Crítica: Gentle Giant - Octopus | El Portal del METAL

Gentle Giant - Octopus

Enviado por el richard de … el Dom, 14/04/2019 - 18:11
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1. The Advent of Panurge
2. Raconteur, Trobadour
3. A Cry For Everyone
4. Knots
5. The Boys In the Band
6. Dog's Life
7. Think of Me With Kindness
8. River

Disco Completo

“Expandir las fronteras de la música popular contemporánea con el riesgo de convertirnos en algo muy impopular”. Esta declaración de los propios Gentle Giant en los inicios de su carrera podría considerarse cuasi profética. En una década en la que la experimentación y el romper barreras estaban a la orden del día, donde grupos tan complejos como Yes, Genesis o Emerson, Lake & Palmer vendían discos como roscos, el gigante afable consiguió ser el más rarito dentro del grupo de los raros. Si tuviera que explicarle a alguien que es el rock progresivo le enseñaría este Octopus sin lugar a dudas, porque si progresivo significa ir un paso por delante y levantar barreras, Gentle Giant lo que de verdad eran es progresivos al cuadrado.

Y claro está que un grupo tan arriesgado, que mezcla música de cámara barroca, con rock, blues, soul, jazz, música de trovador… no está destinado a llegar al gran público. Sin embargo, aunque no consiguieron el reconocimiento de otros compañeros de género como lo puedan ser Pink Floyd o Jethro Tull, cuya propuesta aun siendo enrevesada era bastante más accesible que la suya, sí que consiguieron un gran seguimiento de culto. De hecho, es raro que hoy le preguntes a un fan del rock progresivo sus diez bandas favoritas de los 70s y en su lista no se encuentren Gentle Giant. Igual que difícil sería que no mencionara entre sus álbumes predilectos de la época obras magnas como The Power And The Glory, Free Hand o la maravilla que hoy nos ocupa, Octopus.

Para 1972, fecha de salida de Octopus al mercado, Gentle Giant ya tenían bastante experiencia en el mundillo. Su debut homónimo ya presentaba a una banda con muchísimo potencial, pero eso sí, sin ninguna personalidad. La música era buena, pero sonaban a simples seguidores de Robert Fripp y sus huestes carmesíes. Por otra parte, su segunda obra, Acquiring The Taste, se despegaba de ese sonido tan influenciado por King Crimson, pero se encontraba perdido en un mar de experimentación muy poco coherente que nos regaló varios momentos mágicos pero que no fue capaz de plantarse como una obra definitoria. No fue hasta la llegada de Three Friends que consiguieron un verdadero pelotazo y comenzaron a mostrar un sonido propio, sonido que terminarían de definir aquí.

Una vez comienza “Advent of Panurge” nos damos cuenta de lo que se nos viene encima. Tiempos que no cesan de variar, voces intercaladas que se complementan la una con la otra (el toque definitorio de Gentle Giant), influencias de música clásica en la intro que se ven relegadas al comenzar los agresivos riffs jazz que pueblan las primeras estrofas del tema, instrumentos poco comunes en nuestra música como lo puedan ser el clavinet o la trompeta, letras que hacen alusión a literatura francesa renacentista… Una vez devoramos esta obra maestra de canción es cuando somos plenamente conscientes de lo que tenemos entre manos, y cuando podemos afirmar con total seguridad que la frase con la que comencé esta reseña no era un atrapatontos, sino la definición perfecta de la música de estos hechiceros londinenses. Añadir rarezas a la música es muy fácil, hacer música (y además de primer nivel) con rarezas está al alcance de muy pocos, y hacerlo al nivel de Gentle Giant es solo alcanzable por los propios Gentle Giant, así de sencillo.

Después de la mezcolanza de estilos y texturas que es “Advent of Panurge” nos encontramos con “Raconteur, Troubadour”, un tema mucho más sencillo pero no por ello menos experimental. Aquí Gentle Giant deciden explorar a fondo su faceta más medieval, siendo esta canción una especie de recreación de las cosas que cantaban y bailaban los trovadores en las plazas de los pueblos hace más de 500 años pero adaptada a los tiempos que corren y pasada por su filtro. Sin embargo, “A Cry For Everyone” cambia completamente de tono de nuevo y se presenta como uno de los temas más netamente rockeros del disco, con unas estrofas que podrían estar sacadas de la guitarra de un Blackmore o un Iommi, y unas secciones instrumentales mucho más complejas y “siderales” que me recuerdan a Yes. El grupo no solo quería demostrar que era capaz de tocar cualquier estilo que se les presentase, quería demostrar que podían ser los mejores en cada uno de ellos.

Y ahora toca el turno de hablar de “Knots”, un tema al que le voy a dedicar un párrafo, pero que realmente merecería un texto entero para él. Que coño un texto, merece que en la universidad, en la carrera de musicología, se le dedicase una asignatura entera a desentrañarlo. Y es que es increíble como semejante maraña musical es capaz de funcionar como una sola pieza sin desmoronarse, y es que bastaría con que una sola pieza se moviese para que se desplomara cual torre de jenga. Como una vez leí en una aclamada revista de música, “Knots” no es una canción, es arquitectura hecha con música. Un compendio de voces y sonidos que por sí solos no significan nada, pero que una vez juntos son capaces de crear una de las mejores y más originales canciones de la historia del rock progresivo. Y no solo eso, sino que probablemente se llevaría el premio a primera y única canción de rock con solo de xilófono, una idea que en papel puede sonar extraña, pero que funciona igual de bien que el resto de la obra.

A estas alturas, seguir desgranando todos los temas de la obra sería absurdo, puesto que todos los elogios que podría ser capaz de inventar no describirían ni en uno por cierto la grandeza de la música de estos genios. Si aún no he sido capaz de hacerte interesar por este disco, ya no lo conseguiré por muchos cumplidos que caigan sobre la maravillosa instrumental “The Boys In The Band”, la raruna y medieval “Dog’s life”, la semi-balada (y mayor éxito comercial del disco) “Think of Me With Kindness” o los serpenteantes, oscuros e hipnóticos riffs de “River”. Canciones las cuales no tienen nada que envidiarle a la primera parte de la obra, cosa que dadas las circunstancias es mucho decir.

Si existiera una ciudad basada en el rock progresivo estoy seguro de que en la plaza del mercado habría una estatua de Octopus, y de que el alcalde sería Derek Shulman, el cual no fue solo la imagen de Gentle Giant, sino que en su consiguiente carrera como ejecutivo de discográfica nos proporcionó los primeros contratos de gente como Bon Jovi, Cinderella, Dream Theater o Pantera. Pero de lo que más seguro estoy es de que si la pregunta es, ¿rock progresivo? La respuesta siempre será Gentle Giant.

Derek Shulman: Voz principal y saxofón
Phil Shulman: Trompeta, saxofón, melófono y voz principal
Ray Shulman: Bajo, violín, violín eléctrico, guitarra acústica y percusión
Gary Green: Guitarra eléctrica y percusión
Kerry Minnear: Piano, Hammond, minimoog, clavinet, mellotron, chelo, vibráfono, percusión y voz principal
John Weathers: Batería, bongos, cimbales y xilófono

Sello
Vertigo