La limpieza como servicio a una llama sagrada y misteriosa

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Chica barriendo. William McGregor Paxton, 1912.

Academia de Bellas Artes de Pensilvania

La vida ordinaria es un servicio sacerdotal, casi como ese que se prestaba a la diosa Vesta[1]. Nos ocupamos de la preservación de una llama sagrada y misteriosa. (…) Al darle a lo común un significado superior, a lo ordinario una apariencia misteriosa, a lo conocido la dignidad de lo desconocido, a lo finito una apariencia infinita, lo romantizamos.

Esto ya lo dijo Novalis. Del contexto queda claro que romantizar en el uso del lenguaje de Novalis no es nada sentimental, sino la tarea seria de la vida de todo ser humano: la transformación de lo cotidiano.

Lo maravilloso de las tareas domésticas diarias es que la limpieza ordinaria se convierte en cuidado mediante la devoción amorosa. A través del cuidado cariñoso, hacemos que las cosas prosperen. Si le damos agua a una planta, crecerá; si la cuidamos, prosperará. A través del cuidado no sólo quitamos la suciedad, sino que creamos espacio para algo nuevo. Todo en la vida necesita espacios que creemos conscientemente: para la movilidad interior y la apertura, para la conversación, para cultivar las relaciones. Los espacios hacen posible que nuestros hijos prosperen, que nosotros descansemos…

Nuestro bien más preciado, nuestro ser más íntimo, fluye en nuestro trabajo y en ésta atmósfera las personas viven, se recuperan y obtienen nuevas fuerzas para las próximas tareas. El ritmo lleva vida. El ritmo en el trabajo y en los procesos puede prevenir el agotamiento y el sobreesfuerzo, porque el potencial curativo reside en el gesto nutricio que se da ritmicamente. Y qué importante es saber que las fuerzas del amor fluyen desde nuestro centro rítmico, desde nuestro corazón directamente a través de nuestros brazos hasta nuestras manos, dándonos los poderes curativos que tan desesperadamente necesitamos hoy. Todo lo que tocamos con amor se transforma. Como dice tan maravillosamente Fausto en la habitación de Gretchen : «¡Oh querida mano! ¡Qué divina! / Esta cabaña se convierte en un reino de los cielos a través de ti «.

Durante un tiempo tuve tantas obligaciones que una estudiante me ayudaba en la casa.  A ella le permití hacer todo el oficio menos quitar el polvo. Quitar el polvo me dió la oportunidad de nutrir el alma de mi hogar. Al tocar cada mueble y objeto, los espacios habitables fueron revitalizados.

Cuando cuidamos, damos forma a nuestra vida cotidiana, a la vida misma. Todo lo que hacemos genera una conexión entre nuestro propio ser y el medio ambiente. Como el círculo y su centro. El centro está limitado a un punto, mientras que el círculo puede tener una circunferencia casi infinita. La circunferencia es la expresión de la materia, que absorbe a los seres y las cosas. El centro, un puntito, es símbolo del espíritu que irradia, proyecta. Da en lugar de recoger y conservar. El círculo es extenso, « rico », porque recibe las riquezas del espíritu. El espíritu vive en la materia que ha recibido sus riquezas, por eso no ha perdido nada. Esta ley se aplica a todos los seres que verdaderamente pueden dar.

La mayoría de las veces, a la hora de limpiar, tienes un objetivo claro: habitaciones ordenadas, y luego te frustras cuando no puedes alcanzar ese estado , muchas veces por falta de tiempo o porque te necesitan en otro lugar . La gente a menudo se queja de que no tiene tiempo y, por supuesto, nosotros no «tenemos» tiempo, hacemos tiempo, para lo que realmente queremos. Establecemos prioridades. Se trata entonces de ver el proceso de limpieza como un camino y una meta. De este modo, la limpieza y el cuidado se vuelven valiosos como proceso; no sólo tiene valor el resultado final. Cuando trabajamos con amor y dedicación, lo milagroso puede suceder, «…. aquí el tiempo se convierte en espacio «. Entonces incluso se nos da tiempo. De esta manera, todavía podemos experimentar The Brownies of Colonia[2]Si nos dedicamos completamente a la tarea que tenemos entre manos , seremos ayudados.

La parte práctica de la limpieza se basa en la percepción y el autoconsciencia. La percepción externa juega un papel importante en la calidad de la limpieza y quiere ser practicada: lo que no percibimos, no lo limpiamos. La autopercepción ocurre dentro y fuera. Cuando practicamos notar nuestros gestos, movimientos de las manos y actitud, comienza un emocionante viaje de descubrimiento.

  • El lado exterior: ¿Cómo son mis gestos? ¿Combativo o armonioso, rítmico o apresurado?
  • Los movimientos de la mano: ¿me ocupo de lo que ya no necesito, por ejemplo cocinar u hornear? ¿Cierro los cajones y las puertas de los gabinetes por completo o los dejo un poco abiertos? ¿Dejo cosas «tiradas» y uso «espacios de estacionamiento» improvisados? Así empieza el desorden.
  • El lado interno: ¿Cómo reacciono cuando encuentro desorden y suciedad, cuando encuentro pelos en el fregadero por la mañana o platos sucios en la cocina cuando quiero preparar mi primer café ?

Cuando comencé a dirigir la observación a mí misma, a mi actitud y a mis gestos, tomé conciencia de mis hábitos. Si queremos saber de dónde vienen estos hábitos, aprendemos a reconocer las fuerzas impulsoras detrás de la actividad: ¿el instinto? ¿Sentimiento? Experiencia práctica = ¿hábitos? Pensamiento puro: ¿actuar por intuición?

En su libro Filosofía de la libertad[3], Rudolf Steiner menciona que el avance de la humanidad no resulta de la repetición de acciones ya conocidas, sino de las ideas derivadas de la intuición. Para mí, el giro vino cuando recordé la frase una noche mientras limpiaba una escuela: «Si no puedes hacer lo que amas, aprende a amar lo que haces».

Mi búsqueda de formas de aprender a amar la limpieza me ayudó a descubrir la diferencia entre limpiar y cuidar.

El coraje para practicar conduce a la comprensión y a la fortaleza. El cambio siempre requiere coraje. Pero una vez que empezamos a practicar, comenzamos a adquirir experiencia y a llegar a nuevos conocimientos. Esto nos da fuerzas para continuar. Cuando volvemos a sentir fuerza , normalmente experimentamos alegría y gratitud.

Manfred Schmidt-Brabant[4] mencionó que la nueva sociedad del misterio comenzará con la familia y con los lugares donde se trabaja desde una comprensión espiritual. Todas las actividades culturales y de civilización se concentran en el hogar: ahí es donde todo se refleja. Ahí es donde la renovación debe tener su pequeño comienzo. Podemos trabajar para hacer nuestra sociedad más espiritual, para sanar. El ideal de los rosacruces no es desprenderse del mundo material, sino conectarse con éste para transformarlo.

El hombre trabaja en el proceso de limpieza a través de los cuatro elementos. Limpiamos, lavamos, purificamos y santificamos . Quien se propone transformar la suciedad, a través de este ejercicio recurrente llega a la posición de reconocer y superar el oscurecimiento y el endurecimiento en otras áreas del ser. Pero en este ámbito, como en cualquier otro de la vida, también puede haber demasiado. Entonces, por ejemplo, limpiamos y desinfectamos en exceso por miedo a enfermedades e infecciones. Demasiado orden suele ser señal de miedo a perder el control. Y el miedo suele tener un efecto paralizante.

Cuando estamos impacientes o enojados en el trabajo, sentimos que las fuerzas de la voluntad se debilitan porque nos quitan energía. Asumir demasiado también puede paralizar la voluntad porque sabemos de antemano que no se puede hacer. Si practicamos la compostura y la aceptación de nuestra situación de vida, fortalecemos nuestra voluntad. A través de la crítica y el juicio rápido, o cuando cedemos a la terquedad, la ambición y el egoísmo, algo cambia en nuestro pensamiento. Desarrollamos el pensamiento aceptando conscientemente el asunto que nos ocupa y entregándonos a éste. El aprendizaje se produce a través del esfuerzo por comprender procesos y resolver problemas. La ira y la insatisfacción, abordar las cosas con demasiada obstinación, cambian nuestra forma de sentir. Mi padre solía decirlo así: «El descontento abre la puerta a los demonios». Lo que ayuda contra esto es, sobre todo, la gratitud. Los poderes del sentimiento o del corazón se fortalecen con la gratitud, la atención plena y el interés vivo por todo lo que nos rodea: el espacio que limpiamos, la naturaleza y las personas que conocemos.

Al hacer ésto, aprendamos a utilizar la ayuda que está a nuestra disposición. La naturaleza, los elementos, los seres elementales, nuestros ángeles y los difuntos esperan ser percibidos por nosotros y ayudarnos. Una mujer africana que todas las mañanas cuidaba amorosamente el camino frente a su cabaña con su escoba casera dijo una vez que era importante hacerlo porque «… sólo los buenos espíritus pueden recorrer caminos bien mantenidos». Nosotros también podemos preparar caminos para los buenos espíritus.

Esto requiere coraje, humildad y voluntad de servir y ayudar. Entonces podremos confiar en que nuestras obras beneficiarán a toda la comunidad. Para concluir, me gustaría contar una anécdota sobre esto:

Hace unos años estuve en San Francisco. La mañana antes de mi primera asignación en la escuela, un maestro vino a verme y me dió un periódico. La portada hablaba de un hombre quién había experimentando un empeoramiento constante del desorden en una importante intersección de su barrio residencial. En particular, en una esquina se «tiraban» objetos una y otra vez: neumáticos de coche, televisores viejos, frigoríficos, etc. El barrio se deterioraba visiblemente y la delincuencia iba en aumento. Narcotraficantes, robos, hurtos y vandalismo. El hombre seguía intentando limpiar la basura lo mejor que podía, pero rápidamente se llenaba de nuevo. El mencionó que no era religioso ni creyente. Dos años antes de que apareciera el artículo, un sábado él fue al centro de jardinería y vió algunas estatuas de arcilla del Buda que acababan de entregar. Espontáneamente decidió comprar una pensando: «Si cada uno se toma la libertad de poner algo en la esquina, yo también lo haré». Entonces despejó la esquina de la calle y erigió su Buda. El domingo por la mañana, vió a dos damas coreanas vestidas de ceremonia decorando al Buda y encendiendo velas.  En unos pocos días, se construyó un pequeño templo de madera al que luego se le dio mantenimiento diario. Sorprendentemente, todo cambió para mejor. Cuando después de dos años todo seguía igual, el hombre fue a la comisaría y preguntó por las estadísticas de criminalidad. Se le confirmó que en los últimos dos años la tasa de criminalidad en esta zona había disminuido en un 82%.


Notas:

[1] En la mitología romana, Vesta (latín: Vesta; italiano: Vesta; griego: Βέστα) era la diosa del hogar, del fuego y la vida doméstica y protectora de las amas de casa.  Hija de Saturno y de Ops.  Vestal era la Sacerdotisa que estaba a su servicio.

[2] The Brownies of Cologne: Cultural treasures of the world, del autor Nuesret Kaymak

[3] Steiner, Rudolf.  Filosofía de la Libertad:  Fundamentos de una concepción moderna del mundo.  GA 04.  Editorial Rudolf Steiner; Madrid, España,

[4] Manfred Schmidt-Brabant nació en Berlin en 1926. En 1975 se convierte en miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Antroposófica General en el Goetheanum en Dornach, Suiza. Ejerce como presidente de la Junta (Vorstand) desde 1984 hasta su muerte en 2001. Su tarea durante esos años incluye la dirección de la Sección de Ciencias Sociales de la Escuela para la Ciencia Espiritual y su intensa actividad como conferenciante por todo el mundo sobre los más diversos temas de la Antroposofía.

Articulo ´compartido por Linda Thomas a través de comunicación personal.

Traducido del inglés con la autorización de Linda Thomas.

Traducción:  Carlos Andrés Guío

 

Linda Thomas

Nació en Sudáfrica en el año 1953. Reside en Suiza desde 1977. A fin de que sus hijos asistieran a la Escuela Waldorf, Linda fundó en 1988  una empresa de limpieza ecológica en Arlesheim, la cual dirigió hasta el año 2009.

En 1991, se hizo cargo de la limpieza de los aseos del Goetheanum de Dornach, comenzando un intenso trabajo de 21 años. En enero de 1993 se convirtió en jefa del equipo de limpieza del Goetheanum, cargo que ocupó hasta el año 2012. Desde 2008, empezó a formar personas en economía doméstica y aprendices de limpieza.

Una pregunta, siempre presente en su biografía ha sido: ¿es posible trabajar espiritualmente cuando se limpia y cuida un hogar o un lugar de trabajo?.

Su investigación se apoyó en el trabajo conjunto con Manfred Schmidt-Brabant dentro del grupo organizador de las conferencias anuales en el Goetheanum sobre el tema de la tarea espiritual del ama de casa.

En 2004 organizó en el Goetheanum la primera conferencia internacional sobre una nueva cultura de la limpieza, a la que siguieron otras dos en 2006 y 2008. En 2009 organizó un simposio sobre el movimiento en la gestión de instalaciones, así como una conferencia sobre la creación de orden para los llamados «desordenados».

En abril de 2012 pasó a ser directora de economía doméstica y limpieza en la Lukas Klinik de Arlesheim. Tras la fusión con la Ita Wegman Klinik de Arlesheim, asumió en 2014 la dirección de Servicios Generales de la Nueva Klinik Arlesheim, como miembro de la dirección de la clínica. Linda se jubiló a finales de agosto de 2017.

Autora del libro Why cleaning has meaning El libro se ha traducido al inglés, italiano y chino.

Página web:  https://lindathomas.org

Esta entrada tiene un comentario

  1. Liliam Pérez Restrepo

    «La limpieza como servicio a una llama sagrada y misteriosa»: excelente tema para dignificar este oficio, tan indigno para nuestra cultural colombiana. GRACIAS

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