Una de las películas situadas en el top de Netflix es Garra, la nueva cinta de Adam Sandler dirigida por Jeremiah Zagar, con un guion de Taylor Materne y Will Fetters. Rodada parcialmente en Mallorca y co-protagonizada por Juancho Hernangómez, había expectación por ver si el ruido que generó su rodaje estaba a la altura del resultado final. Vamos al lío.
De qué va Garra
Garra cuenta la historia de Stanley, un ojeador de la NBA (Adam Sandler) que viaja alrededor del mundo buscando nuevos talentos para los Philadelphia 76ers. En Mallorca descubre a Bo Cruz (Juancho Hernangómez), un jugador tan talentoso como problemático. En contra de la opinión de sus jefes, Stanley lleva a Bo a los USA para una prueba. La cosa se lia y ambos deberán demostrar lo que realmente valen en una nueva historia de redención de esas que tanto gustan a los americanos, como bien dice un personaje en un momento de la película.
Como es fácil imaginar, el final es previsible (ya hemos hecho spoiler al decir que es una historia de redención) por lo que lo importante aquí es el viaje. Para eso Garra toma elementos de otras películas redentoras, con Rocky a la cabeza como referente por aquello de estar ambientada en Philadelphia y con la mítica Hoosiers, más que ídolos por aquello de que cualquier película que gire en torno al baloncesto tiene esa película como listón a superar.
El resultado final es un híbrido que a ratos es bastante previsible pero que tiene algunos elementos interesantes que hacen destacar a Garra muy por encima de la media de lo que Netflix y Adam Sandler nos tienen acostumbrados.
A favor
Lo primero que llama su atención es su estilo y su producción, seco y tosco en algunas escenas, casi como si fuera un documental para una historia donde no hay épica impostada ni heroicidades marvelianas. Stanley y Bo son personajes con pies de barro, muy expuestos a los golpes de la vida. Entrenan como lo haría Rocky Balboa en el siglo XXI y se ganan su lugar en partidos callejeros que se vuelven virales. Incluso el partido definitivo es un partido a puerta cerrada sin cámaras y sin público, sólo para directivos que quieren saber con quién se juegan los dólares.
A su favor también la gran interpretación de Adam Sandler, que demuestra que si le da la gana puede hacer algo menos escatológico de lo habitual en él. Seguramente Garra sea la mejor película de Sandler para la plataforma, aunque eso no es decir mucho porque el listón estaba francamente bajo.
También hay que señalar que si uno es aficionado a la NBA se lo pasará en grande con los cameos de entrenadores y jugadores, presentes y pasados, de la liga norteamericana. Confieso que he reconocido a muy pocos pero al final te los muestran uno a uno. Supongo que el hecho de que Lebron James produzca la película ha ayudado a contar con ellos, confiriendo mucho realismo a la trama.
En contra
La verdad es que pocas cosas. Quizás la historia, pero no por mala sino por ser algo previsible y trillada. No creo que le reviente nada a nadie si digo que al final Bo Cruz acaba jugando en la NBA, aunque sea en otro equipo que el que entrena Stanley.
Por otro lado, si bien Adam Sandler está más que bien, quien le tenga manía mejor que no vea la película porque sale en el 99% de las escenas. Sin exagerar. Sólo hay una, una única escena en las casi dos horas que dura Garra, donde Sandler no sale y es aquella en la que la madre de Bo le dice lo que Stanley significa para él.
Casualmente (o no) es la única escena donde se ve un atisbo de algo parecido a la interpretación en el rostro de Juancho Hernangómez, a quien Dios no lo ha llamado a seguir el camino de Hollywood (por suerte para la selección española de baloncesto). Pero queda la duda de si la lagrima que suelta fue algo que salió de él o le estaban quemando los pies con un hierro al rojo.
En definitiva, pocos errores en una película que se sitúa entre las mejores de Netflix estrenadas este año (otra vez no es decir demasiado, la verdad), una película que redime no sólo a sus personajes sino también a Adam Sandler, capaz de lo peor y de películas como Garra.
Un saludo, sed felices.
Muy buena película, aunque la de Diamantes en bruto me gustó mucho más hay que reconocer que cuando Sandler se pone serio hace muy buenas películas e interpretaciones
Si, es una lástima que no se prodigue más o que no caiga en manos de directores con personalidad. Pienso en Travolta cuando trabajó con Tarantino, que venía de hacer Mira quien habla 3. Un abrazo.