Mi hijo (2021), de Christian Carion

Edmond Murray trabaja en el extranjero con una empresa energética, lo que le ha llevado a descuidar a su familia, terminando la cosa en divorcio. Su vida se pone aún más patas arriba cuando su ex Joan le llama para comunicarle que el hijo de ambos, Ethan, ha desaparecido del campamento de verano en el que participaba. ¿Ha sido secuestrado? Todo apunta en esa dirección, pero nada está claro, y Edmond tiene un comportamiento agresivo, por ejemplo con Frank, la nueva pareja de Joan.

Christian Carion, que brilló ya hace bastante tiempo con Feliz Navidad,, acomete aquí el remake de su propia película Perdido, lo que no deja de ser sorprendente, pues era una película que pasó sin pena ni gloria, bien definida por Juan Luis Sánchez como “una especie de ejercicio de estilo”, pues la rodó en 6 días cámara al hombro y con el protagonista ignorante del guión completo, que se le entregaba día a día jugando a que no supiera lo que ocurría en la trama. Si bien la producción aquí está bastante cuidada, con unas estupendas fotografía y banda sonora, en lo relativo al actor James McAvoy se ha repetido la jugada, lo que da idea de que no había visto la película original, confirmando su condición de film menor.

El film es poca cosa. Porque se crean expectativas en el espectador sobre los motivos del secuestro, o si todo es una paranoia del progenitor, pero al final toda la intriga se disuelve como un azucarillo quedándose en algo insustancial. Por ejemplo, todo el clímax se alarga innecesariamente, el suspense no es claramente el fuerte de Carion. Tampoco los personajes son sólidos, poco puede hacer por ejemplo Claire Foy como la madre. Tampoco el comportamiento de la policía en el film resulta muy creíble. En fin, con mimbres comparables Denis Villeneuve hizo una joya bastante más compleja y sorprendente, Prisioneros, pero aquí el director francés no consigue, de nuevo, dar en el clavo.