Aunque el término comer se explica por sí solo, los trastornos alimenticios son más que la comida. Son trastornos de salud mental complejos que a menudo requieren la intervención de médicos y psicólogos especializados para alterar su curso.

Estos trastornos se describen en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, quinta edición (DSM-5).

Tan solo en Estados Unidos, se estima que 20 millones de mujeres y 10 millones de hombres tienen o han tenido algún trastorno alimenticio en algún momento de sus vidas.

En este artículo describimos seis de los tipos más comunes de trastornos alimenticios y sus síntomas.

Los trastornos alimenticios son una serie de enfermedades psicológicas que causan el desarrollo de hábitos alimenticios poco saludables. Podrían comenzar con una obsesión con la comida, el peso corporal o la forma del cuerpo.

En casos graves, los trastornos de la alimentación pueden causar graves consecuencias para la salud, e incluso pueden provocar la muerte si no se tratan.

Las personas con trastornos alimenticios pueden tener una variedad de síntomas. Sin embargo, la mayoría incluye la restricción severa de alimentos, atracones de comida o conductas de purga como vómitos o exceso de ejercicio.

Aunque los trastornos alimenticios pueden afectar a personas de cualquier género en cualquier etapa de la vida, son más frecuentes en adolescentes y mujeres jóvenes. De hecho, hasta el 13 por ciento de los jóvenes pueden experimentar al menos un trastorno alimenticio antes de los 20 años.

Resumen. Los trastornos alimenticios son enfermedades de salud mental caracterizadas por una obsesión con la comida o la forma del cuerpo. Pueden afectar a cualquier persona, pero son más frecuentes entre las mujeres jóvenes.

Los expertos consideran que los trastornos alimenticios pueden ser causados por una variedad de factores.

Uno de ellos es la genética. Los estudios de gemelos y adopción que involucran a gemelos que fueron separados al nacer y adoptados por diferentes familias proporcionan cierta evidencia de que los trastornos alimenticios pueden ser hereditarios.

Este tipo de investigación ha demostrado generalmente que si un gemelo desarrolla un trastorno alimenticio, el otro tiene, en promedio, una probabilidad del 50 por ciento de desarrollarlo también.

Los rasgos de personalidad son otra causa. En particular, el neuroticismo, el perfeccionismo y la impulsividad son tres rasgos de la personalidad que suelen estar vinculados a un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimenticio.

Otras posibles causas incluyen las presiones percibidas por estar delgados, las preferencias culturales por la delgadez y la exposición a los medios de comunicación que promueven tales ideales.

De hecho, ciertos trastornos alimenticios parecen ser en su mayoría inexistentes en culturas que no han sido expuestas a los ideales occidentales de delgadez.

Dicho esto, los ideales culturalmente aceptados de delgadez están muy presentes en muchas áreas del mundo. Sin embargo, en algunos países, pocas personas terminan desarrollando un trastorno alimenticio. Por lo tanto, es probable que sean causados por una mezcla de factores.

Más recientemente, los expertos han propuesto que las diferencias en la estructura cerebral y la biología también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de los trastornos alimenticios.

Sobre todo, otros factores podrían ser los niveles de serotonina y dopamina de los mensajeros cerebrales.

Por lo tanto, se necesitan más estudios antes de llegar a conclusiones firmes.

Resumen. Los trastornos alimenticios pueden ser causados por varios factores. Estos incluyen la genética, la biología del cerebro, los rasgos de personalidad y los ideales culturales.

La anorexia nerviosa es probablemente el trastorno alimenticio más conocido.

Generalmente se desarrolla durante la adolescencia o la edad adulta temprana, y tiende a afectar más a las mujeres que a los hombres.

Las personas con anorexia suelen verse a sí mismas con sobrepeso, incluso si están peligrosamente por debajo de su peso normal. Tienden a controlar constantemente su peso, evitar comer ciertos tipos de alimentos y restringir severamente su consumo de calorías.

Los síntomas comunes de la anorexia nerviosa incluyen:

  • estar muy por debajo del peso en comparación con personas de edad y altura similares
  • patrones alimenticios muy restringidos
  • un miedo intenso a aumentar de peso, o comportamientos persistentes para evitar aumentar de peso, a pesar de tener bajo peso
  • una búsqueda implacable por estar delgado, y falta de voluntad para mantener un peso saludable
  • una fuerte influencia del peso corporal o la forma del cuerpo percibida en la autoestima
  • una imagen corporal distorsionada, incluyendo la negación de estar gravemente por debajo del peso

También suelen presentarse síntomas obsesivo-compulsivos. Por ejemplo, muchas personas con anorexia suelen preocuparse por tener pensamientos constantes sobre la comida, y algunos pueden obsesivamente coleccionar recetas o acumular alimentos.

Estas personas también pueden tener dificultades para comer en público y mostrar un fuerte deseo de controlar su entorno, lo que limita su capacidad para actuar de manera espontánea.

La anorexia se clasifica oficialmente en dos subtipos: el tipo restrictivo y el tipo de atracón y purga.

Las personas con el tipo restrictivo pierden peso únicamente a través de dietas, ayuno o ejercicio excesivo.

Las personas con el tipo de atracón y purga pueden comer grandes cantidades de comida o comer muy poco. En ambos casos, después de comer, se purgan vomitando, tomando laxantes o diuréticos, o ejercitándose en exceso.

La anorexia puede ser muy perjudicial para el cuerpo. Con el tiempo, las personas que viven con ella pueden experimentar reducción de la masa de los huesos, infertilidad, cabello y uñas frágiles, y el crecimiento de una capa de cabello fino en todo su cuerpo.

En casos graves, la anorexia puede provocar insuficiencia cardíaca, falla cerebral o multiorgánica, y la muerte.

Resumen. Las personas con anorexia nerviosa pueden limitar su ingesta de alimentos o compensarla usando diversos comportamientos de purga. Tienen un miedo intenso a aumentar de peso, incluso cuando su peso es muy inferior al normal.

La bulimia nerviosa es otro trastorno alimenticio bien conocido.

Al igual que la anorexia, la bulimia tiende a desarrollarse durante la adolescencia y el principio de la edad adulta, y parece ser menos común entre los hombres que entre las mujeres.

Las personas con bulimia suelen comer cantidades inusualmente grandes de alimentos en un tiempo específico.

Cada atracón generalmente continúa hasta que la persona siente dolor por estar tan llena. Durante un atracón, la persona casi siempre siente que no puede dejar de comer ni controlar cuánto está comiendo.

Los atracones pueden ocurrir con cualquier tipo de comida, pero más comúnmente ocurren con alimentos que la persona normalmente evitaría.

Las personas con bulimia luego intentan purgarse para compensar las calorías consumidas y aliviar el malestar intestinal.

Los comportamientos comunes de purga incluyen vómitos forzados, ayuno, laxantes, diuréticos, enemas y ejercicio excesivo.

Los síntomas pueden parecer muy similares a los de los subtipos de atracón o purga de la anorexia nerviosa. Sin embargo, las personas con bulimia generalmente mantienen un peso relativamente normal, en lugar de llegar a tener un peso inferior al normal.

Los síntomas comunes de la bulimia nerviosa incluyen:

  • episodios recurrentes de atracones con una sensación de falta de control
  • episodios recurrentes de conductas inadecuadas de purga para prevenir el aumento de peso
  • una autoestima demasiado influenciada por la forma del cuerpo y el peso
  • el miedo a aumentar de peso, a pesar de tener un peso normal

Los efectos secundarios de la bulimia pueden incluir inflamación y dolor de la garganta, inflamación de las glándulas salivales, desgaste del esmalte dental, caries dentales, reflujo gástrico, irritación del intestino, deshidratación severa y trastornos hormonales.

En casos graves, la bulimia también puede crear un desequilibrio en los niveles de electrolitos, como el sodio, el potasio y el calcio. Esto puede causar un derrame cerebral o un ataque cardíaco.

Resumen. Las personas con bulimia nerviosa comen grandes cantidades de alimentos en un corto tiempo, luego se purgan. Temen aumentar de peso a pesar de que su peso es normal.

Se cree que el trastorno por atracón es uno de los trastornos alimenticios más comunes, especialmente en Estados Unidos.

Comienza generalmente durante la adolescencia y el principio de la edad adulta, aunque puede desarrollarse más tarde en la vida.

Las personas con este trastorno tienen síntomas similares a los de la bulimia o el subtipo de anorexia por atracones.

Por ejemplo, suelen comer cantidades inusualmente grandes de alimentos en períodos de tiempo relativamente cortos, y no pueden controlarse durante los atracones.

Las personas con este trastorno no restringen las calorías ni usan conductas de purga, como vómitos o ejercicio excesivo, para compensar sus atracones.

Los síntomas comunes del trastorno por atracón incluyen:

  • comer grandes cantidades de comida rápidamente, en secreto y hasta que la llenura causa molestias, a pesar de no sentir hambre
  • sentir que se pierde el control durante los episodios de atracones
  • sentimientos de angustia, como vergüenza, disgusto o culpa, al pensar en el comportamiento de comer en atracones
  • no usar conductas de purga, tales como restricción calórica, vómitos, ejercicio excesivo, o uso de laxantes o diuréticos, para compensar el atracón

Las personas con trastorno por atracón suelen tener sobrepeso u obesidad. Esto puede aumentar su riesgo de complicaciones de salud relacionadas con el exceso de peso, como enfermedad cardíaca, derrame cerebral y diabetes tipo 2.

Resumen. Las personas con trastorno por atracón consumen grandes cantidades de comida en un corto tiempo regularmente y sin control. A diferencia de las personas con otros trastornos alimenticios, no se purgan.

La pica es otro trastorno alimenticio que implica comer cosas que no se consideran alimentos.

Las personas con pica anhelan sustancias que no son comestibles, como hielo, polvo, tierra, tiza, jabón, papel, cabello, tela, lana, piedrecitas, detergente para ropa o almidón de maíz.

Tanto los adultos como los niños y adolescentes pueden tener este trastorno. Dicho esto, este trastorno se observa con mayor frecuencia en niños, mujeres embarazadas y personas con discapacidades mentales.

Las personas con pica pueden tener un mayor riesgo de intoxicación, infecciones, lesiones intestinales y deficiencias nutricionales. Dependiendo de las sustancias ingeridas, la pica podría ser mortal.

Sin embargo, para que se considere que alguien tiene pica, el consumo de sustancias no alimentarias no debe ser una parte normal de la cultura o religión de la persona. Además, no debe ser considerada una práctica socialmente aceptable por sus pares.

Resumen. Las personas con pica tienden a apetecer y comer sustancias no comestibles. Este trastorno puede afectar particularmente a niños, mujeres embarazadas y personas con discapacidades mentales.

El mericismo es otro trastorno alimenticio recientemente reconocido.

Describe una afección en la que una persona regurgita alimentos que previamente ha masticado y tragado, lo vuelve a masticar, y luego lo vuelve a tragar o lo escupe.

Esta rumia generalmente ocurre dentro de los primeros 30 minutos después de una comida. A diferencia de afecciones como el reflujo, es voluntaria.

Este trastorno puede desarrollarse durante la infancia, la niñez o en la edad adulta. En los bebés, tiende a desarrollarse entre los 3 y los 12 meses, y suele desaparecer solo. Los niños y adultos con la afección generalmente requieren terapia para resolverla.

Si no se resuelve en la infancia, el mericismo puede resultar en pérdida de peso y desnutrición grave que puede llegar a poner en riesgo la vida.

Los adultos con este trastorno pueden restringir la cantidad de alimentos que comen, especialmente en público. Esto puede llevarlos a perder peso y a tener un peso insuficiente.

Resumen. El mericismo puede afectar a las personas en todas las etapas de la vida. Las personas con esta afección suelen regurgitar los alimentos que han ingerido recientemente. Luego, lo vuelven a masticar, o se lo tragan o escupen.

El trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (ARFID, en inglés) es un nuevo nombre para un trastorno antiguo.

El término reemplaza lo que se conoce como “trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia y la niñez”, un diagnóstico reservado previamente para niños menores de 7 años.

Aunque este trastorno generalmente se desarrolla durante la infancia o la niñez, puede persistir en la edad adulta. Es más, es igualmente común entre hombres y mujeres.

Las personas con este trastorno experimentan trastornos al comer debido a la falta de interés en la comida o al disgusto por ciertos olores, sabores, colores, texturas o temperaturas.

Los síntomas comunes del trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos incluyen:

  • evitar o restringir la ingesta de alimentos, lo que impide que la persona consuma suficientes calorías o nutrientes
  • hábitos alimenticios que interfieren con las funciones sociales normales, como comer con otros
  • pérdida de peso o desarrollo insuficiente para la edad y la altura
  • deficiencias nutricionales, dependencia de suplementos o alimentación por sonda

Es importante tener en cuenta que, el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos va más allá de las conductas normales, como hábitos alimenticios quisquillosos en niños pequeños o reducción de la ingesta de alimentos en adultos mayores.

Además, no incluye la evitación o restricción de alimentos debido a la falta de disponibilidad o a prácticas religiosas o culturales.

Resumen. El trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos es un trastorno alimenticio que hace que las personas coman menos. Esto se debe a una falta de interés en la comida o a un disgusto intenso por la apariencia, el olor o el sabor de ciertos alimentos.

Además de los seis trastornos de la alimentación anteriores, también existen trastornos alimenticios menos conocidos o menos comunes. Por lo general, se clasifican en una de las tres categorías siguientes:

  • Trastorno de purga. Las personas con trastorno de purga suelen poner en práctica conductas de purga, como vómitos, laxantes, diuréticos o ejercicio excesivo, para controlar su peso o la forma de su cuerpo. Sin embargo, no comen en atracones.
  • Síndrome de comer de noche. Las personas con este síndrome suelen comer en exceso, a menudo después de despertarse del sueño durante la noche.
  • Otro trastorno alimentario o alimenticio especificado (OSFED, en inglés). Aunque no se encuentra en el DSM-5, esto incluye cualquier otra afección que tenga síntomas similares a los de un trastorno alimenticio, pero que no encaje en ninguna de las categorías anteriores.

Un trastorno que actualmente puede caer bajo el OSFED es la ortorexia. Si bien cada vez se menciona más en los medios de comunicación y en los estudios científicos, la ortorexia aún no ha sido reconocida como un trastorno alimenticio separado por el DSM actual.

Las personas con ortorexia tienden a tener un enfoque obsesivo en la alimentación saludable, hasta un punto que altera su vida diaria.

Por ejemplo, la persona afectada puede eliminar grupos completos de alimentos, temiendo que no sean saludables. Esto puede provocar desnutrición, pérdida de peso grave, dificultad para comer fuera del hogar y angustia emocional.

Las personas con ortorexia rara vez se centran en perder peso. En cambio, su autoestima, identidad o satisfacción depende de lo bien que cumplan con sus reglas autoimpuestas sobre su dieta.

Resumen. El trastorno de purga y el síndrome de comer de noche son dos trastornos alimenticios adicionales que actualmente no están adecuadamente descritos. La categoría de OSFED incluye todos los trastornos alimenticios, como la ortorexia, que no encajan en otra categoría.

Las categorías anteriores buscan proporcionar una mejor comprensión de los trastornos alimenticios más comunes y disipar los mitos sobre ellos.

Los trastornos alimenticios son afecciones de salud mental que generalmente requieren tratamiento. También pueden ser perjudiciales para el cuerpo si no se tratan.

Si tienes un trastorno alimenticio o conoces a alguien que pueda tenerlo, busca ayuda de un profesional de salud que se especialice en este tipo de trastornos.

Lee el artículo en inglés.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Suan Pineda el 1 de diciembre de 2021.

Versión original escrita el 30 de octubre de 2019.

Última revisión médica realizada el 30 de octubre de 2019.