A 26 días de la elección en la que se renovará todo el sistema político tamaulipeco a excepción de la gubernatura, las campañas han entrado en una meseta.
Es verdad que hay algunas regiones y municipios donde la tensión va en aumento por condiciones muy particulares y por el nivel de competencia, pero la radiografía general arroja la percepción de que no habrá mayores sorpresas.
Esto quiere decir que el mapa político del estado no cambiará demasiado el 2 de junio.
Habrá claro, campanadas de uno y otro lado, pero al final el balance general no sería muy distinto.
Así lo dicen las encuestas de las preferencias electorales, pero hay un dato que parece más revelador sobre la dinámica actual: el nivel de aceptación que conserva el presidente López Obrador en la recta final de su mandato.
Con algunas diferencias, pero la mayoría de las encuestadoras coinciden en que AMLO dejará la presidencia con porcentajes de calificación positiva de entre un 60 por ciento y un 80 por ciento. Estas mediciones son entendibles en municipios como los fronterizos donde la marca Morena ha penetrado exitosamente desde hace al menos seis años, pero resultan sorpresivas en otros puntos de la entidad, como Tampico, donde el panismo ha sostenido resultados positivos en las últimas elecciones.
La evidente popularidad del presidente choca con la narrativa que ha empleado la oposición en la campaña presidencial y que habla de un país en llamas, sumido en una crisis sin precedentes y al borde de una dictadura.
Es verdad que hay problemas graves que la administración federal no ha podido resolver en temas como seguridad y salud, pero la República está lejos de ese retrato.
Las quejas de la ciudadanía ahí están. Pero por encima de ellas, entre un amplio sector de la población -las clases históricamente desprotegidas, sobre todo- se sienten ahora más satisfechas con su gobierno.
La clave parece estar en la economía.
La entrega de los apoyos sociales y los incrementos al salario mínimo han representado un paraguas en la situación financiera de millones de personas, como puede apreciarse en los indicadores del consumo que arrojan tanto organismos privados como el INEGI.
En el 2023, este aumentó un 4.2% más que los años anteriores a la pandemia, lo mismo que los indicadores del comercio al por menor y de servicios.
Este año sigue la misma tendencia, anclada en un aumento real en los ingresos de los mexicanos.
El salario base de cotización del IMSS aumentó en promedio 5.2 % de forma anual durante el 2023, también un porcentaje mayor que el promedio de años anteriores para el periodo 2019-2022.
Las estadísticas se traducen en que después de muchos años de insistencia con un modelo económico distinto que dejó fuera de sus beneficios a la mayor parte de la población, ahora esos mexicanos tienen más dinero en el bolsillo para gastar.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES