Nominado a 1 premio
- Actor principal El despertar (1946)
Nominado a 1 premio
- Actor principal Las llaves del reino