Federico II el Grande hereda hacia 1740 una Prusia que todavía es un estado joven, territorialmente disperso y en aparente construcción. Cercada por el beligerante baile de los gigantes continentales, las ambiciones de las naciones vecinas y el acoso de las costosas guerras, la estabilidad de la región parece pendiente de una multitud de débiles equilibrios.
El hombre que hasta ahora ha velado por dicha estabilidad ha sido Federico Guillermo I, el “Rey Sargento”, un soberano que, amparado en los pilares de la moral pietista, la escuela y el ejército, ha dotado a Prusia de orden, estabilidad y progreso pero que ahora, presa de la edad, agoniza en su cama.
Federico II
¡Mil veces más me sacrificaría por vuestra majestad!
Hans Hermann von Katte, sus últimas palabras
Finalmente Federico Guillermo I moría en su cama el 31 de mayo de 1740, momento tras el cual su hijo accedería al trono con el nombre de Federico II Hohenzollern, rey de Prusia. Sin tiempo de reacción para comenzar grandes reformas, el nuevo rey iniciará su mandato lastrado por la fuerza de los acontecimientos, pues apenas cuatro meses después moría en Viena el Emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico (el pretendiente al trono de España derrotado en la Guerra de Sucesión española), último de los Habsburgo, y lo hacía sin descendencia directa clara… Federico II pasaba a la acción sin vacilar.
“Si recorremos la historia militar sin prejuicios encontraremos que son muy raros los casos (…) en que un general activo y resuelto, mediante rápidas marchas, venció con un mismo ejército y varios de sus contrarios”
C. Von Clausewitz, De la Guerra
A un número creciente de tropas instruidas en estas artes, habrá que sumar la introducción de innovaciones técnicas (como la potente artillería prusiana de baterías móviles a caballo) así como las tecnológicas (como la baqueta de hierro frente a las de madera), pues fueron decisivas en las victorias militares que habrían de sobrevenir.
Finalmente queda añadir la importancia de la preparación del propio rey. Éste, había sido educado para ser un maestro de la guerra al recibir una sólida formación militar (estudios de historia, aritmética y fortificación), experiencia (su padre lo mandó al frente de un regimiento a la Guerra de Sucesión polaca) y capacidad táctica, algo que se demuestra en el hecho de que en sus grandes victorias se mostró como un líder ofensivo, capaz de tomar la iniciativa, e innovador, al introducir maniobras como la alineación de orden oblicuo (frente a la tradicional disposición lineal de batalla de centro fuerte y flancos de apoyo, Federico II emplea una táctica según la cual se destaca a vanguardia uno de los flancos muy reforzados, seguido por un centro más débil y, finalmente, el otro flanco, mucho más debilitado) empleada para flanquear al enemigo.